#OPINIÓN | La importancia del humanismo en la era de los datos

Vie, 7 Abr 2023
El Dr. Andrés Sandoval-Hernández, egresado IBERO, reflexiona sobre el ‘dataísmo’ como fuente contemporánea para la creación de lo que se considera verdad
Los datos y la tecnología que los produce, procesa e interpreta no son un sustituto para las relaciones y experiencias humanas significativas, advierte
  • El Dr. Andrés Sandoval-Hernández estudió la Maestría en Investigación y Desarrollo de la Educación en nuestra IBERO. (Foto: Alberto Hernández)

Durante la Ceremonia de Titulación de Posgrado Primavera 2023 en nuestra IBERO, contamos con la presencia de un invitado de lujo, el Dr. Andrés Sandoval-Hernández, quien reflexionó acerca de nuestro lema institucional, “La verdad nos hará libres”, en una época en que las historias que se crean y se creen, las verdades que la humanidad se cuenta a sí misma, se basan cada vez más en la recolección de datos, el dataísmo, y de cómo el humanismo puede traer el equilibrio a la balanza.

El Dr. Sandoval-Hernández estudió la Maestría en Investigación y Desarrollo de la Educación en la Universidad Iberoamericana de 2000 a 2002, y actualmente dirige el Departamento de Educación de la Universidad de Bath, en Reino Unido. A continuación, algunos fragmentos de su intervención en el evento que se llevó a cabo el 17 de marzo:

Me voy a apoyar en las ideas de un historiador y public intellectual, que si no lo han leído, lo tienen que leer: Yuval Harari. Harari es un historiador particular porque en vez de estudiar períodos específicos de la humanidad, como el Renacimiento y la posguerra, se ocupa de contarnos las verdaderas grandes historias. Los humanos creemos historias y nuestras historias definen lo que aceptamos como verdadero, como verdad.

La fuente de autoridad para contar estas historias ha ido cambiando a lo largo de la historia de la humanidad. Ha pasado, por ejemplo, de la teología, a la ciencia, al humanismo, y ahora se decanta cada vez más hacia el dataísmo. En algún momento, si se quería saber la verdad sobre cualquier cosa se recurría a los libros sagrados de las diferentes religiones, después hubo cierto consenso de que la verdad yacía en la ciencia, que las respuestas a todas nuestras preguntas se podían obtener de manera empírica, usando el método científico.

Más recientemente, la autoridad religiosa y científica han cedido terreno al humanismo, que enfatiza el valor de los seres humanos y de su habilidad para tomar decisiones basadas en la razón y, muy importante, en su percepción de la realidad. Podemos ver en debates que no siempre se acepta como verdad lo que diga la ciencia, muchas veces la verdad la constituye lo que los individuos sienten y perciben.

Sin embargo, en la actualidad, una nueva fuente de autoridad para crear historias, para definir lo que es verdad, está surgiendo cada vez con mayor fuerza: el dataísmo, que es la idea de que todo, incluyendo los seres humanos, puede ser reducido a datos numéricos, y que el universo es, en esencia, un sistema gigante de procesamiento de datos. Desde esta visión, la habilidad de procesar y manipular datos es la fuente última de poder y autoridad. La acumulación, procesamiento e interpretación de los datos crea la verdad.

Los avances tecnológicos que permiten recolectar y procesar cada vez una mayor cantidad de datos, han propiciado que la importancia del dataísmo crezca de manera exponencial. Los datos que ahora tenemos se pueden usar para hacer predicciones precisas sobre casi cualquier cosa, desde el comportamiento de los consumidores, hasta las elecciones políticas.

Si miramos un poco hacia el futuro, estoy seguro de que pronto los datos nos conocerán mejor de lo que nosotros nos conocemos a nosotros mismos y mismas. Podremos preguntarle a Siri, o su equivalente en el futuro, si es buena idea casarnos con nuestra pareja actual. Siri, teniendo acceso a toda nuestra información a lo largo de toda nuestra vida, desde nuestros gustos musicales a lo que compramos en Amazon, lo que vemos en Netflix, pasando por nuestras conversaciones en WhatsApp, los lugares que visitamos y los likes que ponemos en social media, nos dirá algo como: “Si te casas con X, tienes 85% de probabilidad de tener un matrimonio feliz”. Y nosotros tal vez dudaremos, pero como Siri nos conocerá mejor de lo que nosotros nos conoceremos a nosotros mismos y mismas, sabrá que dudamos, y nos dirá: “Ya sé lo que estás pensando, crees que X no es lo suficientemente atractivo o atractiva, y piensas que tal vez puedas conseguir a alguien mejor; las probabilidades de que eso suceda son de menos de 5%. Y en cualquier caso, si sucediera, el atractivo físico se correlaciona solamente un 10% con la felicidad en pareja”.

El ascenso del dataísmo como fuente de autoridad ha provocado que quienes tienen la capacidad de controlar y procesar mayores cantidades de datos se conviertan en una nueva élite, con el poder de modelar la sociedad y de tomar decisiones que van a afectar a billones de personas. 

Junto con el cambio climático, este es uno de los retos más importantes que enfrenta la humanidad el día de hoy. La llegada del dataísmo trae consigo preguntas de carácter ético sobre el uso de los datos y potenciales abusos de poder, no sólo de regímenes autoritarios, sino también del sistema capitalista. Es un futuro que se antoja obscuro.

Pero las buenas noticias son que la historia del dataísmo y la definición de verdad que trae consigo están en desarrollo. Nos toca a nosotros y nosotras crear la historia del dataísmo, pero les toca a ustedes, como graduados y graduadas, tomar la batuta de este proceso creativo. Les toca liderear la creación de la historia que vamos a creer y que nos va a llevar a una sociedad que use los datos de manera responsable y de forma que beneficie a toda la comunidad. Los datos y la tecnología que los produce, procesa e interpreta no son un sustituto para las relaciones y experiencias humanas significativas.

Necesitamos data scientists, programadores, informáticos, biólogos, físicos, matemáticos, pero también necesitamos psicólogos, trabajadores sociales, pedagogos, comunicólogos, historiadores, antropólogos. Necesitamos que se sigan preparando, que sigan estudiando, que sigan aprendiendo. Esta historia se está escribiendo y no alcanzamos a ver con claridad lo que viene en el siguiente capítulo. Necesitamos que ustedes estén listos y listas para lo inesperado, necesitamos que se sigan preparando para tomar trabajos que aún no existen, que no podemos imaginarnos.

Necesitamos que sigan aprendiendo bajo circunstancias inciertas para que puedan hacer el vínculo entre los datos que aún no tenemos y las relaciones humanas que existirán en el futuro cercano y lejano. Tampoco sabemos la forma que tomarán nuestras relaciones en el futuro o qué tipo de datos vamos a tener. Pero sí sabemos un par de cosas.

La inteligencia artificial nos dará atajos para el desarrollo de medicinas, pero por mucho que avance no podrá superar a una enfermera poniéndole una inyección a un niño que llora asustado. El procesamiento e interceptación de nuestros datos biométricos nos podrá indicar con precisión el momento en que el estrés alcanza picos peligrosos, pero nunca podrá sustituir a un terapeuta o una sesión de carcajadas sinceras en compañía de la gente que amamos. Necesitamos humanidad, los y las necesitamos a ustedes.

Necesitamos que creen esa historia que contenga la verdad que nos hará libres.

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