Estudiantes de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México reflexionaron sobre la interculturalidad y plasmaron sus percepciones y experiencias acerca de este tema en Hacia la interculturalización de la Ibero: aportaciones desde nuestras estudiantes’, documento de investigación del  Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE).

En la presentación del documento, acontecida en las jornadas La educación en México, proyecciones y desafíos, de la Feria del Libro IBERO ITESO 2021’, el Dr. Stefano Sartorello, coautor e investigador del INIDE, consideró que reflexionar sobre las dinámicas inter e intraculturales es una tarea necesaria para el aprendizaje, sobre todo de quienes forman parte de los sectores privilegiados de la población, que no acostumbran a sufrir las consecuencias del racismo y de la discriminación.

“Deconstruir las relaciones interculturales y asumir la colonialidad que las caracteriza es justo lo que necesitamos hacer quienes habitamos el lado metropolitano y dominante de la línea abismal trazada por la modernidad capitalista; de acuerdo a una expresión muy conocida de Boaventura de Sousa Santos”.

Gabriela del Castillo, alumna de la Licenciatura en Pedagogía, compartió que en un inicio pensaba que la interculturalidad era la interacción con las culturas, reconocer una cultura distinta a la propia, respetarla y tolerarla; “pero me di cuenta que era mucho más que esto, y al ir revisando lecturas, me di cuenta de que era más”.

Al final, entendió que la interculturalidad la vive todos los días, que en cada momento se encuentra con otro diferente a ella y eso siempre va a ser inevitable y va originar un conflicto. Conflicto que incluso cabe promover, porque es el primer paso para reconocer que se quiere conocer a esa otra cultura, entender que es completa y tiene toda una riqueza en ella, no mejor ni peor, y que no se debe incluir ni hacerla similar, sino reconocerla y respetarla.

A Frida Villarreal, otra estudiante, le quedó claro que las culturas son inconmensurables “y que la interculturalidad es algo con lo que convivimos todos los días. Nos demos cuenta o no, ahí está”.

Al principio le costaba trabajo conceptualizar la interculturalidad y saber qué es, y después de varios meses, “pude entender que es un concepto tan complejo, que ni siquiera podemos definirlo, si no lo estaríamos limitando”.

A la pregunta ¿cómo empezamos a construir la interculturalidad crítica y decolonial dentro de nuestra universidad?, la también estudiante de Pedagogía, Dana Tawil, respondió que, de abajo hacia arriba, como lo indica Catherine Walsh.

Eso significaría que la interculturalidad debe de construirse desde las y los alumnos y el personal de la IBERO, sin que sea una imposición, para que no se convierta en un aspecto de poder y verticalidad. “Desde abajo debemos tener una voz propia sobre nuestra institución”, pues los esfuerzos por transversalizar la interculturalidad no funcionarán si se hacen para las y los alumnos y el personal, en lugar de con ellos y ellas.

Sobre el documento, Casandra Guajardo (coautora) mencionó que, algo que pareciera bastante teórico fue una gran oportunidad para poder llevar a la cotidianidad un concepto que de pronto parece demasiado complejo (la interculturalidad), “y poderlo mirar en el día a día en nuestros actos, en nuestro andar todo el tiempo”.

Este ejercicio permitió hacer un diagnóstico inicial, sobre todo partir de la mirada de las estudiantes, y no como generalmente se inician los procesos de interculturalización, pensando en las necesidades desde arriba.

La otra coautora, Marcela Gómez, quien valoró mucho que en la academia se tenga la posibilidad de detonar un diálogo en doble dirección, mencionó que más allá de mirar la interculturalidad en el espacio universitario, se necesita partir de premisas y preguntas que permitan una vinculación y, en este sentido, los procesos de análisis y de reflexión acerca de la interculturalización de la universidad deben implicar a todos y todas.

Entonces surgen varios asuntos relacionados con un giro epistémico y ontológico, que debe dar cabida a las múltiples y variadas formas de saber, de estar, de conocer, de sentir y de vivir. Tiene que ver con emprender una deconstrucción de lo propio, reflexionar “cómo soy, cómo pienso, cómo siento, cómo actúo, cuál es mi proceso de historicidad”.

Y a la maestra Sylvia Schmelkes del Valle, vicerrectora académica de la Iberoamericana, universidad jesuita de la Ciudad de México, le pareció “una excelente idea” hacer participar al estudiantado en reflexiones profundas de esta naturaleza y, sobre todo, aterrizar estas reflexiones al cambio necesario y posible en la Universidad.

También consideró un acierto que se hayan sistematizado los trabajos de las y los alumnos, y le resultaron sumamente útiles las dimensiones de la interculturalidad: socioeconómica, racial, ontológica, epistémica, interpersonal e intrapersonal.

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PEDRO RENDÓN/ICM