En la concepción actual de la manera de conmemorar el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres (8M), han tenido un papel muy importante las instituciones de educación superior, expresa la Dra. Michelle Gama Leyva, Académica del Departamento de Letras de nuestra IBERO Ciudad de México e integrante del grupo de trabajo que se conforma cada año en esta casa de estudios de cara al 8M. Considera que, de hecho, ya es impensable separar a la fecha y a las instituciones.

Las universidades, explica, han hecho que cambie mucho el discurso de la “felicitación” que antes existía, hoy casi ridícula y de broma, con la idea de que “las mujeres son a la vez tan fuertes y tan frágiles”, que hoy vemos como una consigna ofensiva, ignorante, y que no tiene nada que ver con conmemorar; celebrar y conmemorar no son la misma cosa. En los últimos años, la mayoría de las personas que piensan en el 8 de marzo, dice la investigadora, ya no piensan en regalar una flor, sino en ir a marchar, asistir a una conferencia, visitar una muestra de arte.

“Pensemos que hay dos frentes en las universidades. El más importante y protagónico, el de las estudiantes, que toman como suyo el espacio de la universidad para mostrar sus consignas, desplegarse, marchar”, explica en entrevista con Prensa IBERO. “Ya hay una voz muy clara de la feminista universitaria en el 8M”.

Agrega que eso tiene que ver con que las jóvenes asuman como propia la lucha feminista, “y eso es importante porque le da oxígeno y energía al movimiento” feminista, el cual tuvo un impulso en 1975, cuando la ONU implementó el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo.

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“También ha habido una politización, especialmente de las estudiantes mujeres, que no había, por ejemplo, cuando yo fui a la universidad”

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La especialista en temas de perspectiva de género se dice emocionada de “ver, en términos de la institución, cómo las estudiantes se apropian de sus espacios universitarios desde las consignas feministas”, llevando a cabo, por ejemplo, talleres en los días previos a la marcha por el 8M para elaborar cartulinas y mantas.

El otro frente universitario que ve la académica es el institucional, que, desde sus académicos y académicas, desde sus políticas institucionales, participa en el 8M con espacios de reflexión: conferencias, muestras artísticas, muestras culturales. “Hacemos mancuerna con el alumnado, con las alumnas”.

Señala que se da el diálogo intergeneracional entre las profesoras, que se iniciaron en el activismo desde su juventud, y las nuevas generaciones, que ahora están tomando la batuta. Lo cual pone de manifiesto cómo la academia alimenta el activismo y, a la vez, alimenta la política institucional, que a la vez alimenta lo que vemos en las aulas.

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“Hay vasos comunicantes entre estos tres flancos: la academia, el activismo y la política institucional”.

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Como institución privada de educación superior, la IBERO ha sido punta de lanza: la primera universidad privada con Protocolo para la Prevención y Atención de la Violencia de Género, también la primera con un Comité de Atención de la Violencia de Género constituido como un cuerpo colegiado, afín al quehacer feminista de manera horizontal, y con un Plan de Igualdad de Género a la vanguardia.

Con el paso de los años, el 8 de marzo “se afianza cada vez más como parte permanente de la vida universitaria”, dice la Dra. Gama Leyva.

Texto y Foto: Yazmín Mendoza

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