#ANÁLISIS Seguridad energética es cada vez más apremiante

Vie, 28 Sep 2018
Una posible solución es instalar paneles solares en órbita; otra, hacer de la vida, una ‘vida sostenible’
  • Es necesaria la producción de energía, pero se deben buscar nuevas fuentes (Imagen: pixabay.com).
Por: 
Dr. Erasmo Zarazúa*

En 1972, un grupo de investigadores interdisciplinario, el Club de Roma, notó preocupantes alteraciones en la proyección de su investigación: para el año 2030 un colapso global sería posible. La sobrepoblación, el agotamiento de combustibles y materias primas, la escasez de agua, la contaminación, entre otras, serían las bases que llevarían a la humanidad al desplome.

En aquella década nació el concepto ‘sostenibilidad’ como la solución a los entonces crecientes problemas. Pero a más de 200 años de la publicación de ‘La riqueza de la naciones’, no se podía ver que el crecimiento y el desarrollo podrían tener límites.

Durante los siguientes lustros, los precios de la energía no causaron gran problema, el uso cada vez mayor de la energía nuclear, junto con la fósil, daba una vasta posibilidad de seguir creciendo; hoy sabemos que no es así. El petróleo y el gas ya no son baratos y nada fáciles de conseguir, la energía nuclear ha sumado ya tres graves accidentes, sin considerar las llamadas 'pequeñas fallas', que han contaminado ríos, lagos y plantíos; ambas energías ya no serán viables a corto y mediano plazo, por sus costos, escasez y contaminación.

Por otro lado, la dinámica económica sigue cada vez más acelerada después de terminada la Guerra Fría. China, India, Canadá, Australia, Indonesia, Rusia, México, Sudáfrica y Brasil han entrado al sistema de manera gradual pero contundente, la tasa de crecimiento poblacional continua a la alza, menos tierras para cultivar, falta de agua y lo peor de todo: el calentamiento del planeta. Estamos a 12 años de llegar a la fecha en que se predijo el colapso, resientes estudios señalan que tal vez se pueda remediar si tomamos medidas desde ahora.

Nuestro mundo actual está acostumbrado a una oferta altísima de energía, comparada con la de hace 50 años, pero aun así no es suficiente para cubrir la demanda y ya no alcanza a producirse más. La seguridad energética es cada vez más apremiante, ésta, entendida como el acceso, precio razonable y la satisfacción de la demanda de un Estado. Las energías limpias no se han desarrollado del todo, lo más preocupante es que no podrán suplir la que deje de obtenerse de las fósiles y menos de la nuclear.

La biomasa nos quita tierras y alimentos, no hay suficiente agua o viento para hacer funcional la producción masiva de energía eólica y termoeléctrica, además de que los políticos no las entienden y mucho menos las desarrollan. Se necesita más energía y la nuclear está en entre dicho, será muy difícil poder desecharla, suplirla y de una vez por todas superarla.

Es tiempo de hacer el gran cambio, así como se unieron miles de científicos para hacer realidad lo que Einstein pensó tardaría siglos. La cooperación internacional, tanto de Estados, empresas y científicos, debe tener como objetivo nuevas fuentes energéticas con grandes rendimientos a mediano plazo, el año 2030 está cerca.

La energía solar es una posible solución, ésta no debe de estar en paneles aquí en la Tierra, sino en el espacio. Hay diferentes proyectos para instalar gigantescos espejos en órbita, los cuales captarían más luz solar, por ende más energía, la cual puede ser transportada a la Tierra mediante láser.

Otra opción que parece utópica por complicada y costosa es la antimateria. Pero repito, cuando se lanzó la famosa formula E=mc2, se creyó utópico, pero la Segunda Guerra Mundial creó la necesidad y el coraje suficiente para lograrlo, y en 1945 se detonó la primera bomba atómica. Posteriormente, durante el siglo XX se extendió la energía sacada de esta utopía. La antimateria produce 10 mil veces más energía que la fisión nuclear y consiste en la aniquilación de una partícula con una antipartícula.

Lo que si podemos hacer, desde ahora y todos, es ahorrar energía; sabemos muchas formas de hacerlo, Entonces, ¿qué esperas?; desenchufa tus aparatos cuando no los uses, no dejes encendidas las luces, utiliza focos ahorradores, no exageres al usar el aire acondicionado o la calefacción, báñate rápido, usa el trasporte público, bicicleta o camina; recicla, rehúsa, consume productos con menor impacto al ambiente, usa lo que realmente necesites, haz de tu vida una ‘vida sostenible’.

Cuando los Estados, organizaciones, empresas y sobre todo la sociedad, se dieron cuenta de los graves problemas y el daño ecológico, comenzaron a trabajar en ello, pero lamentablemente no del todo. ¿Qué esperas? ¡Actúa! Se nos advirtió de esto en 1972 y apenas estamos haciendo cambios significativos, ya perdimos más de 40 años… 

*Dr. Erasmo Zarazúa es académico del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México

PRL/ICM

 

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