Opinión | A 35 años del Foro de Sao Pablo, algunas ideas

Lun, 12 Mayo 2025
El Dr. Abelardo Rodríguez Sumano analiza en este texto el surgimiento de este importante espacio en 1990, como contrapeso al Consenso de Washington
Impulsó avances sociales, pero también gobiernos autoritarios
“Es necesario seguir indagando no solo en su impacto ideológico, sino también geopolítico, y determinar los intereses más profundos de sus líderes”, escribe el especialista
  • Imagen tomada del sitio web: forodesaopaulo.org
Por: 
Dr. Abelardo Rodríguez Sumano, académico e investigador del Departamento de Estudios Internacionales

El fin de la Guerra Fría presuponía para Estados Unidos una victoria aplastante sobre las izquierdas en América Latina. Sin embargo, el hemisferio se escindía en por lo menos dos polos antagónicos en la región. 

Por un lado, la superpotencia concebía el Consenso de Washington como la nueva hegemonía económica para Estados Unidos en el hemisferio. Por el otro, Fidel Castro Ruz, el entonces presidente cubano, y el líder sindical, Luis Inácio Lula da Silva, de Brasil, se propusieron rearticular a las izquierdas de América Latina en lo que posteriormente se denominó el Foro de Sao Pablo y se opusieron primero a la integración norteamericana y después el Área de Libre Comercio de las Américas.

A 35 años de esa iniciativa, en las fuerzas que impulsaron a los distintos movimientos y gobiernos de izquierda es posible identificar en algunos casos aciertos como en Brasil, Uruguay y Chile en la agenda social y democrática y, en otros, se han cometido una serie de violaciones a los derechos humanos importantes como en Nicaragua, Venezuela y Cuba. En ese proceso, bien vale la pena recordar algunos episodios de un movimiento que vino a cambiar el rostro de la región de una manera que jamás soñaron o incluso, anhelaron los herederos de la Doctrina Monroe. Incluso, esos primeros pasos vinieron a modificar poco más de tres décadas después la política mundial. 

El fin de la Guerra Fría

A mediados de los 80’s del siglo pasado, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se encontraba muy cerca del desplome como una de las superpotencias de la Guerra Fría. La llegada de Mikhail Gorbachev en 1985 y la introducción de la Glasnot y la Perestroika en 1987 avivaron las contradicciones y la erosión del régimen comunista.[1]

Le siguieron la Caída del Muro de Berlín en 1989 y en agosto de 1991, el golpe de Estado y el posterior cese de actividades a Gorbachev por la Comunidad de Estados Independientes, lo que terminó por desplomar a la URSS.[2]

En ese marco, Estados Unidos fue el vencedor de la Guerra Fría. En 1947, George George Kennan aseguraba que a Washington le aguardaba una larga y paciente contención de los soviéticos que sería firme y vigilante.[3] Sin embargo, la emergencia de Estados Unidos como la única superpotencia del globo le permitiría afianzar un liderazgo hegemónico y global al ex director de la CIA y flamante presidente de la Unión Americana, George H.W. Bush (1989-1993) en el hemisferio que invadía Panamá y encarcelaba al líder militar Manuel Antonio Noriega en 1989.[4]

Transiciones a la democracia y el autoritarismo

La relajación de la Guerra Fría, durante la administración de Jimmy Carter en Estados Unidos, permitió que las transiciones a la democracia en Europa Occidental fueran una realidad en España, Portugal y Grecia. Le siguieron algunos ejemplos notables en América Latina como en Argentina (1983), El Salvador (1984), Guatemala, Brasil y Uruguay (1985), entre otros. Ciertamente, la transición a la democracia buscaría transparentar las finanzas públicas, la rendición de cuentas, el combate a la corrupción y el respeto a los derechos humanos. Invariablemente también modificaría las prioridades y directrices de la política exterior en la región que modificaron la fisonomía de América Latina en la política mundial gradualmente.

En el caso de México, el 7 de julio de 1988, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se elevaba con el “triunfo electoral” para Carlos Salinas de Gortari, en medio de una crisis de legitimidad por evidencias de “fraude electoral” a la campaña del líder del Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas. La campaña de Cárdenas se había concentrado en las críticas al endeudamiento, las privatizaciones y los recortes a los programas educativos y de salud.[5] Y a favor de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos bajo el legado de su padre, el General Lázaro Cárdenas, apuntando una gran resonancia y vitalidad en América Latina como la emergencia de uno de los liderazgos alternativos más emblemáticos del subcontinente americano.

