¿Agotado? ¿Estresada? ¿Irritable? Tips para sobrevivir al encierro por COVID

Lun, 5 Abr 2021
La Encuesta sobre los Efectos del COVID-19 en el Bienestar de los Hogares con Niñas, Niños y Adolescentes en la CDMX (ENCOVID-19 CDMX) señala que una de cada tres personas presenta síntomas severos de ansiedad y una de cada cuatro, de depresión
La ansiedad es un síntoma de alerta y se debe atender. Para hacerlo, hay que partir de uno mismo, es decir, de esa motivación de poder hacer cambios de actitud y de pensamiento
  • La ansiedad nos atrapa y nos incrementa el estrés. Esto evita manejar las emociones como la frustración, el enojo, la tristeza, el miedo y la incertidumbre (Pixabay).

¿Has notado qué en los últimos meses tu nivel de ansiedad, estrés, miedo o tristeza aumentó? ¿Sientes irritabilidad y agotamiento? ¿Estos mismos síntomas aparecieron en quienes te rodean? Mantén la calma, muchas otras personas, al igual que tú, se están enfrentando a distintas situaciones que ha traído la pandemia como la ansiedad causada porque han muerto o enfermado personas cercanas, un tema de desempleo, no tener contacto interpersonal, agotamiento por el encierro o miedo a contagiarse.

A pesar de que los problemas de salud mental se han incrementado en la población por la pandemia, especialistas coinciden en que todas las crisis tienen un final y que para atender la ansiedad es importante validar nuestras emociones, así como hacer cambios de actitudes, pensamientos, hábitos alimenticios, de sueño y sobre el uso de tecnología.

La Dra. Ana Paola Sáenz, académica del Departamento de Psicología de la IBERO, señaló que identificar situaciones o pensamientos que están disparando la ansiedad permite validar las emociones y saber de dónde viene el miedo, la angustia o la tristeza.

La también responsable del Programa de Tutorías del Departamento de Psicología señaló que un disparador de la ansiedad puede ser el desempleo, el no tener contacto con otras personas, el agotamiento por el encierro, lo cual está relacionado con la falta de novedad.

En ese sentido, comer saludable, dormir bien, ejercitarse o tener espacios de ocio programado o estructurado con juego, así como no perder el contacto con las otras personas –aunque sea virtual– para tener un espacio para hablar, reír o desahogarnos, ayuda a conectar con la esperanza y evita que la ansiedad incremente.

La especialista está consciente de que aún hay restricciones para evitar contagios de COVID-19, pero señaló que los espacios que se empiezan a abrir son ventanas de esperanza. Por lo cual, invitó a las personas a realizar alguna actividad con riesgo reducido como salir a caminar o andar en bicicleta.

De acuerdo con la Encuesta sobre los Efectos del COVID-19 en el Bienestar de los Hogares con Niñas, Niños y Adolescentes en la Ciudad de México (ENCOVID-19 CDMX), el 32% de las personas presentan síntomas severos de ansiedad y el 25%, de depresión. En ambos padecimientos, se observa que la prevalencia de estas enfermedades es mayor entre los hogares con menores recursos socioeconómicos, esto según datos obtenidos en diciembre.

Cuando la ansiedad nos atrapa

En entrevista la Dra. Gabriela González Ruiz, académica del Departamento de Psicología y quien forma parte del equipo que brinda talleres virtuales de arteterapia para capacitar a servidores públicos de Nueva York,  dijo que la ansiedad se genera a partir de un sentimiento, pensamiento o una acción.

“Se trata de un estado de ánimo que es positivo cuando lo que hace es movernos. Generalmente, en las ciudades, antes del confinamiento, las personas vivían en un estado de ansiedad porque todo el tiempo se movían. Pero la pandemia vino a resguardarnos en nuestro hogar, que se tuvo que reinventar como oficina, escuela, consultorio”, explicó.  

El cierre de los espacios amplios que permitían la convivencia, los traslados, que favorecían las relaciones y ayudaban a respirar, reflexionar, escuchar y caminar, generó más ansiedad en las personas porque les implicó quedarse en un mismo lugar por mucho tiempo.

Esa ansiedad nos atrapa y nos incrementa el estrés. Esto evita manejar las emociones que se relacionan con éste, como la frustración, el enojo, la tristeza, el miedo y la incertidumbre. Todas las emociones se empiezan a acumular y entonces ya no sólo es ansiedad, sino estados de pánico, angustias prolongadas, desesperanzas y no sabemos cómo trasladarlas”, detalló la especialista.

La Dra. Gabriela González Ruiz advirtió que la ansiedad es un síntoma de alerta que hay que atender.  Para hacerlo, hay que partir de uno mismo, es decir, de esa motivación de poder hacer cambios de actitud, de pensamiento, de hábitos alimenticios, de sueño, del uso de tecnología. Esto implica una autoaplicación y autoevaluación. “Esto en ocasiones es demasiado trabajo porque estábamos muy acostumbrados a que nos dijeran qué hay que hacer”.

Por esta razón, la psicóloga recomienda organizar horas de ejercicio, lo que permite generar endorfinas que derivan en un estado de bienestar y felicidad. Así como comer saludable y tomar agua. Esto evitará sobreestimular la tensión y el desgaste en el cuerpo.

En ese sentido, la Dra. Ana Paola Sáenz comentó que si una persona nota que nuestro nivel de ansiedad, de angustia, miedo, tristeza es mucho más alto, y si esto preocupa a otras personas, es decir, ya hay una muestra al exterior de nuestra actitud, tenemos que consultar a un especialista.

“Es importante que si sentimos que algo se está saliendo de control y que me estoy viendo rebasada en herramientas, es momento de buscar a un especialista, un psicoterapeuta, una consulta en línea o algún tipo de apoyo profesional. Hay muchos espacios capacitados para brindar ayuda en situaciones críticas, hay terapias de sesión única, modalidades de intervención centrada en objetivos pequeños, pero específicos. Merecemos vivir tranquilas y tranquilos”, añadió.

  • Liga de interés:

Clínica de Bienestar Universitario (CBU)

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Valentina González/ICM

 

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