Un reacomodo del gasto social y sobre todo una reforma fiscal integral puedeN garantizar el transitar de los programas sociales actuales a un Ingreso Básico Universal (IBU) el cual puede tener gran impacto en el combate a la pobreza, afirmó el Dr. Oscar Martínez, académico del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana. Martínez ya había planteado la posibilidad de diseñar un programa de Ingreso Básico Universal en el documento de Propuesta de Políticas Públicas que la IBERO elaboró en el marco de la elección presidencial de este año.

 

El académico señaló que la serie de programas que se dan actualmente, así como los de administraciones pasadas, son “son un muro de contención que permite que la gente no caiga en una mayor pobreza, pero tampoco los saca de ella” por esa razón el IBU cobra importancia, pues esta sería una estrategia muy fuerte para reducir a niveles muy bajos la pobreza en el país.

 

En el Ingreso Básico Universal, compartió el académico a PRENSA IBERO, todas las personas, sin importar su edad, podrían ser contempladas, pero el programa se iría construyendo por etapas; actualmente ya tiene un primer escalón por medio de la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores. Un segundo escalón sería centrado en la infancia “porque hay mucha evidencia de que la inversión en edades tempranas es muy relevante para la vida adulta, y reduce distintas brechas de desigualdad”.

 

De igual forma el Dr. Martínez compartió que, junto con el Dr. Gerardo Ordóñez Barba de El Colegio de la Frontera Norte, publicó el libro Balance de la política social en tiempos del COVID-19 y reto de la postpandemia en México, en el que se presentan distintos estudios sobre las modificaciones a las políticas públicas y los programas sociales durante la administración encabezada por Andrés Manuel López Obrador. Entre los resultados positivos de la obra resaltan las iniciativas en el ámbito laboral como la mejora sustantiva de los salarios mínimos y las reformas laborales que regulan la terciarización y la incorporación al IMSS del personal en trabajo doméstico, así como la universalización de las pensiones no contributivas para adultos mayores y personas con discapacidad, y el incremento del monto otorgado.

 

Entre las repercusiones negativas presentadas en la obra están la sustitución del Seguro Popular por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y posteriormente por el IMSS-Bienestar, así como todos los problemas referentes a la falta de medicinas y personal médico; y la desaparición del Prospera, uno de los programas más antiguos en México y más evaluados.