En Chile, el 5 de octubre de 1988 ganó una coalición de partidos de centro e izquierda unidos en el Comando por el NO que logran derrotar a Augusto Pinochet y participan en las elecciones del 14 de diciembre de 1989, encabezadas por Patricio Aylwin, quien recibe la banda presidencial el 11 de marzo de 1990, marcando un hito en la transición a la democracia en América Latina. En 1989, Luis Inácio Lula da Silva queda en segundo lugar en Brasil y se perfila como uno de los nuevos liderazgos de izquierda más importantes de la región.[6] A pesar del avance de la ola democrática al fin del siglo XX, las transiciones democráticas empezaron a asomar grietas y regresiones o bien para caminar hacia el autoritarismo desde la democracia, ya sea en la izquierda de Chávez, 2004, o la derecha de Vicente Fox, 2006.

Coincidencias en el tiempo  

Irónicamente, en 1990, coinciden dos procesos antagónicos en el tiempo. Por una parte, la instauración del llamado Consenso de Washington y por el otro, el Foro de São Paulo.[7]

En el caso del primero, el autor intelectual del Consenso de Washington, el economista británico, John Williamson, el espíritu de las reformas de liberalización económica fueron el resultado de una convergencia intelectual por encima de la “imposición” de las instituciones con base en Washington, léase el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el Tesoro y la Reserva Federal, al caer en picada la ideología proteccionista y al desplomarse el socialismo soviético, lo que  modificó a los Estados-nación en el mundo. Las contrapartes intelectuales (y políticas) fueron la Casa Blanca y el Congreso de Estados Unidos que impulsaron la Iniciativa para las Américas y la zona de libre comercio, se pensaba, más grande en el mundo, un primer paso en ese camino fue la negociación del Tratado de Libre Comercio entre Canadá y Estados Unidos a la que posteriormente se sumó México.[8]

Por otra parte, la larga y profunda desconfianza latinoamericana la lideró el astuto y visionario Fidel Castro Ruz en una visita que hizo Lula da Silva a la Habana en 1989. Al año siguiente, del 2 al 4 de julio, se congregaron alrededor de 60 organizaciones de izquierda de 14 países de la región en el Hotel Danubio en la Ciudad de São Paulo.[9] La Habana ya venía experimentando por lo menos desde 1983 un distanciamiento ideológico, político y económico de la URSS. Como tal advertía lo que pasaría unos meses más tarde: su desplome en la política mundial y el ascenso de Estados Unidos como la única superpotencia del globo.

Para los partidos de izquierda y organizaciones, incluyendo diversos movimientos revolucionarios, el camino a seguir fue la transformación del poder y la política a través de las urnas y no por la vía de la revolución armada como había ocurrido durante la guerra fría.  

El consenso fue un gran movimiento plural y progresista en el que acordaron su próxima reunión en la Ciudad de México en 1991. El gran anfitrión sería el Partido de la Revolución Democrática (PRD) que se había fundado en 1989 como una gran constelación de partidos, movimientos y organizaciones alrededor del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas.[10]

En noviembre de 1990, el ex gobernador de Michoacán presentaba por vez primera sus apuntes hacia un Acuerdo Continental de Desarrollo como crítico notable de la negociación del Tratado de Libre Comercio que impulsaban Estados Unidos, Canadá y México en esos años.[11] (En realidad un planteamiento moderado, visto a la distancia, de lo que resultó la Alianza Bolivariana para América (ALBA) de Hugo Chávez años después o la “muerte al ALCA”).  

En el Foro de São Paulo en la Ciudad de México, coinciden figuras importantes de la región que años más tarde —algunos de ellos— llegarían al poder: Cuauhtémoc Cárdenas, Adolfo Aguilar Zínser, Lula da Silva, Daniel Ortega y Andrés Manuel López Obrador (Este último como uno de los nuevos líderes, provenientes del estado de Tabasco, figura ascendente en el PRD y la Ciudad de México.[12])

Algunos de los miembros o simpatizantes del Foro de São Paulo en sus distintas ediciones empezaron a llegar al poder poco a poco. La mayoría de ellos con ideologías coincidentes desde la izquierda, el nacionalismo e incluso el antiamericanismo y en contra del imperialismo y el neoliberalismo. Hugo Chávez en 1999, Lula da Silva en 2002, y Néstor Kirchner en el 2003.

Disidencia y ruptura en América Latina

La convergencia de esos tres liderazgos en el 2005 desafió algo que desde México se veía como poco probable: detener el proyecto de expansión económica y comercial estadounidense en las Américas.

