En la esquina de Presidente Masaryk y Mariano Escobedo, en Polanco, existe un edificio que se construyó de arriba para abajo, es decir, del cielo al piso, aunque no toca éste, pues se mantiene seis o siete metros por encima del nivel de la calle.

Esta construcción bastante peculiar, que floreció en la época de oro de la arquitectura moderna mexicana --años 50 y 60--, originalmente alojó las oficinas de Seguros Monterrey y fue edificada por el connotado Arq. Enrique de la Mora y Palomar.

Para ser el primero en construir con ese sistema en México y alardear de su vasto expertis en estructuras arquitectónicas, “El Pelón” de la Mora levantó dos elementos de concreto al centro del terreno –-que serían las circulaciones verticales, o sea, elevadores y escaleras--, los llevó a la altura planeada, y desde lo más alto lanzó hacia los lados toda una estructura metálica alrededor de la cual empezó a construir hacia abajo.

Esta representativa y emblemática edificación es una de las más de 300 que aparecen en el libro digital ‘Polanco, patrimonio arquitectónico de la segunda mitad del siglo XX. Inventario de autores y obras’, editado por Publicaciones Ibero, cuyo autor es el Arq. Manuel Berumen Rocha y que estará disponible para su consulta a partir de diciembre.

En su texto, el académico del Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México presenta las obras de 170 ingenieros y arquitectos que marcaron esa época, como: Mario Pani, Vladimir Kaspé, Enrique “El Gringo” del Moral, Boris Albin, entre otros.

Durante la elaboración de su inventario, Berumen encontró que el ingeniero y arquitecto Francisco J. Serrano Álvarez de la Rosa –-padre de “Pancho” Serrano, edificador del campus de la IBERO--, es quien tiene más obra construida en Polanco, con 54 inmuebles, entre casas habitación y edificios, aunque la minoría pertenece al Movimiento Moderno y algunos han sido demolidos.

Las obras constructivas que aparecen en el libro se caracterizan por ser, la mayoría: edificios de lujo, que en su origen fueron departamentos en renta y hoy son condominios, de 300 a 400 metros cuadrados y cuyas fachadas se distinguen por sus balcones y cristales, que les daban su carácter de edificio moderno en el México de mitad del siglo XX.

En cuanto a por qué considerar y denominar a Polanco patrimonio arquitectónico e histórico de la Ciudad de México, Manuel Berumen dijo que, además de que algunos de los ingenieros y arquitectos más renombrados del país construyeron obra ahí, es porque en sus inmuebles habitaron grandes personajes de la vida nacional, como los expresidentes Emilio Portes Gil, Miguel Alemán Valdés y Manuel Ávila Camacho.

Algunos políticos que no llegaron a ocupar la silla presidencial, pero sí a radicar en Polanco, son: Maximino Ávila Camacho --hermano de Manuel-- y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano --quien sigue radicando ahí--; además de Porfirio Muñoz Ledo.

Otra pléyade que también hizo de Polanco su hogar, fue la integrada por el músico Agustín Lara y la actriz María Félix, el Premio Nobel de Química Mario Molina, el escritor Carlos Fuentes y el periodista José Pagés Llergo --fundador de la revista Siempre!--.

El docente de la Licenciatura en Arquitectura de la IBERO consideró que su inventario de autores y obras podría ayudar a la comunidad de vecinos de Polanco a conocer más su colonia, quererla y defenderla más, para que “Polanco logre sobrevivir en ese buen estado en el que todavía se conserva en la actualidad”.

PEDRO RENDÓN

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