Tregua olímpica de París 2024 ante conflictos en Medio Oriente y Europa del Este
Por: Dr. Erasmo Zarazúa Juárez, Académico del Departamento de Estudios Internacionales de la IBERO
Desde el año pasado, pero más en este 2024, ante los escenarios en Medio Oriente y Europa del Este en el contexto de acciones militares, se pide y se habla mucho de alto al fuego o de tregua, la cual ha tenido mayor interés por los próximos Juegos Olímpicos de París 2024.
Es muy común escuchar o leer de la “tregua olímpica” y se ha generalizado una serie de ideas no muy exactas de lo que es y de cómo surgió.
El término ekecheiria es la denominación de los pueblos helenos y la podemos traducir como “tregua o paz olímpica o sagrada”. Ésta surgió cuando tres reyes pactaron no atacarse durante los juegos, ofrendas y demás actos religiosos dedicados a Zeus. La historia, es decir, los hechos, se mezclan con la mitología, y tenemos el relato en el que el Oráculo de Delfos es quien le señaló a Ífito, Rey de Élide, que debía pactar con los otros pueblos para poder hacer las veneraciones a Zeus en un clima de paz, es decir, con Pisa representada por Cleostenes y Esparta liderada por Licurgo.
¡Mucho cuidado!, pues vemos el pasado con los ojos del hoy. Si bien los juegos eran importantes, no eran el punto máximo, sino una actividad más de una serie de sacrificios, bailes, rituales, poesías, etc., con un carácter religioso que se realizaban en el templo y árbol de olivo dedicado a Zeus. Con el tiempo, en ese Valle de los Dioses, que estaba a las faldas del Monte Olimpo, hogar de Zeus desde el año 1,200 a. n. e., se edificaron posteriormente más templos, estadios, teatros, mercados, baños, gimnasios, etc., por lo que después el lugar tomaría el nombre de Olimpia.
La fecha más aceptada del inicio de los que denominamos Juegos Olímpicos es el año 776 a. n. e., pero historiadores de la época hablaban de juegos en honor a Zeus desde el año 884 a. n. e. en esa zona. No obstante, los juegos y rituales religiosos se realizaban sin periodicidad o un orden. A título personal, interpreto que los juegos, ademas de todas las otras actividades religiosas, se llevaban a cabo en distintas épocas del año por los diferentes pueblos, sin el aval o el apoyo de las principales Ciudades-Estado. El honrar a Zeus no era una tarea armónica ni de unión de los pueblos helenos, que se la pasaban en distintos enfrentamientos y guerras, y para darle orden, respaldo y garantías a las acciones religiosas, que incluían a los juegos, Ìfito preguntó al oráculo cómo poder hacer los honores al Dios de dioses en paz y armonía.
La tregua o paz sagrada era efectiva sólo para participantes, asistentes y público. En el campo de batalla, se suspendían las acciones bélicas para dar paso a sacerdotes, entrenadores, representantes del gobierno, filósofos, músicos, cantantes y ofrendas, y entre los soldados transitaban con vítores los atletas que se dirigían en conjunto a Elis. Una vez que terminaban de pasar, se reactivaban las acciones bélicas.
Esta paz olímpica o sagrada incluía algo que era lógico en aquel tiempo y aun ahora: no entrar con armas a la zona religiosa, era tierra sagrada y, como tal en ese tiempo, esos artefactos estaban prohibidos. Los juegos eran una actividad religiosa; a los estadios y demás instalaciones se entraba sin armas.
Siete días antes de los juegos, salían corriendo los spondoforoi, que anunciaban esta paz sagrada y la proximidad de los actos religiosos, se cortaba el trigo del estadio y se ponía todo en orden para llevar el gran evento de la época. Pero las guerras continuaban, incluso en algunas ediciones la propia Olimpia fue invadida y pasó a control de las distintas ciudades helenas.
Conforme pasó el tiempo, los pueblos romano, egipcio y otros del Mediterráneo se sumaron. La tregua sólo se aplicaba a los participantes, no sólo antes, sino también después de finalizados los juegos, ya que siete días después los participantes gozaban de la garantía de libre paso para volver a sus hogares, mientras el fuego olímpico se encendía nuevamente para marcar el inicio de la olimpiada y ser el recordatorio de los siguientes juegos en cuatro años.
En el siglo XX, el Comité Olímpico Internacional (COI) lanza nuevamente a los heraldos para llamar a la tregua o paz olímpica; claro, no corren atravesando pueblos, sino que se llama a la comunidad internacional. Terminada la Guerra Fría, la ONU lanzó este documento: “El 25 de octubre de 1993, la Asamblea General aprobó la resolución 48/10, en la que proclamó el año 1994 Año Internacional del Deporte y el Ideal Olímpico, y la resolución 48/11, en la que instó a los Estados Miembros a que observaran la tregua olímpica (…) de los próximos Juegos Olímpicos, que se celebrarán en Lillehammer (Noruega), del 12 al 27 de febrero de 1994, se extenderá del 5 de febrero al 6 de marzo de 1994”. El presidente del COI, Antonio Samaranch, fue a Bosnia para convencer a las fuerzas beligerantes de detener sus acciones y dar pie a la participación de atletas, lamentablemente no fue así.
Es así que, desde 1993, todo es más formal y, antes de cada fecha olímpica, de verano o invierno, tanto el COI como la ONU en conjunto, llaman a la comunidad a reunirse en paz y dar las facilidades a las y los atletas, pero con pocos resultados. El llamado a la tregua para París 2024 ya fue lanzado y esperemos que tanto en Europa del Este como en Medio Oriente y los demás puntos del planeta en conflicto hagan de su parte.
¿Cuál es la diferencia con los juegos antiguos donde sí se suspendían por un momento las actividades bélicas? La cosmovisión. Los juegos no eran sólo juegos, eran una actividad religiosa y, por lo tanto, eran sagrados. La mayoría de los participantes tenían la misma religión, el mismo contexto de lo sagrado. Actualmente, los juegos son actividades con carga filosófica, idealista, armonía, etc., pero no son sagrados, no son una religión, la cosmovisión panhelénica no es la misma hoy que ayer, y además, no es el mismo contexto para todos los actuales participantes.
En 1914 se dio una pequeña tregua sagrada, la de Navidad. Durante ese primer año de la Gran Guerra, esta celebración se pudo llevar a cabo y hasta se jugó futbol, pues el punto de partida fue lo sagrado y religioso del 25 de diciembre que compartían todos los ahí involucrados. Debemos seguir trabajando para que los ideales olímpicos sigan creciendo y que todos y todas en el planeta compartamos y tengamos como punto máximo la paz y los Juegos.
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