Pertenecer a grupos sociales podría favorecer pobreza extrema

Vie, 3 Jun 2016
Así lo señala investigación de la doctora Joaquina Palomar Lever, académica del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana
  • Joaquina Palomar Lever, investigadora de la Ibero.

Aunque la pertenencia a un grupo de autoayuda, religioso o deportivo puede generar confianza y autoestima en los grupos marginados, también podría generar una movilidad social negativa, limitar el crecimiento económico individual y favorecer la permanencia en un estado de pobreza extrema.

Así lo señalan los resultados de una investigación de la doctora Joaquina Palomar Lever, académica del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana, quien publicó el artículo “Cómo explicamos la movilidad social de los jóvenes beneficiarios de Oportunidades: contribución de algunas variables psicosociales”, en el segundo volumen del libro La heterogeneidad de las políticas sociales en México: instituciones, derechos sociales y territorio, recién editado por la Dirección de Publicaciones de la Ibero.

La movilidad social se define como la forma en la que las personas o los grupos sociales suben o bajan de estados o posición de una clase a otra dentro de la jerarquía social.

El Programa Oportunidades fue una iniciativa del Ejecutivo federal para contribuir a que las familias en pobreza extrema salieran de dicha condición, por medio del impulso y fortalecimiento del desarrollo de sus capacidades individuales y colectivas, y por medio de su vinculación con programas de desarrollo.

La investigación de la académica de la Ibero tuvo el objetivo de conocer qué factores individuales, familiares, escolares y sociales permiten explicar la movilidad social de los beneficiarios del Programa Oportunidades que lograron cruzar la línea de la pobreza, aun cuando hayan recibido algunos apoyos por un tiempo adicional, para evitar que cayeran de nuevo en la pobreza extrema.

Para ello, se realizó una encuesta que tomó en cuenta 15 variables reunidas en cuatro áreas: individual, escolar, familiar y social. La muestra seleccionada de un universo de cinco mil 512 hogares, activos en el Programa Oportunidades desde 2003, fue de 602 hogares, con 913 personas, de las que 692 eran las titulares del programa, y 311 sus cónyuges.

La encuesta se aplicó durante dos meses por medio de entrevistas individuales, cara a cara, realizadas en los hogares de los participantes seleccionados, con una duración aproximada de dos horas cada una. Uno de los hallazgos más interesantes de la investigación fue la variable de pertenencia, que entró a la ecuación de regresión con signo negativo, apunta el artículo de la experta.

Además de señalar la posibilidad de que la pertenencia a grupos disminuya las probabilidades de experimentar movilidad social, la investigación encontró que el factor de la religiosidad también predice negativamente la movilidad social ascendente. Es decir, a menor religiosidad, mayor nivel de movilidad social. Así, las personas con creencias fuertes acerca de la existencia de factores externos que determinan su vida podrían ser más propensas a la autovictimización y a permanecer en la pobreza extrema. 

En los grupos marginados, apunta la doctora Palomar, la solidaridad es una condición que ha permitido la supervivencia, de modo que los favores recibidos y la ayuda instrumental y económica recibida “obligan” a los individuos a relacionarse por medio de la reciprocidad, lo que puede limitar su crecimiento económico.

Aunque la literatura y los resultados de la investigación se orientan hacia la existencia de la movilidad social negativa, la evidencia empírica señala que el apoyo social se relaciona con los sentimientos de control personal, el bienestar general y la movilidad social positiva.

Por otro lado, el artículo de la investigadora señala que tener buen sentido del humor y rasgos de psicopatía incrementan las posibilidades de lograr la movilidad social ascendente.

JTGI/ ah

 

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