“Hoy nos tocó a los jesuitas traer a nuestros muertos a este lugar, muertes que se unen a tantas que suceden día con día en el país. Desde aquí queremos hacer memoria de tantas víctimas de la violencia y pedir su ayuda en oración para emprender un camino para la paz”, Sacerdote Jorge Atilano González, durante la Jornada por la Paz que se llevó a cabo en la Estela de Luz en julio de 2022.

Hechos como los ocurridos en Cerocahui, Chihuahua, donde lamentablemente fueron asesinados los sacerdotes jesuitas Joaquín Mora Salazar y Javier Campos Morales, así como el guía de turistas Pedro Palma, deben generar en la población la necesidad de continuar la labor y esfuerzo al que los Padres se dedicaron por más de 50 años, así lo consideró el Dr. Sergio Molano Romero, Coordinador de la Especialidad en Educación y Construcción de Paz en la Universidad Iberoamericana (IBERO) Ciudad de México.

A dos años del incidente ocurrido en Cerocahui, el también académico en el Departamento de Reflexión Interdisciplinaria, reconoció que este tipo de noticias desalientan y provocan una pérdida de la esperanza en nuestra población. Manifestó que a pesar de tener estos sentimientos, debemos continuar con el legado y las enseñanzas de aquellos que han dedicado su vida a la labor de la construcción de la paz.  

A pesar del panorama caótico que se vive en México, el académico hizo un llamado para que no caigamos en sentimientos como el odio y el rencor, que si bien, son reacciones naturales al enfrentarnos a este tipo de noticias, lo único a lo que conducen es a generar más desgracias. Por lo que enfatizó que debemos continuar con la labor de aquellos que han caído en el trayecto.

“La violencia genera violencia, eso lo tenemos claro, está estudiado desde las neurociencias y desde la filosofía; sin embargo, los seres humanos sí tenemos más posibilidades que solamente reaccionar o solamente responder con una reacción instintiva a la violencia”.

El Dr. Sergio Molano aclaró que tampoco se trata de ignorar a aquellos que provocan esta violencia que tanto daño ha hecho al país, y dijo que también es necesario una reparación de daños por su parte, pues es una forma de que las victimas y afectados reciban un poco de paz tanto física como emocionalmente.

Dar seguimiento y fortalecer la construcción de paz

Para el académico, debemos construir espacios en donde la materia principal sea tener una sociedad en donde no exista miedo ni odio, dijo que si bien es imposible erradicarlos, sí se pueden disminuir fomentando pequeñas acciones de paz.

Recordó que espacios como los que genera el Diálogo Nacional por la Paz, se deben replicar y tomar en cuenta, pues buscan desarrollar una estrategia nacional que parta de los municipios, de las pequeñas localidades, y que ayuden a frenar la inseguridad y la violencia que se vive en nuestro país.

Compartió datos en donde se muestran las acciones que se han llevado hasta el momento.

Para el especialista, generar este tipo de espacios provoca que incluso quienes han vivido violencias, les nazca esa pequeña llama que provoca buscar soluciones antes que venganza. Reiteró que no es una labor sencilla, pues cada persona encuentra la paz de diferente modo, por lo que tampoco debemos forzar a que se sumen a estas estrategias.

“Es algo muy difícil, ¿cómo podemos pedirle a una persona que acaba de pasar por una situación traumática, a que se enfoque en generar paz?, cuando lo más probable es que en lo único en lo que piensa en venganza”.

Indicó que justo para eso se llevan a cabo agendas de paz, para que la población afectada vea que hay más caminos para crear una sociedad mejor. Reiteró que no se trata de olvidar o perdonar a quienes generan desgracias, si no que las personas agraviadas encuentren un mejor camino.

Texto: Alberto Elihú Cortés Hernández

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