La Semana Santa es la conmemoración cristiana anual de la Pasión de Cristo, es decir, de la entrada a Jerusalén, la última cena, el viacrucis, la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.

Al respecto, la Mtra. Teresa Valenzuela, académica del Departamento de Reflexión Interdisciplinaria de la IBERO, señaló que, en las lecturas de la cuaresma, nos van preparando para la Cruz de Jesús, que es el símbolo del sufrimiento en donde Dios participa con los seres humanos.

“La cruz nos sostiene y nos recuerda que no estamos solos en el sufrimiento, pues éste es comunitario, no se vive solo. En esta Semana Santa recordemos que podemos seguir este camino en solidaridad con el sufrimiento del mundo y con Dios amorosamente. Es la entrega radical por amor un ejemplo e invitación a vivir”, comentó la académica.

En ese sentido, la docente detalló que el sufrimiento tiene una extraña y maravillosa habilidad, pues nos puede llevar a la unidad. Esto lo podemos percibir en acontecimientos que nos ocurren, en las vivencias de dolor que nos acercan con las personas que amamos o nos invitan a sentirnos unidos a ellas.

Pero ¿estamos dispuestos al sufrimiento? ¿Cuál es mi capacidad de entrega? La especialista dijo que el sufrimiento es comunitario, el mal del otro(a) es el mío, no somos islas decía Thomas Merton. Salgamos de nuestras falsas seguridades individuales, vivamos la verdadera existencia en relación.

Aunque también está el otro lado. “La visión del sufrimiento ha hecho mucho daño también. Es difícil no caer en victimización, hablando de este tema. ¿Cuál es la invitación? Me parece que unidos en el sufrimiento podemos trascenderlo y encontrar en él, el acontecimiento amoroso de unidad. Cristo no es un nombre propio, es un acontecimiento de unidad amorosa, que redime y sana el dolor, llevándolo a la plenitud”, dijo.

La Mtra. Valenzuela recordó que Dios está unido con nosotros(as) en nuestros sufrimientos. “El dolor y sufrimiento no podemos sostenerlo solos. La esperanza radica en la planificación de todo sufrimiento”.

• Notas relacionadas:

COVID-19: Meditar, una práctica para salir a 'la nueva normalidad'

Valentina González/ICM