#InvestigaciónIBERO: 26% de mujeres de la CDMX ha experimentado violencia obstétrica
La violencia obstétrica es una forma de agresión que consiste en cualquier acción u omisión, por parte del personal de salud, que cause daño físico o psicológico a una mujer durante el embarazo, parto y posparto.
En hospitales de la Ciudad de México, 26% de las mujeres ha experimentado alguna forma de violencia obstétrica, de acuerdo con la investigación Caracterización de la violencia obstétrica en hospitales públicos de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, realizada por investigadoras de los Departamentos de Salud, Psicología, Derecho y Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana.
Dentro de estas formas de violencia, la más común es la violencia psicológica, pero también se encontró que 5% de las mujeres consultadas sufrió maltrato físico, señaló la Dra. Ana Paola Sáenz Jiménez, académica y coordinadora de la Licenciatura de Psicología del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana.
La académica forma parte de un grupo de investigadoras interesadas en promover los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Como parte de este objetivo, decidieron realizar un muestreo y seleccionar algunos hospitales de la Ciudad de México para entrevistar a mujeres usuarias, a sus acompañantes y también a enfermeras, médicos titulares y residentes, además de personal de trabajo social.
Procedimientos innecesarios y sin consentimiento de las pacientes
Las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) promueven una atención respetuosa de la maternidad para todas las mujeres, lo cual debe traducirse en una atención que mantenga “la dignidad, privacidad y confidencialidad, que garantice la ausencia de daños y malos tratos y permita una elección informada y un apoyo continuo durante el trabajo de parto y el parto”.
Sin embargo, y de acuerdo con los resultados de la investigación, en los hospitales de la CDMX se realizan procedimientos en los que no hay un consentimiento informado, como el tacto vaginal con 97%, seguido de los lavados o enemas, además de la aplicación de medicamentos hasta con 75% de frecuencia y la episiotomía, que es el corte para evitar desgarramientos, con 50%.
La investigadora destacó que muchas veces el personal de salud tiene tan normalizados ciertos comportamientos que no los ven como violencia. Por ejemplo, cuando les piden a las pacientes que no griten a pesar del dolor, o cuando las culpabilizan o responsabilizan sobre el resultado del parto. “Estas son formas de violencia psicológica, porque finalmente están minando su salud mental en un momento crítico”.
Agrega que además no hay una adecuada comunicación entre el personal de salud y las mujeres, ya que muchas veces ellas no comprenden los procedimientos que les están realizando porque el personal no fue claro y no había un consentimiento firmado.
Con relación al apego materno inmediato, que marca el inicio de la integración entre madre y bebé desde los primeros instantes de vida, la investigación encontró que sólo 55% de los bebés son entregados de forma inmediata a su madre, mientras que 30% de las madres refieren no haber brindado ninguna forma de lactancia materna dentro de la hora de oro, es decir, en la primera hora de vida, a pesar de los protocolos de parto amigable. Además, dependiendo del hospital, 23% de los bebés son alimentados con fórmulas lácteas, sin consentimiento de la madre.
“A partir de estos resultados que nos parecieron delicados en el sentido de que no debería existir violencia en una etapa tan vulnerable para las mujeres, nos dimos a la tarea de hacer recomendaciones muy específicas”, indicó la Dra. Alma Polo Velázquez, académica del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana y responsable técnica del proyecto.
Una de ellas es trabajar con el personal de salud, con las mujeres mismas y con la sociedad en su conjunto para concientizar que este tipo de violencia existe, porque tiende a normalizarse. “Muchas veces las mujeres no tienen noción de cuáles son sus derechos reproductivos y lo que pueden exigir”.
Indicó que los hospitales de la Secretaría de Salud tienen un compromiso para revisar sus protocolos de parto amigable y sus recursos estructurales, ya que a veces hacen falta cosas tan básicas como anestesia, además de que el personal esté capacitado para brindar una atención respetuosa con los derechos de las mujeres.
También es necesaria la concientización de la sociedad en general para no normalizar esta violencia. “Nosotros como universidad podemos aportar este conocimiento para generar cambios en políticas públicas, en investigación sobre cambios de actitudes y representaciones sociales. En fin, todos tenemos un compromiso para erradicar la violencia obstétrica”.
Por Dirección de Investigación y Posgrado
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