La ejecución de mis actividades universitarias durante la pandemia ha sido uno de los retos más grandes de mi vida académica. Desde que impartí mis primeras clases frente a grupo, a principios de los años 90, he debido afrontar cambios en los sistemas de enseñanza, principalmente debido a la llegada de nuevas tecnologías de información, comunicación y cálculo.

Las clases tradicionales en pizarrón comenzaron a tornarse obsoletas debido a que la velocidad de elaboración de cálculos y gráficas cambió de manera dramática. Literalmente, de un día para otro, los profesores(as) del área de físico-matemáticas debimos aplicar tecnologías que apenas conocíamos, por ser de reciente desarrollo. Algo parecido, pero aún más intenso, ocurrió cuando surgió la pandemia debida al COVID-19.

De manera intempestiva, las y los profesores ya no sólo debíamos manejar algoritmos y paquetes de cómputo avanzado, sino también  tecnologías de  comunicación vía remota con audio e imágenes, ante la imposibilidad de la interacción presencial.

En esta ocasión, el entusiasmo reemplazó a la experiencia para sacar adelante los cursos. Estudiantes y docentes hemos estado trabajando al unísono para aprovechar nuestras fortalezas y matizar nuestras debilidades para cumplir  con los objetivos correspondientes a cada asignatura, llegando a niveles de comunicación que posiblemente  hubieran tardado años en darse si no hubiera ocurrido la pandemia.

Adicionalmente, como académico de tiempo completo, he tenido que enfrentar la dificultad de no poder realizar reuniones presenciales de trabajo con mis colegas de academia. Ésta no ha sido una dificultad menor, pues el tiempo invertido en la interpretación  de cálculos  y en la escritura  de artículos es ahora mucho mayor.

Poco a poco nos hemos adaptado a esta realidad, y hemos logrado objetivos, por medio de la paciencia y la confianza depositada entre colegas y autoridades universitarias. En cualquier caso, el trabajo académico en nuestras áreas ya no regresará a la realidad previa a la pandemia.

La presente reflexión fue publicada, en una versión editada y más corta, en el Numero 70 de la Revista Ibero, donde diez académicas y académicos de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México respondieron, para un sondeo, a la pregunta: ‘¿cuál ha sido su experiencia en esta pandemia del COVID-19, con el confinamiento que obligó al trabajo virtual?’. 

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