“El sector ganadero genera, alrededor de, 18% más gases de efecto invernadero (GEI) que la industria del transporte”, reveló hace unos 15 años la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) a través de un informe. Evidentemente, no podemos responsabilizar, únicamente, al consumo de carne de todas las emisiones contaminantes que genera la producción de alimentos; sin embargo, un estudio publicado en 2021 en la revista Nature Food, muestra que mientras los de origen vegetal producen un 29% de los GEI, en el caso de los de origen animal, el porcentaje sube a 57%.

Estos datos preocupantes, son de los que parte el concepto de la “dieta planetaria”, también conocida como “flexiteriana”, la cual consiste en adoptar un patrón de alimentación basado en un sistema sostenible que no ponga en riesgo la vida en la Tierra, pero, que a la vez, pueda cubrir las necesidades nutrimentales que nos ayuden a prevenir enfermedades y mejoren nuestra calidad de vida.

“Esta dieta, que consiste únicamente en generar nuevos hábitos de consumo más conscientes y responsables, es una prueba de que las personas tenemos una alternativa”, explica una nota publicada en el sitio web de Greenpeace. Entonces, ¿en qué consiste puntualmente la dieta planetaria o flexiteriana? 

El término “flexiteriana” proviene de la combinación de las palabras “flexible” y “vegetariana”; sin embargo, no necesariamente excluye el consumo de los alimentos de origen animal (pescado, carne, aves y sus derivados), pero sí los reduce en proporción con los de origen vegetal; por lo tanto, se basa en mayor medida en la ingesta de frutas, verduras, legumbres, semillas y granos enteros y minimiza la cantidad de productos como carnes, huevo y leche, así como de alimentos ultraprocesados (refinados e industrializados).

¿Es sano adoptar este estilo de vida?

Estos patrones dietarios son ricos en cuatro componentes: fibra, vitaminas, minerales y fitoquímicos, los cuales brindan beneficios a la salud e incluso hay evidencia del efecto positivo que este tipo de alimentación ofrece a personas con diferentes enfermedades como cáncer, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, sobrepeso y obesidad.

No obstante, es importante acudir con una o un especialista en nutrición para adoptar una dieta flexitariana de forma correcta porque, con base en tu estado de salud general, se debe realizar un plan personalizado que no genere una descompensación. En algunos casos, los planes basados en este tipo de dietas recomiendan comer fundamentalmente alimentos basados en plantas, sólo ocasionalmente productos animales y únicamente una vez por semana una porción de carne roja.

¿Cuál es la problemática a la que responde este tipo de alimentación?

El planeta enfrenta una sindemia, compuesta por tres pandemias: obesidad, desnutrición y cambio climático, las cuales se relacionan directamente entre sí; por ejemplo, el cambio climático impacta en la producción de alimentos principalmente frescos, esto afecta su disponibilidad su variedad, a su vez, esto ocasiona el incremento de precios en los alimentos que, por una parte, puede afectar a poblaciones de escasos recursos a elegir opciones no saludables, lo que tiene efectos como la obesidad o la desnutrición poblacional. 

Los tres pasos clave para asegurar un futuro sostenible rumbo a 2050, son reducir a la mitad el desperdicio de alimentos, mejorar las prácticas agrícolas y adoptar el flexitarianismo, el cual puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de agua dulce para la producción de alimentos, evitar la deforestación y por ende, frenar la pérdida de biodiversidad en el planeta. 

¿Quieres poner tu granito de arena? 

No tienes que renunciar a la carne, pero sí puedes limitar su consumo, recuerda que si ya estás decidida o decidido a adoptar este tipo de alimentación, tienes que asesorarte con alguien profesional para que la dieta planetaria/flexiteriana se adecúe a tus características y necesidades nutricionales para evitar estados carenciales y, en caso de eliminar por completo el consumo de carne, tener una suplementación de vitamina B12.

 

 

 

 

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Recuerda que para frenar el avance del cambio climático también debes evitar los productos ultraprocesados, cuidar no desperdiciar la comida, consumir alimentos naturales y locales, así como ser consciente de tu uso del agua y utilizar menos el automóvil. 

**El Dr. Edgar Mendivil Rangel es académico de tiempo completo del Departamento de Salud de la Universidad Iberoamericana, es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), nivel I. Estudió la licenciatura en Nutrición, cuenta con una maestría en Biología Molecular y es doctor en Ciencias en Biología Molecular y Medicina. Su campo de trabajo se enfoca principalmente en genómica nutricional y alimentos funcionales para la prevención de enfermedades crónicas. 

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