La irrupción de Arabia Saudita en el ámbito deportivo ha sido una sorpresa que ha cimbrado el mundo del deporte. Las inversiones multimillonarias en el futbol en ligas de primer nivel, como la English Premier League, y el fortalecimiento de su propia liga, con contrataciones de estrellas de equipos europeos, han levantado incógnitas sobre las intenciones de estos esfuerzos financieros.

Sobre este tema, hemos platicado con el Dr. Erasmo Zarazúa, académico del Departamento de Estudios Internacionales de nuestra IBERO, quien nos aclara un poco el panorama.

¿Qué busca el gobierno de Arabia Saudita con las inversiones millonarias realizadas en el ámbito futbolístico? 

El país árabe invierte grandes cantidades de dinero en diferentes áreas desde hace años y, recientemente, ha entrado al futbol, emulando un poco a Qatar. Busca atraer la atención internacional en el aspecto deportivo, con miras a un posicionamiento regional y global. Lo que invertía en la última década del siglo pasado era suficiente en esa época, pero fue rebasado por Qatar.

Arabia Saudita organizaba la Copa Rey Fahd, antecedente de la Copa Confederaciones de la FIFA. Era aplaudida y bien vista por Medio Oriente, pero los otros países han comenzado a crecer y desarrollarse, y los saudíes se fueron rezagando. Así que tuvieron que subir su apuesta, ya no solamente comprando jugadores, sino también generándolos, buscando crear una liga competitiva con miras a subir el nivel comparado con Qatar; de hecho, en 2034 el Mundial será en Arabia Saudita.

¿Qué implicaciones políticas tiene la entrada de fondos saudíes en las grandes ligas del mundo como la English Premier League? 

Al ellos invertir su dinero en otros países generan un peso, no solamente en Inglaterra o en Francia, sino en todos aquellos clubes donde tienen participación. Es decir, pueden tener injerencia dentro del aspecto económico de un país, ya que, si retiran sus inversiones, el club tiene menos rendimiento y la liga tiene menos desarrollo.

En el ámbito político, Arabia Saudita busca ese posicionamiento para negociar y abrir canales de comunicación con los países donde está invirtiendo.  Además, siendo parte de la inversión de un equipo, pueden atraer a los jugadores globales a su liga y, a la inversa, llevar jugadores saudís a ligas europeas. 

¿Cree que la campaña de sportwashing tenga el mismo éxito que ha logrado Qatar con su Mundial?

En cuestión de éxito, el Mundial de 2022 todavía está en análisis. Lo que sí podemos ver es que se ha desencadenado desde hace tiempo una lucha por eventos deportivos entre los países de Medio Oriente, encabezados por Arabia Saudita, Qatar, Irán, Marruecos y Argelia, todos ellos representantes del mundo árabe. Su actuar internacional en el deporte es una manera de hacerse ver ante la opinión pública.

Arabia Saudita ha visto que necesita abrirse más, no solamente con inversiones, alianzas militares o participando en cuestiones políticas y económicas, sino también requiere su penetración deportiva y cultural en otros países.

Qatar sirvió como sede, pero no hay un desarrollo como tal de una liga. No hay grandes figuras futbolísticas en ese país, y es en lo que Arabia Saudita le quiere ganar. Es decir, desarrollar estos aspectos previos a su Mundial y continuarlos después de 2034.

Texto: Guillermo Gutiérrez

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