#TuVoz. Alimentación Intuitiva; una propuesta disruptiva

Mié, 19 Jun 2024
Este modelo propone comer cuando tengamos hambre, dejar de comer cuando no tengamos hambre y comer de lo que tengamos hambre
Algunos de sus beneficios: tener una buena relación con la comida y bienestar psicológico
  • Comer no implica contar calorías y macronutrientes, dividir tu plato en porcentajes, ni enumerar porciones. (Ilustración elaborada con Adobe Firefly).

¿Comerías si tienes hambre? ¿Dejarías de comer cuando ya no tienes hambre? 

Estas preguntas pueden parecer muy simples e incluso absurdas. El comer y dejar de comer es un instinto que tenemos desde que nacemos, un instinto que nos ha ayudado a crecer, a mantenernos saludables y a sobrevivir. Sin embargo, vivimos en una época en la cual se busca que no atendamos estas señales, sino que sigamos regímenes que nos digan qué comer, a qué hora y en qué cantidad, haciendo nuestra alimentación tan limitada y esquemática que pareciera personalizada... para un robot.

  

Estos regímenes, conocidos coloquialmente como “dietas” dejan a un lado el hecho de que nuestros antojos varían de un día para otro. No todos los días tienes la misma cantidad de hambre y no todos los días la vas a tener justo a la hora de la colación matutina. Frente a esto, la alimentación intuitiva es una propuesta que ha creado disrupciones, pues propone comer cuando tengamos hambre, dejar de comer cuando no tengamos hambre y comer de lo que tengamos hambre, junto con beneficios como tener una buena relación con la comida y bienestar psicológico.  

 

Se trata de identificar las señales fisiológicas de autorregulación de hambre y saciedad, junto con los factores que las detonan ¿Qué tan desconectados estamos de nuestro cuerpo para que esta iniciativa nos haga ruido? 

 

Básicamente, se trata de educar a nuestro cuerpo y mente para aprender a identificar las señales fisiológicas de autorregulación de hambre y saciedad, junto con los factores que las detonan ¿Qué tan desconectados estamos de nuestro cuerpo para que esta iniciativa nos haga ruido?

 

Se nos ha enseñado a pasar hambre si eso supone que vamos a bajar de peso, si reduciremos nuestro Índice de Masa Corporal (conocido como IMC) o si nos veremos más delgados. Otra afirmación disruptiva: no todos los cuerpos se tienen que ver iguales, ni tienen que medir lo mismo, ni tienen que comer lo mismo (en cantidad y variedad) para ser saludables.

 

La alimentación intuitiva ha sido descrita como un enfoque compasivo, pues busca que en la práctica de comer exista goce y no culpa.

 

Leamos los 10 principios que propusieron las creadoras de la alimentación intuitiva en 1995, las nutriólogas estadounidenses Evelyn Tribole y Elyse Resch y reflexionemos si verdaderamente es compasiva, o si los enfoques más normalizados se han vuelto desmesuradamente críticos y violentos:  

 

1. Rechaza la mentalidad de dieta: con “dieta” se refiere a una restricción alimentaria. Estas restricciones suelen estar acompañadas de culpa, obsesión, ansiedad, depresión, insatisfacción corporal e incluso el riesgo de desarrollar un trastorno alimentario, de acuerdo con el Instituto de Nutrición Kendall Reagan de la Universidad Estatal de Colorado. 

 

2. Honra tu hambre: tu cuerpo trabaja mucho por hacerte saber cuándo necesita comida, escúchalo y no le exijas que trabaje “sin gasolina”. 

 

3. Haz las paces con la comida: nunca te ha lastimado, no le tengas miedo ni rencor. Los carbohidratos y las grasas nunca serán tus enemigos, son nutrientes esenciales para tu buen funcionamiento y desarrollo.

 

4. Reta a la policía de alimentos: no dejes que tus pensamientos juzguen lo que comes. Nunca debes castigarte por haberte alimentado; mejor cuestionemos las creencias que nos han llevado a sentir culpa al comer. 

 
La salud no se logra mediante dietas “perfectas”, se logra entendiendo que la salud es única para cada persona. Prioriza escuchar tu cuerpo y fomenta el bienestar físico y emocional. (Ilustración elaborada con Adobe Firefly). 
 

5. Siente tu nivel de saciedad: la saciedad es una señal con la que raramente estamos conectados conscientemente. ¿Dejo de comer cuando me duele la panza, cuando me acabo el plato o cuando los que están a mi alrededor dejan de comer? Ninguna de estas opciones es correcta. La saciedad debería de estar acompañada de una satisfacción plena, física y mental.  

 

6. Descubre el factor de satisfacción: alimentarnos debería ser un acto lleno de placer y satisfacción, y no solo de los sentidos (sabores, olores, texturas), sino también una satisfacción mental en la que no exista la culpa.  

 

7. Enfrenta tus emociones con amabilidad: permítete sentir sin críticas. El comer emocional es una conducta humana y no tiene por qué ser algo negativo, concientiza lo que sientas en ese momento.  

 

8. Respeta tu cuerpo: reconoce que los ideales de belleza son cambiantes, subjetivos y muchas veces inalcanzables. No tienes por qué seguirlos, aprende a escuchar las necesidades reales de tu cuerpo, no las de la sociedad.  

 

9. Movimiento: encuentra formas de moverte que no se sientan como un castigo. El ejercicio no debería de ser una herramienta para cambiar tu cuerpo, sino una forma de celebrarlo y fortalecerlo.

 

10. Honra tu salud con nutrición compasiva: la salud no se logra mediante dietas “perfectas”, se logra entendiendo que la salud es única para cada persona. Prioriza escuchar tu cuerpo y practica fomentar el bienestar físico y emocional. 

 

Si la alimentación constara solamente de llegar a requerimientos, podríamos vivir empastillados, consumiendo únicamente multivitamínicos y polvos de proteína. Sin embargo, la alimentación tiene dimensiones culturales, sociales y psicológicas. Respetemos e impulsemos estas dimensiones. No intentemos reducirla a solamente las sustancias que aportan.  

 

No todos los cuerpos se tienen que ver iguales, ni tienen que medir lo mismo, ni tienen que comer lo mismo (en cantidad y variedad) para ser saludables.

 

Se ha visto en estudios científicos que la alimentación intuitiva está asociada con una imagen corporal positiva y una mejor gestión emocional. Aunque no sea un enfoque aplicable a toda la población, ya que hay condiciones de salud que pueden interferir con la percepción de las señales de hambre y saciedad y aún es necesaria más evidencia científica que evalúe los beneficios a largo plazo, es un enfoque que tiene un gran potencial en mejorar la salud tanto física como emocional de las personas y modificar la perspectiva que se tiene hoy en día de la alimentación. 

 

Reflexionemos si este modelo representa la verdadera práctica de “aprender a comer”. Pues comer no implica contar calorías y macronutrientes, dividir tu plato en porcentajes, ni enumerar porciones, sino poder conectar con tus señales físicas y emocionales durante el acto de la alimentación sin que se vuelva algo tormentoso.  

 

¿Sabías que, en este marco de cambio de gobierno, la IBERO desarrolló el compendio ‘Construyendo en conjunto: Propuesta de Políticas Públicas desde la Universidad Iberoamericana para México’, con diversas propuestas en materia de salud y nutrición?

 

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Por: Ana Gálvez Alemán, de la  Licenciatura en Nutrición y Ciencia de los Alimentos 

 

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