IBERO desarrolla biorrefinería para convertir desechos en combustibles

Vie, 1 Jul 2022
La Mtra. Lorena Pedraza, investigadora y docente del Departamento de Ingeniería Química, Industrial y de Alimentos de la IBERO, encabeza la investigación 'Transformación de biomasa marina y lignocelulósica en productos de valor'
  • La Mtra. Lorena Pedraza, investigadora y docente del Departamento de Ingeniería Química, Industrial y de Alimentos de la IBERO, lidera este proyecto (Alberto Hernández/IBERO).
  • Con el desarrollo de la biorrefinería, se evitará la quema de desechos y personas dedicadas a la agricultura podrían obtener beneficios con la venta de sus residuos (Alberto Hernández/IBERO).
  • Lorena Pedraza compartió que la planta piloto permitirá el escalamiento y la demostración de los procesos de una biorrefinería para la producción de biocombustibles y productos de valor (Alberto Hernández/IBERO).

La construcción de un futuro sustentable y socialmente justo es uno de los compromisos más fuertes que tiene la IBERO, por lo cual, a través de su Instituto de Investigación Aplicada y Tecnología (InIAT), trabaja en la instalación de una planta piloto de biorrefinería que permitirá que residuos forestales, agrícolas y biomasas como el sargazo, se conviertan en biocombustibles, así como la generación de productos de valor agregado.

Se trata del proyecto interinstitucional y multidisciplinario Transformación de biomasa marina y lignocelulósica en productos de valor bajo el esquema de una biorrefinería liderado por la Mtra. Lorena Pedraza, investigadora y docente del Departamento de Ingeniería Química, Industrial y de Alimentos de la IBERO, quien explicó que el objetivo de esta iniciativa es disminuir estos residuos a través de aplicaciones sustentables y con el menor impacto al medio ambiente.

Sobre la pertinencia de esta investigación, la académica explicó que se estima que la actividad agrícola genera 70 millones de toneladas anuales de residuos de maíz, frijol, caña y sorgo, los cuales, junto con los residuos forestales, no se aprovechan, por el contrario, se queman, lo que genera contaminación, así como partículas suspendidas para las comunidades que están alrededor.

Con el desarrollo de la biorrefinería, se evitará la quema de desechos y personas dedicadas a la agricultura podrían obtener beneficios con la venta de sus residuos.

Sobre el sargazo, a pesar de que es considerado una parte importante del ecosistema marino, como refugio y hábitat para la crianza de numerosas especies, su llegada a las playas en cantidades excesivas causa problemas a los sectores productivos, los ecosistemas, la salud pública y a la economía. Derivado de su descomposición, se producen compuestos químicos como el ácido sulfhídrico y el amoniaco, que, según el grado de concentración en el aire y la exposición, puede afectar la salud de los seres vivos. 

En ese sentido, la Mtra. Lorena Pedraza compartió que la planta piloto que alista la IBERO permitirá el escalamiento y la demostración de los procesos de una biorrefinería para la producción de biocombustibles y productos de valor a partir de biomasa lignocelulósica, es decir, de los residuos de origen agrícola, la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos y el sargazo. 

A través de este proyecto se busca aprovechar todos los componentes y algunos de los subproductos de las reacciones involucradas del sargazo. El proceso consiste en el acopio y pretratamiento del material, la sacarificación de la fracción celulósica a glucosa, la fermentación a etanol, ácido láctico y otros productos, la fermentación de las pentosas, así como la recuperación y purificación de estos compuestos.

En el caso de la biomasa marina, al ser de composición química diferente, la estrategia de aprovechamiento se basa en su transformación a compuestos como bioaceite, biogás y en la extracción y modificación de sus componentes estructurales.

Asimismo, esta investigación plantea establecer la distribución óptima de productos de la biorrefinería, tomando en cuenta índices de sustentabilidad (ambiental, económico y social) para asegurar no solamente la factibilidad económica, sino que tenga un impacto positivo en la sociedad.

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Valentina González/JCM

 

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