Diario Sonoro IBERO busca resguardar la memoria auditiva de la pandemia
Diario Sonoro, el proyecto que impulsó la Dra. Jimena de Gortari, coordinadora de Investigación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, a partir del confinamiento por la crisis sanitaria desatada por el COVID-19, busca describir la pandemia a través del sonido y con esto ofrecer la posibilidad de una narrativa en términos de la memoria.
Este ejercicio, que invita a escuchar con atención lo que sucede a nuestro alrededor, surgió en los cursos de verano que imparte la IBERO para las y los hijos de sus colaboradores y colaboradoras. Pero a partir del confinamiento, en marzo del año pasado, la investigadora decidió adaptar esta herramienta de reflexión para que el radio de uso se ampliara.
De Gortari compartió que hubo personas que a partir de este ejercicio sintieron calma; y otros describieron el miedo que les provocó el silencio, sobre todo al descubrir la inactividad de una urbe como la Ciudad de México.
“Conforme avanzaron los meses de la pandemia, las personas que han participado en este ejercicio vieron la posibilidad que ofrece el silencio porque esto les permitió apreciar sonidos naturales como los de los pájaros, el de la lluvia y el viento. Se dio la percepción de sonidos que ya no se escuchaban y ahora, en esta nueva etapa, en la que se inició un nuevo año con semáforo rojo, han ocurrido denuncias y quejas por el ruido en la calle”, explicó la investigadora.
Compartió que los sonidos descubiertos por medio de la escucha atenta, acompañan y hacen menos terrible el actual contexto. Sobre todo porque en estos meses el entorno sonoro se ha modificado al disminuir los decibeles, lo que nos ha permitido estar conscientes del ruido al que estábamos habituados y cuya existencia tiene impacto en la salud.
“Esto puede generar una posibilidad de política pública, que la autoridad se dé cuenta de que hay problema con el ruido, que sigue siendo el segundo contaminante ambiental de las ciudades. Además de que nos hemos dado cuenta de que nosotros también podemos ser generadores de ruido”, añadió la profesora del Departamento de Arquitectura.
Para la docente, a partir de lo que ha arrojado esta actividad, existe la posibilidad de una narrativa en términos de la memoria, respecto a cómo se ha ido modificando el entorno sonoro conforme han pasado los meses desde que inició la emergencia. Además, hay una necesidad y mayor noción frente a esta problemática.
El Diario Sonoro, que se encuentra en línea, invita a describir el primer sonido de la mañana, a preguntarnos si nos asusta algún de esos ruidos, a describir cómo es nuestro día a través de sus sonidos, a pensar cuál es el último de ellos que escuchamos antes de dormir, o cuáles fueron los que percibimos en nuestros sueños, a dibujar un sonido chico o uno grande.
También, a escribir el sonido que recordamos de la ciudad antes de confinarnos en casa; si hemos descubierto ruidos nuevos ahora que estamos en contingencia o qué se oye en el lugar donde vivimos.
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