La llegada de ChatGPT al ámbito educativo no trae consigo un cambio metodológico, de qué preguntar ahora al estudiantado que no pueda responder esta inteligencia artificial (IA). El verdadero cambio, que debe hacer el cuerpo docente, es determinar qué vale la pena enseñar, dijo el Dr. Luis Medina Gual, académico del Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

En ‘El futuro de la educación: ¿cómo la inteligencia artificial y ChatGPT están transformando el aprendizaje?’, conferencia que dictó a casi un centenar de maestras y maestros de preparatoria, el doctor recomendó que, a la luz de esta tecnología, el profesorado debe preguntarse qué actividades educativas serán relevantes para las y los alumnos, y cuál va a ser el foco del trabajo que dejarán a éstos, utilicen o no ChatGPT.

Otro punto importante es que las personas educadoras sepan cómo puede ayudarles esa IA en su labor en el salón de clases. Al respecto, las y los asistentes reconocieron que: en la elaboración de presentaciones interactivas, cuestionarios, planeaciones, infografías y ensayos; para buscar información, encontrar material de calidad, corregir textos, generar ejemplos para presentar en clase y calificar.

Esta tecnología, completó Medina, facilita también la vida del personal académico -que entre sus tareas más demandantes tiene las de planear y diseñar materiales, y evaluar-, al permitirle generar más productos de aprendizaje personalizados, como: elaborar preguntas de repaso, resumir contenidos, crear ejemplos de problemas, diseñar actividades didácticas y corregir la gramática y el estilo en los textos.

Los asistentes saben, y compartieron, que sus educandos ya usan ChatGPT para: generar ensayos sobre temas específicos, hacer ejercicios matemáticos, elaborar presentaciones, producir videos e infografías, como fuente de información, para evitar leer y hacer resúmenes, corregir la ortografía, para darse una idea de ejemplos que necesitan incluir en un ensayo y para formular preguntas.

Sin embargo, existe también preocupación. Una profesora preguntó: qué hacer para no alentar la pereza mental, y señaló: “es un gran riesgo, en particular en secundaria, cuando tienen que pensar para hacer un análisis de un libro y alguien más (la inteligencia artificial) les hace el análisis”. Eso les quita la oportunidad de desarrollarse cognitivamente y de tener las herramientas que más adelante les van a dar el criterio de cómo usar la inteligencia artificial.

Antes de iniciar su conferencia, el doctor Medina Gual dio a conocer algunos datos de ChatGPT, IA que en menos de un mes de haber sido lanzada alcanzó a tener 100 millones de usuarios. Esta creación de OpenAI es un modelo que trata de predecir, o sea, se le da un insumo e intenta predecirlo; al ser probabilístico, puede exponer la verdad o equivocarse. No comprende el lenguaje -no entiende las palabras como constructos-, no tiene emociones, ni conciencia, no puede garantizar precisión ni veracidad y está propenso a sesgos.

Texto y fotos: PEDRO RENDÓN

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