El consumo de alimentos y bebidas ultraprocesados (ABUP) en la infancia es un potencial impulsor de la obesidad abdominal en el corto y mediano plazo, por lo que se requiere de políticas públicas que limiten la ingesta de estos productos por parte de niños y adolescentes, así como generar los incentivos correctos para que la industria alimentaria lleve su oferta hacia características más saludables y sostenibles.

Así lo explicó el Doctor Mauricio Hernández Fernández, académico del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE) de la Universidad Iberoamericana, durante el seminario para la presentación de resultados intermedios del proyecto El papel de los alimentos y bebidas ultraprocesados en la epidemia de obesidad en México.

“A las personas se les hace sencillo ofrecer ultraprocesados a los niños porque no tienen diagnóstico de diabetes o síndrome metabólico a muy corta edad”, además de que hay escasa evidencia de la repercusión de este tipo de alimentos en la población infantil, indicó Hernández Fernández.

Pero lo cierto es que los impactos negativos del consumo de ABUP se pueden apreciar desde temprana edad en indicadores metabólicos como la circunferencia de la cintura, tal como demuestra el primer avance de esta investigación.

Para cumplir con su objetivo 1, el académico exploró longitudinalmente, mediante dos modelos matemáticos distintos, la relación entre el gasto de las familias mexicanas en este tipo de alimentos y tres indicadores antropométricos: puntaje z del Índice de Masa Corporal (IMC) para la edad, circunferencia de cintura y relación cintura-altura. Para ello, se basó en datos de la Encuesta Nacional sobre Niveles de Vida de los Hogares (ENNViH).

En su intervención, el Doctor Gustavo Cediel, académico de la Universidad de Antioquía, en Colombia, destacó dos cambios en el paradigma del abordaje de las problemáticas de alimentación y nutrición. Primero, dejar atrás la concepción de que el único responsable es el individuo y pasar a tomar en cuenta también de los entornos y sistemas alimentarios. También se transitó del nutricionismo, una concepción reduccionista donde la alimentación se concibe como un mero sistema de transferencia de nutrientes, a un paradigma más holístico y transdisciplinario.

Y es precisamente en estos enfoques de entornos alimentarios que se encuadran los siguientes dos objetivos del trabajo presentado por el EQUIDE.

El objetivo 2 de esta investigación, que está en proceso, consistirá en estudiar si la Inversión Extranjera Directa (IED) tiene alguna asociación con la oferta de ultraprocesados en México. Al respecto, Gustavo Cediel señaló que la IED en la industria local es una de las formas en que se transmite la obesidad en los niños. La obesidad y las enfermedades crónicas no son transmisibles, agregó, “pero sí se transmiten socialmente”.

El objetivo 3 del proyecto será realizar un análisis de la red social Twitter como escenario para el debate político y propagandístico en torno a los productos comestibles ultraprocesados en México.

Para Sonia Lizeth Hernández Cordero, académica del EQUIDE, el tema de este proyecto es relevante por la alta disponibilidad en México y en el mundo de los ultraprocesados, aunado al problema de obesidad en niños y adolescentes.

Con este proyecto, se promovió a través del EQUIDE la inclusión de nuestra Universidad Iberoamericana a la red del Observatorio para el Derecho a la Alimentación para América Latina y el Caribe (ODA-ALC).

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Texto: Yazmín Mendoza; Foto: Pixabay