El Dr. Javier Escobedo Conde, S.J., académico de la Universidad Iberoamericana León, advirtió que México vive atrapado en una narrativa de violencia que debe transformarse en una narrativa de paz. Durante su Conversación Magistral “El perdón y la reconciliación como derecho humano: una aproximación desde la justicia restaurativa”, ofrecida en el Aula Magna San Ignacio de Loyola de la IBERO Ciudad de México, sostuvo que el perdón no es ingenuidad ni debilidad, sino un imperativo ciudadano para habitar en paz.

“El perdón tiene que ser entendido como una virtud política y civil, no como un privilegio de las sacristías. Se trata de perdonar incluso lo imperdonable, como único camino hacia la reconciliación”, señaló.

Una nueva cultura de justicia

Escobedo explicó que la justicia restaurativa se diferencia de la punitiva porque no condena ni castiga, sino que busca restaurar a las personas involucradas en un conflicto: tanto a la víctima como al victimario. “No hay reconciliación sin perdón. Y el perdón no es algo inmediato, es un proceso que requiere reconocer el daño, reconstruir la verdad, reparar y reestablecer el acuerdo”, afirmó al referirse a las llamadas “cuatro erres” del perdón.

El jesuita recordó que la violencia en América Latina no puede enfrentarse solo con causas aisladas, pues se trata de un fenómeno complejo que exige trabajo interdisciplinario, diálogo social y el involucramiento de comunidades enteras. En ese sentido, propuso que las universidades se conviertan en “territorios de pacificación”, espacios donde se coloquen mesas de diálogo antes que monumentos a próceres.

El perdón como derecho humano

Para Escobedo, el perdón no es un acto privado o religioso, sino un derecho humano ligado a la posibilidad de segundas oportunidades. “Así como defendemos el derecho a la educación o a la salud, debemos defender el derecho a reconciliarnos”, apuntó.

Al compartir ejemplos de su trabajo en México y América Latina, destacó experiencias de mediación en comunidades indígenas y en procesos de paz en Colombia, donde el perdón se ha convertido en herramienta para sanar heridas colectivas.

“El reto es desterrar la rabia, los rencores y la retaliación para recuperar seguridad, significado de vida y confianza social. No se trata de un gesto ñoño, sino de una apuesta política y ciudadana para vivir en paz”, concluyó el académico.

Texto y fotos: Mariana Domínguez Batis

Notas relacionadas:

• Presidente de CIDH Alerta sobre Retrocesos en DD.HH. en AL; Llama a Defenderlos desde la Universidad
• Ataque en CCH Sur Obliga a Repensar la Universidad como Espacio de Paz: Defensoría UNAM
• IBERO, Sede del V Encuentro de la Red Iberoamericana de Defensorías Universitarias