Joseph Ratzinger, el teólogo que abordó el sentido del cristianismo

Mar, 3 Ene 2023
Nuestro académico Mariano Torres Vargas destaca que Benedicto XVI afirmó que “No se puede creer en solitario, la fe del cristiano es posible en comunión con otros creyentes”
  • Joseph Ratzinger logró situar el sentido del cristianismo en la época de grandes cambios del siglo XX. (Foto: Vatican Media))
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Mtro. Mariano Torres Vargas, S.J.*

Estamos frente a uno de los últimos teólogos de mayor hondura, fecundidad y fuerza de pensamiento del siglo XX en el campo de la teología. Pocos teólogos han logrado influir y trascender con una propuesta teológica fecunda, por mencionar solo algunos: Hans Urs von Balthasar, Karl Rahner, Henri de Lubac. Sin duda la figura del papa Benedicto XVI ha despertado a raíz de su muerte un sinfín de comentarios, reflexiones y semblanzas donde se reconoce su trayectoria y presencia durante el Concilio Vaticano II, como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y su labor como sumo pontífice de la Iglesia. Sin embargo, pocas son los comentarios y reseñas que hagan referencia del hombre que marcó un pensamiento y fuerza intelectual no solo en el campo de la teología, sino que también tuvo influjo en ámbitos como el de la educación, diálogo interreligioso, antropológico, filosófico y social.

Fue uno de los hombres que logró situar el sentido del cristianismo en la época de grandes cambios del siglo XX, planteando los dilemas y fundamentos de la fe en un debate no solo de índole académico, sino que este pudiera ser escuchado en el presente. Su pensamiento permitió ubicar al ser humano en sus realidades y singularidades para así formularse la pregunta y cuestionamiento por Dios. Es en este sentido, la humanidad necesita decirse a sí misma, con sus propias palabras, quién es Dios para ella y quién es ella para Dios. El camino de esta reflexión puede conducir en la búsqueda de aquello que nos hace más libres y auténticos, donde se pueda trazar un horizonte que marque el sentido y destino de la vida.

Hoy podemos corroborar esta perspectiva del cristianismo ante la frase que se ha hecho popular en estos últimos días después de su muerte, tomado de su encíclica Deus caritas est: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. La fuerza y sentido que imprimía Ratzinger para comprender la esencia del cristianismo iba más allá de un simple creer o tener una incipiente fe. Por el contrario, se preguntaba en qué consiste realmente creer, o bien, ¿qué significa decir “yo creo”? Esto lo vendrá a desarrollar en uno de sus libros más insignes de su pensamiento: Introducción al cristianismo.

La pregunta por el cristianismo y el sentido del mismo no solo va a estar presente en sus escritos teológicos, sino que también estará a lo largo de sus reflexiones pastorales y eclesiales. Uno de sus argumentos más profundos del fenómeno cristiano es el cuestionarse ¿por qué permanezco en la Iglesia? Donde examina no solo de manera crítica, sino que permita realmente analizar el verdadero sentido del ser cristiano. “No se puede creer en solitario, la fe del cristiano es posible en comunión con otros creyentes” es algo que une y que se establece como un vínculo comunitario, en donde surge lo más genuino y creativo del ser humano. “Aunque en su larga historia el cristianismo haya concretamente faltado – y siempre lo ha hecho de modo desconcertante – al mensaje contenido en él, no ha dejado jamás de proclamar los criterios de justicia y de amor”.

Cuando uno lee y analiza estas frases de Ratzinger, se logra aquilatar no solo su amor por la Iglesia, sino de compartir con otros verdaderamente el sentido de libertad y pasión por Dios. Su renuncia al pontificado es un claro ejemplo de ello. No comparto del todo la idea de algunos de sus detractores que sustentan su renuncia a una simple perdida de fuerza mental, física y de estar en medio de lobos, sino por el contrario estamos ante un hombre espiritual y con una libertad transparente. Es claro que tendremos que dejar caminar la historia y que esta realice su propio trabajo para analizar los alcances que tuvo como papa y lo duro que fue como prefecto de la fe.

Como suele suceder ante grandes figuras, se abrirá toda una vertiente al estudiar su legado y pensamiento, para ello basta con conocer los 12 tomos que la BAC público sobre sus obras y escritos o la magnífica biografía de Peter Seewald sobre Benedicto XVI.

*El Mtro. Mariano Torres Vargas, S.J. forma parte del Departamento de Ciencias Religiosas de la IBERO.

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