En efecto, en el interés de Estados Unidos, el proyecto del ALCA representaba la ampliación de su hegemonía continental y una estrategia para impedir la formación de alianzas subregionales. En términos simples, Estados Unidos buscaba una sola zona de libre de comercio que cubriera a todo el continente americano y todo proyecto (como la Caricom o la Comunidad Andina) de integración latinoamericana era visto como un obstáculo para contrarrestar su estrategia. Más aún, el propósito del ALCA era estimular las exportaciones, la desregulación financiera a gran escala y el mantenimiento de América Latina en la zona dólar. Así, Estados Unidos podría bloquear satisfactoriamente el progreso de sus competidores en la región.

En la Cumbre del mar de la Plata de 2005, el expresidente W. Bush trató de revitalizar el proceso del ALCA, sin embargo, ya existía un marcado rechazo por los líderes latinoamericanos, pues el ALCA para ellos cuestionaba su soberanía y ponía en riesgo su industria y agricultura por el factor de la difícil competencia con compañías estadounidenses. En su lugar, la idea del ALCA yace en la Doctrina Monroe, buscando evitar que poderes extrarregionales tuvieran cualquier tipo de influencia en el continente, lo cual condujo inevitablemente a cierto proteccionismo. En corto, Washington quería la rápida implementación de esta zona de libre comercio unificando Norte y Sudamérica para ampliar su vínculo entre el Atlántico y el Pacífico.

Sin embargo, Venezuela, Brasil y Argentina detuvieron el proyecto estadounidense en lo que se conoce como la “muerte del ALCA.” Curiosamente, al año siguiente inician los trabajos para formar la alianza de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) que como sabemos ha alterado la geopolítica mundial en los últimos años. Una historia que no podemos desarrollar aquí por límites de espacio.

A 35 años de El Foro de Sao Pablo es necesario seguir indagando no solo en su impacto ideológico sino geopolítico y determinar los intereses más profundos de sus líderes a la luz del rigor académico y el análisis y en favor de las sociedades de América Latina y el Caribe. En cualquier caso, Estados Unidos viene en caída libre en la política mundial y la República Popular China y la Federación Rusa van ganando presencia e influencia en el continente y en el mundo.  Mientras que pierde terreno el respeto a la pluralidad y la diversidad, así como la defensa de los derechos humanos y los principios éticos de la democracia.  

 

Fotos: tomadas del sitio web: forodesaopaulo.org

Notas relacionadas:

 

 

[1] Kramer, Mark. 2022. “The Dissolution of the Soviet Union.” Journal of Cold War Studies 24 (1): 188–218. doi:10.1162/jcws_a_01059

[2] Sánchez Sánchez, José. 1996. “La caída de la URSS y la difícil recomposición del espacio exsoviético”. Papeles de Geografía, No. 23-24; 283–298.

[3] U.S. Department of State. 2009. “Kennan and Containment, 1947”. Archive. https://2001-2009.state.gov/r/pa/ho/time/cwr/17601.htm

[4] Salholz, E., and D. Waller. 1990. “Noriega’s Surrender. (Cover Story).” Newsweek 115 (3): 14.

[5] Entrevista con Cuauhtémoc Cárdenas, 20 de noviembre de 2002, Ciudad de México.

[6] CNN. 2022. “Quién es Luiz Inácio Lula da Silva: su carrera, su familia y sus polémicas”. Brasil. https://cnnespanol.cnn.com/2022/10/30/quien-es-luiz-inacio-lula-da-silva-brasil-ex-presidente-trax/

[7] Carnes, Matthew y Rodríguez Sumano, Abelardo. 2022. “La Nueva Coyuntura de las Américas desde las Perspectivas de Washington y la Ciudad de México: ¿Es posible concebir una nueva esperanza?”. Universidad Iberoamérica y Universidad de Georgetown. bit.ly/3DGnuVu

[8] Rodríguez Sumano Abelardo. 2003. “Grietas en la periferia: sin consenso el Consenso de Washington” en La Dinastía Bush y el “nuevo siglo norteamericano”. Nuevo Siglo Aguilar, pp.137-149

[9] Foro de Sao Paulo. 2020. “El Foro de Sao Paulo cumple años”. Noticias. https://forodesaopaulo.org/el-foro-de-sao-paulo-cumple-30-anos/

[11] Adolfo Aguilar Zínser, Vamos a Ganar,  Océano, 1995, p. 367

[12] Foro de Sao Paulo. n.d. “Partidos”. https://forodesaopaulo.org/partidos/

Avilés, Jaime. 2012. AMLO: Vida Privada de un hombre público. Grijalbo.

 

 

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