Estudiante de Posgrado Investiga la Experiencia de Mujeres de LATAM al Usar la Bicicleta
Las ciudades latinoamericanas durante los últimos 50 años han ido creciendo significativamente en cuanto a número de población y nivel de urbanización, principalmente por la migración de lo rural a lo urbano que generó el capitalismo neoliberal al convertir las urbes en sinónimo de “progreso”, industrialización, mayor acceso a servicios básicos, trabajo con mejores salarios, entre otras promesas que hicieron que las personas migraran a las ciudades. Este crecimiento, que usualmente ha sido descontrolado y sin planeación, ha generado diversos problemas sociales, ambientales y económicos.
Al respecto, ONU HABITAT (2019) señala que las ciudades de la región se expanden de forma horizontal hacia las periferias, lo cual hace que se incrementen las distancias que deben recorrer las personas entre los diferentes destinos funcionales y que dependan mayormente del transporte motorizado. Es así como varias ciudades latinoamericanas presentan un alto nivel de congestión vehicular, un incremento en la contaminación ambiental por las emisiones de gases de efecto invernadero, mayor sedentarismo, entre otras dificultades de movilidad, ambientales y de salud en sus habitantes.
Ante este panorama, la bicicleta retorna a la escena urbana como un medio de transporte sostenible, sustentable, económico y asequible para la mayoría de la población que permite mitigar diversos de los problemas previamente mencionados. Este medio de transporte promete diferentes beneficios que mejoran la calidad de vida a nivel individual, ambiental, económico y social; sin embargo, existen múltiples barreras como la inseguridad, la accidentalidad, la contaminación, entre otras que no permiten que sea contemplado por muchas personas como una opción para movilizarse. De esta manera, las ciudades latinoamericanas enfrentan una multiplicidad de retos para promover el uso de la bicicleta como la construcción de infraestructura y servicios complementarios; fortalecer la institucionalidad en torno a la bicicleta; obtener financiamiento para planes y programas; entre otros elementos que oriente a las ciudades a ser más cicloinclusivas.
Pese a las limitantes y retos que representa usar este medio de transporte en nuestras ciudades, su uso ha ido en aumento. No obstante, las cifras muestran que las mujeres somos las que menos nos movilizamos en este medio, lo cual puede estar relacionado con que: enfrentamos mayores barreras en su uso, tenemos patrones de viajes diferentes al de los hombres, las políticas públicas sobre este tipo de movilidad no han tenido en cuenta nuestras experiencias y necesidades y la existencia de algunos estereotipos de género.
Soy ciclista urbana desde hace 15 años y desde hace cinco he tenido oportunidad de vivir o visitar varias ciudades latinoamericanas como Bogotá, CDMX, Lima, La Paz, Santiago de Chile, Córdoba, Buenos Aires, entre otras donde he encontrado que, efectivamente, hay una menor presencia de nosotras en la vía movilizándonos en bicicleta en comparación a los hombres, además, en las conversaciones con diferentes ciclistas percibía que experimentábamos este tipo de movilidad de manera distinta, lo que me hizo pensar que el componente de género debía influir bastante en la brecha que existía y en la experiencia misma. Por otro lado, encontré que compartía con varias ciclistas miedos y retos parecidos, a pesar de que las ciudades fueran diferentes, así como encontraba motivantes similares. Esto me llevó a investigar sobre esta práctica cotidiana, inicialmente en Bogotá, y, posteriormente, ingresé al Doctorado en Estudios Críticos de Género en la IBERO, donde he desarrollado mi proyecto de investigación denominado Devenir ciclistas: experiencias de mujeres de Ciudad de México y de Bogotá al usar la bicicleta como medio de transporte.
Este estudio gira en torno a las categorías de movilidad, diferencia sexual y experiencias, a partir de las cuales se realiza una reflexión crítica sobre la movilidad de las mujeres en bicicleta y sus experiencias situadas, así como se trasciende la idea del sujeto universal de la movilidad en bicicleta. En total, participaron 35 colaboradoras, 19 ciclistas de Bogotá, una por cada localidad urbana de esta ciudad, y 16 mujeres de las diferentes alcaldías de la Ciudad de México, una por cada alcaldía. Con los resultados obtenidos se pretende visibilizar la importancia de transversalizar la perspectiva de género e interseccional en el ámbito de la movilidad en bicicleta, contemplando la heterogeneidad de mujeres que se mueven en las ciudades, las cuales se encuentran atravesadas por otros organizadores sociales y diferencias que se entrelazan en sus experiencias, lo que puede hacer que algunas vivencien en su movilidad mayores opresiones y vulnerabilidad que otras.
Actualmente el estudio se encuentra en fase de análisis de resultados, durante el proceso investigativo se han construido conocimientos desde las voces y experiencias de las mismas mujeres que se movilizan en bicicleta, puesto que los estudios previos no cuentan con narrativas suficientes por parte de ellas, dado que se suele abordar el uso de la bicicleta más en términos genéricos y con la idea de un sujeto “universal y neutral” de la movilidad.
Entre los hallazgos preliminares de la investigación se encuentra que las colaboradoras experimentan mayores barreras que beneficios al hacer uso de la bicicleta como medio de transporte, dado que como se mencionó la movilidad en este medio aún representa numerosos retos y limitantes en nuestras ciudades. Las mujeres enfrentan barreras ambientales, físicas, personales, sociales y socioculturales al movilizarse en este medio, a la vez que experimentan beneficios en su movilidad, salud, relación con el entorno, relaciones sociales, bienestar y autonomía. Por último, poner nuestros cuerpos sobre una bicicleta en el espacio público androcéntrico expresa diferentes tipos de resistencia (ambiental, a la movilidad capitalista y a los mandatos de género) y es toda una afrenta al patriarcado, tanto en la actualidad como también lo ha sido a nivel histórico.
El conocimiento generado hasta el momento puede ser insumo para promover el uso de la bicicleta en mujeres de las dos ciudades objeto, no solo para incrementar el número de mujeres que se suben a la bicicleta, sino también para mejorar las condiciones de quienes ya la usan como medio de transporte. Que movilizarse en bicicleta no sea una proeza o poner en riesgo la vida de manera constante. Para ello se deben conocer la multiplicidad de experiencias de quienes se mueven en ella y entender las diferentes necesidades que presentan las y los ciclistas a partir de la intersección de los diversos organizadores sociales, entre ellos el género y la clase social.
Súbase a la bici!!!
Texto: Andrea Romero González, estudiante del Doctorado en Estudios Críticos de Género
Referencia
ONU HABITAT. (2019). Expansión urbana Vs Ciudad Compacta. https://onuhabitat.org.mx/index.php/ciudades-compactas-story
Notas de interés
Las opiniones y puntos de vista vertidos en este comunicado son de exclusiva responsabilidad de quienes los emiten
y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de la Universidad Iberoamericana.
Para mayor información sobre este comunicado llamar a los teléfonos: (55) 59 50 40 00, Ext. 7594, 7759
Comunicación Institucional de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México
Prol. Paseo de la Reforma 880, edificio F, 1er piso, Col. Lomas de Santa Fe, C.P. 01219