¿Sabes cómo piensa una persona neurodivergente?: Una forma diferente de existir
El conversatorio "Universidad y Neurodivergencias", organizado por la Coordinación de Atención a la Discapacidad y el Departamento de Reflexión Interdisciplinaria de la Universidad Iberoamericana (IBERO), se convirtió en un espacio introspectivo que promueve la reflexión de la comunidad universitaria sobre las experiencias que viven alumnado, profesorado y personal académico desde la neurodiversidad.
La plática, efectuada en el Auditorio Ángel Palerm de nuestra casa de estudios, tuvo como eje principal hablar de la neurodivergencia (personas con una neurología diferente a la de la mayoría de la población) y de la neurodiversidad, que también es un movimiento político y social que busca se le reconozca sin prejuicios. En el evento hubo participaciones del público presente.
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La participación del auditorio fue muy nutrida. |
Ahí, se dieron cita Andrés Cogordán Zúñiga, María Patricia Arriola Font, Diana Dalmau Alarcón y Berenice Dorantes García, que forman parte de la comunidad universitaria, para platicar su día a día en nuestra casa de estudios desde la neurodiversidad. Beatriz Ulloa Montemayor, Coordinadora de Atención a Personas con Discapacidad, fungió como moderadora.
Las y los expositores contaron sus propias experiencias personales, como cuando los diagnosticaron con algún tipo de trastorno: límite de la personalidad (TLP), déficit de atención (TDA), déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o bipolaridad, y las complicaciones que se presentan al interactuar con familiares y amistades o cuando se realizan tareas cotidianas en la escuela o el trabajo.
Berenice relató que tardíamente le diagnosticaron TDA. "El diagnóstico sí me cambió la vida, puedo entenderme mejor. Eso fue un punto de partida para saber lo que me sucedía. Tal vez muy en el fondo pensaba que había algo mal conmigo, simplemente me di cuenta de que es una forma diferente de existir".
Diana, a quien se le complica prestar atención por periodos bastante largos de tiempo, relató que la neurodivergencia es una forma distinta de observar al mundo y a la sociedad. "El diagnóstico me dio mucha paz, me hizo comprender que, estructuralmente, soy diferente y eso no es malo necesariamente".
María contó que no le gustan las etiquetas de los distintos diagnósticos que ha recibido, de lo difícil que es convivir con las personas, de los medicamentos y las terapias. "Cuando enfrentas una vida y un mundo que no está pensado para ti, a veces es sumamente hostil y violento", expresó.
Andrés habló sobre lo complicado que fue la neurodivergencia en su niñez, el cúmulo de emociones, las veces que lo expulsaron de las escuelas, la ansiedad y los nervios que vive. "Quiero agradecer quienes organizaron este espacio para poder compartir las experiencias que hemos tenido", apuntó.
Entre los retos que enfrentan de su entorno, describieron falta de empatía, la incomprensión, el desconocimiento de la neurodiversidad de las y los neurotípicos -que no tienen una condición neurológica que incida en su comportamiento, pensamiento o comunicación, cuando dicen: "No parece que tengas un trastorno".
También, de los olvidos, las distracciones, las desconcentraciones, las frustraciones, los temores, las soledades, las horas de sueño, los problemas con personas, pero además de la comprensión y el acompañamiento que ofrece la IBERO ante las crisis mediante la Clínica del Bienestar Universitario (CBU), y también, de experiencias en la institución que no han sido comprendidas por las y los demás.
Reflexionaron respecto a que se tiende a ver a la neurodivergencia como si fuera una enfermedad y "es una condición", donde al final las personas neurotípicas piensan que los neurodivergentes fingen o justifican actitudes o formas de ser, pero en la realidad es que todos somos diferentes neurológicamente.
También deliberaron sobre la accesibilidad y la inclusión, la ansiedad que causan las evaluaciones y tareas, los mitos que existen sobre la neurodiversidad, lo hiperactivos o hipersensoriales (sonidos, ruidos molestos) que se experimentan, y que la sociedad se ha tardado en entender la neurodivergencia para estudiarla, aceptarla, verbalizarla y nombrarla para llevar una óptima convivencia.
Jorge Alberto Segrera Tapia, Académico del Departamento de Reflexión Interdisciplinaria del Área de Reflexión Universitaria, dijo que reflexionar sobre la neurodiversidad cobra sentido cuando se identifican las implicaciones en nuestro proceder cotidiano, lo cual resulta sumamente enriquecedor para aprovecharlo en nuestra propia vida desde la comprensión.
Texto y fotos: Luis Reyes
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