Para promover el cuidado del ambiente sonoro, la salud auditiva y la conciencia sobre los peligros del ruido, este 27 de abril, el último miércoles del mes, se conmemora el Día Internacional de La Lucha Contra el Ruido, una fecha que, a decir de la Dra. Jimena de Gortari, coordinadora de Investigación de la IBERO, evidencia que lo que se aprendió en esta materia durante la pandemia quedó en el olvido.

En entrevista, la docente recordó que durante el confinamiento hubo un ejercicio de concientización que implicó ‘ralentizar’ la vida y en el cual aparecieron sonidos que estaban olvidados o de los cuales no nos habíamos percatado en mucho tiempo, como el canto de las aves o los sonidos de la naturaleza.

Sin embargo, para la investigadora, estos sonidos, así como el silencio, que no estaban presentes por el ajetreo que se vivía antes de la crisis sanitaria, se han perdido de nuevo con el regreso a la normalidad tras dos años de pandemia.

“Durante la contingencia se creó cierta conciencia acerca del entorno sonoro que se vivía en esos días, vivimos los beneficios de escuchar los pájaros, la sonoridad y el silencio. El sonido nos acompañó con silencios, con cierta paz, calma y sosiego, pero se nos olvidó. Ahora volvemos al mismo punto de la intensidad de la vida, a la prisa y el ruido”, explicó la especialista en entornos acústicos saturados.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación acústica es uno de los factores ambientales que provoca más problemas de salud.  

La contaminación acústica es definida como el exceso de sonido, de ruidos que alteran las condiciones normales del ambiente y son generados por actividades humanas; uso de automóviles (ruido de motor, claxon), la promoción de artículos para su venta con equipos de sonido y actividades industriales, lo que produce efectos negativos en la salud de las personas. Desde entonces, cada miércoles último de abril, una lista cada vez más larga de países en todo el mundo se unen a esta conmemoración.

Entre las afectaciones físicas destacan:

• Presión arterial.
• Modificación del ritmo respiratorio.
• Tensión muscular.
• Agudeza de visión.
• Dolor de cabeza.
• Tensión muscular.
• Silbido en los oídos.

Afectaciones psicológicas:

• Estrés.
• Irritabilidad.
• Trastornos del sueño.
• Mala memoria.
• Falta de atención.

La Dra. Jimena de Gortari comentó que uno de los grandes problemas en esta materia es que las personas no nos hemos hecho conscientes de que somos parte del problema, de que generamos ruido. En ese sentido, dijo que hacer conciencia del ruido que generamos contribuye al entorno sonoro.

La creadora del Diario Sonoro, un instrumento que buscó resguardar la memoria auditiva de la pandemia, añadió que es grave que el ruido no esté en la agenda pública, pues tendría que formar parte de cualquier estudio de impacto ambiental de cualquiera infraestructura. “En importante insistir en que el ruido es un problema y que es un tema transversal a lo que sucede”, dijo.

El Día Internacional de la Lucha contra el Ruido se realizó por primera vez en la ciudad de Nueva York, el 24 de abril de 1996. Fue organizado por un grupo de personas con problemas auditivos con el propósito de alertar a los ciudadanos sobre los riesgos de la sobreexposición al ruido.

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Valentina González/ICM