¿Qué Sabemos del Cometa 3I Atlas?

Mar, 11 Nov 2025
  • Cometa 3I Atlas.
Por: 
Centro Astronómico Clavius

El cosmos nos sigue sorprendiendo. El objeto conocido como 3I/ATLAS es un cometa que no se originó en nuestro Sistema Solar, sino que viene de fuera. Es apenas el tercer cometa interestelar conocido, tras 1I/Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). Esto lo convierte en un valioso mensajero desde lo profundo del espacio y nos ofrece la oportunidad de aprender sobre materiales y ambientes más allá de nuestra vecindad solar.

Este cometa fue descubierto el 1 de julio de 2025 por el sistema telescópico Asteroid Terrestrial‑impact Last Alert System (ATLAS) en Chile. Su denominación sigue el esquema de la Unión Astronómica Internacional (IAU): “3” porque es el tercer objeto interestelar catalogado, “I” de interstellar, y “ATLAS” por el programa que lo descubrió.

Tiene un tamaño estimado cuyo rango va de unos cientos de metros a unos pocos kilómetros.Se mueve aproximadamente con una velocidad de 210 000 km/h, la más alta jamás registrada para un visitante de nuestro sistema solar. En su momento más cercano a la Tierra estará a unos 270 millones de km (aproximadamente 1.8 veces la distancia Tierra-Sol). La aproximación máxima al Sol ocurrió el día 30 de octubre de 2025, situándose justo dentro de la órbita de Marte.

¿Por qué es relevante este cometa?

El avistamiento de 3I/ATLAS representa una oportunidad para observar un objeto proveniente de otra parte de la galaxia. Todos los cuerpos de nuestro Sistema Solar —planetas, lunas, asteroides, cometas— comparten una historia común de formación. Pero los cometas interestelares vienen de fuera, y por tanto pueden contener ingredientes, estructuras, condiciones o historias diferentes.

Esto podría abrir varias líneas de investigación interesantes:

  • ¿Qué composición química y mineralógica tiene? ¿Se parece o difiere de lo habitual en los cometas del Sistema Solar?
  • ¿De dónde viene? ¿Qué historia vivió antes de entrar aquí?
  • ¿Cómo reacciona al acercarse al Sol? Su actividad (gases, polvo) puede dar pistas de su origen.

Estas y otras preguntas son las que se espera responder con el avistamiento de este interesante cometa.

¿Qué instrumentos están observándolo?

La European Space Agency (ESA) y sus colaboradores están siguiendo atentamente el cometa. Algunos puntos destacados:

  • Ya fue observado por los telescopios espaciales Hubble Space Telescope y James Webb Space Telescope. Su halo parece liberar gases como CO₂, H₂O, CO, e incluso compuestos más complejos.
  • La ESA está movilizando misiones interplanetarias como Mars Express, ExoMars Trace Gas Orbiter y Jupiter Icy Moons Explorer (JUICE) para apuntar hacia el cometa y observarlo desde diversos ángulos.
  • El radiotelescopio sudafricano MeerKAT ha captado líneas de absorción de hidroxilo (OH) en el cometa.
  • A pesar de su interés, no se planea enviar una nave espacial hasta él: su velocidad tan alta y el poco tiempo de aviso lo hacen inviable

Mirando al futuro: ¿qué nos espera?

Al acercarse al Sol, los cometas experimentan un aumento de actividad: los hielos se sublimarán, liberando gases y polvo. Esto ofrece una ventana excepcional para observar su “comportamiento cosmológico”. Además, misiones futuras como Comet Interceptor de la ESA están diseñadas justamente para visitar cometas recién llegados del exterior del Sistema Solar — y quizá, en algún caso, otro objeto interestelar. Además, en noviembre de 2025, el Telescopio Espacial Hubble realizará espectroscopía ultravioleta de 3I/ATLAS para determinar la composición de sus emisiones gaseosas y la proporción azufre-oxígeno, y el telescopio monitorizará al cometa mientras sale del Sistema Solar. El JWST tiene programadas sus siguientes observaciones de 3I/ATLAS para diciembre de 2025, después del paso más cercano del cometa con el Sol.

Otros cometas observados desde la IBERO

El cometa 3I/ATLAS es demasiado tenue para poder ser observado con los telescopios del Centro Astronómico Clavius de la IBERO. Sin embargo, durante las últimas semanas el cielo en la CDMX nos ha permitido ver con el telescopio al cometa Lemmon. Lo fotografiamos, y también dirigimos la cámara al cada vez más débil cometa Swan. 

Este tipo de observaciones nos recuerdan lo fugaces que pueden ser estos visitantes helados. Muchos cometas aumentan su brillo cuando se acercan al Sol y luego se atenúan rápidamente mientras se alejan. Su apariencia es dinámica, cambiante; son literalmente hielos sucios que se subliman y liberan gas y polvo en su paso acelerado rumbo a las profundidades del espacio.

Cometas como Lemmon o Swan no suelen ser espectaculares a simple vista desde la ciudad, pero a través del telescopio nos permiten asomarnos —aunque sea un instante— a ese proceso ancestral que liga el origen de estos cuerpos con la propia formación del Sistema Solar. Cada observación es una pequeña cápsula del tiempo: un fragmento de la historia del cosmos pasando silenciosamente sobre nuestras cabezas.

Conclusión

Mediante la observación de cometas, los científicos tienen la oportunidad de asomarse a las condiciones de formación planetaria y estelar, enriquecer nuestra comprensión de la materia cósmica y situar al Sistema Solar en un contexto más amplio. Para quienes seguimos divulgando ciencia, es un momento fascinante para compartir con el público — un verdadero puente entre la astronomía de frontera y nuestra experiencia cotidiana.

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