Mindfulness, el arte de la atención plena para combatir el estrés

Vie, 20 Dic 2019
Colaboradora de la Clínica de Bienestar Universitario de la IBERO explica el beneficio de practicar esta discilpina
  • El mindfulness se define como la conciencia que emerge de poner atención intencionada y sin juicio al momento presente (Imagen: pixabay.com).
Por: 
Karla Chávez, colaboradora eventual de la Clínica de Bienestar Universitario de la IBERO

El ser humano desde su nacimiento inicia la tarea de vivir con el objetivo de sentirse mejor. Es así que, a partir de ese momento, se vuelve un propósito continuo buscar maneras de aminorar su sufrimiento o perfeccionar su vida actual. Con esto en mente, ha desarrollado excelentes máquinas, mejorado sus capacidades físicas por medio de ejercicio, buscado recursos como la psicoterapia, creado excelentes recursos médicos y hasta desarrollado distintas formas de construcciones comunitarias.

Todo con tal de simplificar su vida, sentir menos de aquello que le es aversivo o lograr distraerse de emociones o pensamientos incómodos. Si bien este esfuerzo y sus alcances pueden ser aprovechables, el problema de fondo es que dedicamos gran parte de la vida a querer eliminar aquello que es inevitable.

De forma alternativa, un grupo de personas cada vez mayor ha integrado en las últimas décadas la posibilidad de aceptar y no sólo huir de la condición humana por medio de la práctica de mindfulness, desde sus aplicaciones espirituales originales, hasta la adaptación de la misma a una gran variedad de condiciones, desde estrés hasta dolor crónico.

Jon Kabat- Zinn, creador de uno de los primeros modelos terapéuticos que utilizan esta estrategia, define el mindfulness como la conciencia que emerge de poner atención intencionada y sin juicio al momento presente, para así evidenciar cómo se desenvuelve la experiencia de un momento al otro. Es un proceso psicológico que da una forma diferente de lidiar con las dificultades naturales que vienen con estar vivo.

Si bien pudiera sonar sencillo, es común encontrarnos en modo de ‘piloto automático’ en nuestro día a día, inmersos en nuestros pensamientos, planes a futuro, recuerdos del pasado u observaciones críticas a la situación actual. Esto puede suceder sin darnos cuenta o a veces de forma intencional para ‘escapar’ al momento, como cuando estamos en una situación ‘aburrida’ y buscamos distraernos con redes sociales y con esto ‘pasar el rato’.

Desde sus orígenes en la espiritualidad budista, el mindfulness (sati) incluye tres aspectos: atender, aceptar y recordar el momento presente. Así, su práctica incluye darnos cuenta y redirigir nuestra atención al momento presente en primer lugar o al mismo discurso mental, lo que permite reconocer nuestros procesos mentales, es decir, ‘atender a lo que atendemos’, a nuestros propios pensamientos, para que así tengan menos control de nosotros, de nuestras emociones y de nuestras acciones.

El segundo elemento, la aceptación, incluye curiosidad y apertura a las experiencias internas y externas. Esto se refiere a la capacidad de sostener esta atención plena, sin intensiones de eliminarlo, hacia pensamientos, emociones y sensaciones incluso en los momentos en los que éstas son incómodas.

Finalmente, el mindfulness requiere de diferentes prácticas que incrementan paulatinamente la habilidad para regular nuestra atención en la cotidianeidad; es decir, de recordar estar presente en el día a día a partir de una práctica diaria y continua. Una forma de lograrlo es a partir de prácticas ‘informales’ como es regresar al momento por medio de señales ambientales, como la luz roja de un semáforo o el sonido de una llamada de teléfono. Así, una vez que llegan estos avisos podemos enfocar la atención a las experiencias sensoriales que describen lo que está sucediendo.

Otra práctica es a partir de la meditación formal, en la que se designa un tiempo específico para sentarnos en silencio. La mayor parte de las prácticas de meditación involucran elegir un foco de atención, usualmente la respiración, un elemento que nos permite enfocarnos cuando nos damos cuenta que la mente deambula. Este foco a veces pueden ser sensaciones en el cuerpo o eventos internos específicos como emociones y la respuesta sensorial que despiertan. Un ejemplo de esto es atender a las palpitaciones que se desencadenan a partir de experimentar ansiedad.

Mindfulness, entonces, no significa dejar de pensar o sentir, sino el poder observar y darnos cuenta qué pensamos y sentimos. Tampoco tiene como objetivo encontrar paz, pues sería nuevamente el considerar la práctica como una forma de evitar la experiencia.

Contrario a esto, es importante poder observar la totalidad de la experiencia y mejorar nuestra capacidad de aceptarla. Así, la propuesta es romper con la forma usual de pensarnos en este mundo para vivirnos en este mundo. Es conocer la manera en la que funciona la mente y descubrir cómo afrontar con paz lo que sucede tanto fuera, en el contexto, como dentro, en nuestro cuerpo.

Si al leer esta información consideras importante acudir a un proceso psicoterapéutico, en la Clínica de Bienestar Universitario (CBU) te podemos ayudar. La CBU es un espacio donde se brinda atención psicológica al personal de la IBERO a costos accesibles. Para mayor información puedes agendar una cita al correo cbu@ibero.mx.

 

Las opiniones y puntos de vista vertidos en este comunicado son de exclusiva responsabilidad de quienes los emiten
y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de la Universidad Iberoamericana.

Para mayor información sobre este comunicado llamar a los teléfonos: (55) 59 50 40 00, Ext. 7594, 7759
Comunicación Institucional de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México
Prol. Paseo de la Reforma 880, edificio F, 1er piso, Col. Lomas de Santa Fe, C.P. 01219