Volver rentables las ideas de negocios para que éstas se conviertan en empresas generadoras de empleos en México es el objetivo de la incubadora de empresas de la Universidad Iberoamericana, dedicada a acelerar el proceso de creación, crecimiento y consolidación de empresas innovadoras a partir de las capacidades de sus emprendedores.

A partir del supuesto “no hay ideas tontas, sólo carentes de rentabilidad”, la incubadora de la Iberoamericana Kiyo Incubadora de Ideas y Empresas ofrece a los emprendedores que se acercan a ella la generación de proyectos viables para que sus empresas se desarrollen lo mejor posible a lo largo de los años, explicó el maestro Abraham Vergara Contreras, su coordinador.

Desde la fase de preincubación, los titulares de los proyectos reciben asesoría para adquirir un enfoque empresarial (aun si carecen de formación económica-administrativa), a partir del cual se determinan desde el principio aspectos de suma importancia como son los costos de producción y operación, o conocer a la competencia del sector; todo en busca del éxito de las ideas de los futuros empresarios o de quienes ya lo son.

Mediante la orientación especializada y experiencia de los docentes que colaboran con la incubadora de la Ibero, ésta ayuda a los emprendedores a generar un plan de negocios formal que prevea desde una estructura y estrategias mercadológicas, financieras y de producción, hasta sugerir el diseño del empaque de sus productos que les permita vencer a su competencia e incluso enseñar “cómo puedes volver a tu empresa una franquicia”.

Los aspectos anteriores son en suma el valor agregado de una incubadora, que en el caso específico de Kiyo Incubadora de Ideas y Empresas tiene un plus: quienes en ella trabajan han sido emprendedores que crearon sus propios negocios.

A quienes temen que la incubadora pueda apropiarse sus ideas, Vergara Contreras, académico del Departamento de Estudios Empresariales de la Ibero, les aclaró que ésta “no les roba sus ideas”; de hecho se firman acuerdos de confidencialidad que establecen entre otros rubros que el emprendedor es el dueño de la empresa, y de cuyo consejo de administración nunca formará parte la incubadora, pues su papel se limita a ayudar a volver realidad los negocios, potencializarlos y aconsejar a sus fundadores para que salgan adelante.

PRL/ ah