Vive en ‘desiertos alimentarios’ mayoría de habitantes de periferias de la ZMVM

Lun, 3 Oct 2022
En municipios poco conurbados del Estado de México e Hidalgo, mucha gente vive en lugares donde es insuficiente el acceso físico y económico a comida
En 2010, saliendo de cualquier hogar de la Zona Metropolitana de la CDMX, una persona debía caminar un km. para encontrar una tienda de conveniencia con su oferta de comida procesada y de nada frutas y verduras; a partir de 2020 halla una cada medio km.
  • Gráfica de la investigación ‘Entornos alimentarios urbanos: Estudio de caso de la Zona Metropolitana del Valle de México 2010-2020’.

En las periferias de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), específicamente en municipios poco conurbados del Estado de México e Hidalgo, la mayor parte de la gente vive en desiertos alimentarios, es decir, en lugares donde es insuficiente el acceso físico y económico a comida, reveló el Dr. Juan Manuel Núñez Hernández, académico del Centro Transdisciplinar Universitario para la Sustentabilidad (CENTRUS) de la IBERO.

Ese fue uno de los principales hallazgos de la investigación ‘Entornos alimentarios urbanos: Estudio de caso de la Zona Metropolitana del Valle de México 2010-2020’, que Núñez realizó junto con Ana Luisa Reyes Puente y Sofía Alcalá Reyes, alumnas de la Licenciatura en Sustentabilidad Ambiental (LiSA) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México; Laura Alicia Rodríguez Bustos, profesora de la LiSA; y Dalia Guadalupe Peña Portilla, estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Para este trabajo, en el que observaron el tipo de establecimientos donde la gente compra alimentos para preparar su comida, utilizaron información geográfica de localización de las 'tienditas de la esquina', mercados públicos, supermercados y tiendas de conveniencia (como los Oxxo y 7-Eleven), con el fin de detectar cuáles fueron los cambios en los entornos alimentarios urbanos de la ZMVM en la pasada década.

Estos entornos alimentarios, explicó el doctor, se definen a partir de: su acceso físico, o sea, qué tan cercanos están los establecimientos de venta de alimentos a los hogares de las personas; y el acceso económico de la gente, determinado por su nivel de ingreso y capacidad de compra.

A partir de eso, los entornos alimentarios se catalogan en: desiertos, con acceso físico y económico insuficiente a alimentos; pantanos, donde es variada la oferta, pero de alimentos con poco valor nutricional y alto valor calórico; y oasis, donde hay una oferta e incluso sobreoferta, por acceso físico, económico y por la variedad de productos.

La investigación encontró que, en alcaldías de la parte central de la Ciudad de México, los desiertos alimentarios –concentrados por lo general en las periferias de la ZMVM- se han venido disminuyendo de manera significativa del 2010 hacia el 2020, en parte, producto de una política social de subsidios para reducir los niveles de pobreza en zonas urbanas.

Buena parte de esos desiertos se han transformado en pantanos alimentarios, donde las personas tienen mayores ingresos y están accediendo a más alimentos, los cuales están adquiriendo en tiendas de conveniencia, ante la apertura intensa y masiva de este tipo de negocios donde se ofrecen alimentos poco nutritivos y de alto valor calórico, que generan problemas de desnutrición, obesidad y diabetes.

Es tal la penetración de las tiendas de conveniencia, que cada vez que se abre una de ellas se pierden alrededor de 13 tienditas de la esquina. “De hecho, en 2010, saliendo de cualquier hogar de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México una persona debía caminar más o menos un kilómetro para encontrarse una tienda de conveniencia; a partir de 2020, ya sólo tiene que caminar la mitad, en promedio”.

Por esa razón, alcaldías como Miguel Hidalgo, Cuauhtémoc, Venustiano Carranza y Benito Juárez, que antes fueron oasis alimentarios, se convirtieron en pantanos, detalló el investigador del Centro Transdisciplinar Universitario para la Sustentabilidad.

Abundó, para ejemplificar, que en Benito Juárez no todas las manzanas pasaron de ser oasis a pantanos. Mas las que sí sufrieron esta transformación es porque esta demarcación, otrora mayormente habitacional, en la actualidad cuenta con muchos comercios y oficinas, a cuyos trabajadores/as las tiendas de conveniencia les representan una opción atractiva para comprar alimentos.

Asimismo, las personas que habitan en esta delegación, ahora más jóvenes y con mayores ingresos económicos, tienen una dinámica de vida que no les permite cocinar, por lo que algunas carnicerías y pollerías que perdieron clientela acabaron convirtiéndose en tiendas de conveniencia, que “les facilitan la vida”, pues su oferta de acceso a alimentos, no obstante ser restringida -básicamente comida procesada, muy pocos lácteos y cárnicos, y nada de frutas y verduras-, se relaciona con la posibilidad de ponerle saldo al celular o la de pagar servicios como luz y agua.

Finalmente, el trabajo investigativo arrojó que buena parte de los oasis alimentarios, donde hay una oferta muy variada, nutritiva e incluso de alimentos orgánicos, se han consolidado exclusivamente en colonias centrales de la Ciudad de México, donde los niveles socioeconómicos son muy altos.

El trabajo, publicado con ayuda de la Universidad Iberoamericana en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health, bajo el título de ‘Changes in Food Environment Patterns in the Metropolitan Area of the Valley of Mexico, 2010–2020’, puede consultarse en la siguiente liga: https://www.mdpi.com/1660-4601/19/15/8960

PEDRO RENDÓN

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