La gestión de la investigación es un proceso complejo que requiere no sólo de talento y esfuerzos, sino de operaciones que resulten apoyadas tanto por el personal directivo, eslabón inicial del ciclo en la demanda de la solución de los problemas, como de las personas especialistas en determinadas disciplinas, en cuyas manos recae la extraordinaria tarea de orientar las acciones hacia la consecución de las principales estrategias.

Sin embargo, los elementos anteriores no bastan si no se garantiza la integración de personal, igual de profesional, organizado y proactivo, que asegure un sistemático accionar en la planta de investigadores e investigadoras para que cada paso constituya una pieza importante en la consecución del objetivo común.

Gestionar la investigación es mucho más que la decisión individual de proyectarse y ejecutar tareas concebidas hacia el cumplimiento de objetivos trazados, es lograr la integración de cerebros imaginativos que garanticen la pluralidad de ideas, los enfoques holísticos, la vivencia de la multidisciplinariedad en las funciones más cotidianas y que puedan lograr un alto grado de satisfacción con respecto a su experiencia de sentido de pertenencia al equipo de trabajo.

Tal es el caso de Verónica Águila Mendoza, que en este 2020 cumple 35 años de servicio en la IBERO y con quien sostuvimos una conversación que da cuenta de la importancia que tiene el personal administrativo en nuestra Universidad para que la investigación con sello jesuita sea realmente posible.

-¿Cómo y cuándo llegas a la IBERO?

-Estudié cinco años la carrera comercial de Secretaria Bilingüe y una especialidad como Edecán en Turismo. Tenía unos meses de haber completado mis estudios y necesitaba encontrar trabajo. Un día platicando con una amiga, que también era mi vecina y trabajaba en la IBERO, me dijo que por qué no intentaba entrar a trabajar ahí.

Me animé a solicitar el trabajo y con el apoyo del Dr. Carlos Escandón Domínguez, S. J., que también había sido mi vecino y me conocía, ingresé en 1984 como secretaria eventual del Pull Secretarial, en la Dirección de Personal.

Estuve así por un año, hasta que se abrió una plaza en la Oficina de Compras y el 21 de enero de 1985 me quedé ahí como personal de planta.

-¿Desde entonces estás en el INIDE?

-Estuve cuatro años en la Oficina de Compras. Se presentó la oportunidad de ser la secretaria del Director General Administrativo y ahí estuve ocho años. En 1998 hubo cambio de administración en la Universidad y me tocó que me reubicaran a una nueva dirección que le asignaron al Dr. Carlos Muñoz Izquierdo. Después de cuatro años, en 2002, se creó el INIDE. Desde entonces soy secretaria de este Instituto. 

-¿Qué es lo que haces ahí? ¿Puedes describirnos de manera general un día de tu vida laboral para conocer un poco más de tu aporte?

-Doy apoyo administrativo al director, a los investigadores e investigadoras, asistentes y becarios del INIDE. Tramito todas las solicitudes de pago de honorarios, reembolsos de gastos, trámites para los académicos invitados, apartado de auditorios u otro espacio para algún evento, solicitudes para acceso a la IBERO y requisiciones de compra de material.

Para algunos eventos se ofrece un brindis al final y me encargo de contratar el servicio con proveedores. Si tenemos evento, ese día también apoyo con la logística, en recibir y atender a los invitados y estar al pendiente de que todo salga bien. 

-¿Cuáles han sido tus principales aprendizajes en la IBERO; en el INIDE?

-Uno de mis principales aprendizajes en la Universidad, es que siempre se debe tener una buena actitud con los compañeros de trabajo y demás personas. 

En el INIDE lo mismo, tener buena actitud para crear un buen ambiente de trabajo. Además, respetar a los investigadores e investigadoras en todo y ser neutral. 

-¿Qué piensas del trabajo que hacen las investigadoras e investigadores del INIDE?

-El trabajo que realizan los investigadores e investigadoras del INIDE es de mucha dedicación. Creo que hay gente de la IBERO que desconoce el trabajo que ellos y ellas hacen. Me emociona cuando terminan algún proyecto que se lleva tiempo, que se realiza en comunidades y que ellos han creado con su esfuerzo y con el fin de que en México tengamos una mejor educación.

-¿Has pasado algunos obstáculos en tu trabajo?

-Hasta el momento no he tenido ningún obstáculo en mi trabajo. Lo único que he pasado fue una gran experiencia, que fue al cambiarnos de la Campestre Churubusco a Santa Fe.

Pasamos muchas cosas y pensé que no aguantaría mucho tiempo en la IBERO con ese cambio por la lejanía, sin embargo, gracias a que me he sentido muy contenta trabajando en esta Universidad y las facilidades que nos brinda para transportarnos, la distancia no ha sido obstáculo para seguir haciéndolo. 

-¿Qué es lo que más te ha dado satisfacción en todos estos años?

-Lo que más satisfacción me da, es que personas de la IBERO y externas reconozcan mi trabajo con muestras de afecto, cariño y agradecimiento.

Agradezco mucho, también, poder haber hecho amistades entrañables desde que entré a esta institución.

-¿Cómo has vivido la pandemia en relación a tu trabajo?

-Con esta pandemia para mí no ha sido fácil adaptarme a trabajar en casa. Siento que no me concentro del todo en lo que estoy haciendo, me han hecho falta herramientas de trabajo como la impresora, que también escanea y a veces he requerido información que está en la oficina, esto complica las cosas para sacar el trabajo con facilidad. 

Además, extraño el ambiente de la oficina, a los compañeros y amigos, y a los estudiantes.

-¿Algo que quieras compartir y que no te haya preguntado?

-Estoy muy agradecida y feliz de poder trabajar en la IBERO, que siento como si fuera mi segunda casa. Tengo muchos gratos recuerdos y espero seguir trabajando aquí un rato más.

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Jesús González Alcántara/ICM