Luis Fernando Frías de la Parra, director de No voy a pedirle a nadie que me crea (México-España 2023) y egresado de la Universidad Iberoamericana (IBERO), calificó como “peligroso” que el cine recurra a la espectacularización de los hechos trágicos, la glorificación de los protagonistas y la perfección de las víctimas como si fueran moralmente intachables.

“La narrativa universal se ha enfocado en hacer a humanos demasiados perfectos, es una contradicción deshumanizar para poder humanizar. Me parece irónico, hay maravillosas películas de los llamados antihéroes. Me interesan mucho esos personajes imperfectos porque tienen demasiada complejidad sobre el bien y el mal, quizá como miopes, aburridos o tontos”, expresó.

El director, guionista y productor mexicano, regresó después de 20 años a la IBERO, su alma mater, para comentar con estudiantes y académicos de esta Casa de Estudios, su más reciente largometraje No voy a pedirle a nadie que me crea (México- España 2023), que se exhibió en el Foro de Cine.

Afirmó que a diferencia del libro ganador al Premio Herralde de Novela 2016, su adaptación cinematográfica, se alejó un poco de la narración en primera persona para mantener la ironía dramática, con el fin de que los personajes no supieran lo que otros estaban viviendo en la historia.

“La adaptación es un reto cuando se trata de un material conocido. (No voy a pedirle a nadie que me crea) Es una novela con muchísimo humor narrada en voz de los personajes (…) Tomamos una cierta distancia, parto en mi interpretación de rescatar elementos que me parecen los más acordes para lo que la novela me provocó y me hizo sentir”, acotó.

Frías de la Parra, quien ha trabajado en destacadas series de HBO como Our flag means death y ha sido galardonado por su película Ya no estoy aquí (México-EU 2019), que arrasó en los Premios Ariel 2020, afirmó que el cine es una herramienta que le ha permitido llenar sus propias inquietudes y necesidades.

En entrevista con la IBERO, indicó que en el tema de la migración hay un campo muy fértil para explorar la naturaleza humana, como cuando una persona es extraída de su país y afloran los impulsos, las necesidades primarias y los malos entendidos.

El cineasta, quien actualmente trabaja en un documental musical, indicó que como profesional las herramientas del lenguaje audiovisual lo han hecho voltear la mirada desde otro ángulo, buscar lo extraordinario dentro de lo ordinario y prestar atención en aquello que para la mayoría pasaría desapercibido.

“Vuelvo a la IBERO después de 20 años, fue una época muy bonita de mi vida (…) Lo que más me llevé sin duda fue lo que aprendí con mis compañeros. Conocí a personas de otras latitudes, significó algo muy interesante para mí, fue una época de experimentación en muchos sentidos. La universidad fue el marco para que eso sucediera”, recordó.

Texto y Fotos: Luis Reyes

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