#TuVoz. Alimentación Intuitiva; una propuesta disruptiva
¿Comerías si tienes hambre? ¿Dejarías de comer cuando ya no tienes hambre?
Estas preguntas pueden parecer muy simples e incluso absurdas. El comer y dejar de comer es un instinto que tenemos desde que nacemos, un instinto que nos ha ayudado a crecer, a mantenernos saludables y a sobrevivir. Sin embargo, vivimos en una época en la cual se busca que no atendamos estas señales, sino que sigamos regímenes que nos digan qué comer, a qué hora y en qué cantidad, haciendo nuestra alimentación tan limitada y esquemática que pareciera personalizada... para un robot.
Estos regímenes, conocidos coloquialmente como “dietas” dejan a un lado el hecho de que nuestros antojos varían de un día para otro. No todos los días tienes la misma cantidad de hambre y no todos los días la vas a tener justo a la hora de la colación matutina. Frente a esto, la alimentación intuitiva es una propuesta que ha creado disrupciones, pues propone comer cuando tengamos hambre, dejar de comer cuando no tengamos hambre y comer de lo que tengamos hambre, junto con beneficios como tener una buena relación con la comida y bienestar psicológico.
Se trata de identificar las señales fisiológicas de autorregulación de hambre y saciedad, junto con los factores que las detonan ¿Qué tan desconectados estamos de nuestro cuerpo para que esta iniciativa nos haga ruido? |
Básicamente, se trata de educar a nuestro cuerpo y mente para aprender a identificar las señales fisiológicas de autorregulación de hambre y saciedad, junto con los factores que las detonan ¿Qué tan desconectados estamos de nuestro cuerpo para que esta iniciativa nos haga ruido?
Se nos ha enseñado a pasar hambre si eso supone que vamos a bajar de peso, si reduciremos nuestro Índice de Masa Corporal (conocido como IMC) o si nos veremos más delgados. Otra afirmación disruptiva: no todos los cuerpos se tienen que ver iguales, ni tienen que medir lo mismo, ni tienen que comer lo mismo (en cantidad y variedad) para ser saludables.
La alimentación intuitiva ha sido descrita como un enfoque compasivo, pues busca que en la práctica de comer exista goce y no culpa.
Leamos los 10 principios que propusieron las creadoras de la alimentación intuitiva en 1995, las nutriólogas estadounidenses Evelyn Tribole y Elyse Resch y reflexionemos si verdaderamente es compasiva, o si los enfoques más normalizados se han vuelto desmesuradamente críticos y violentos:
1. Rechaza la mentalidad de dieta: con “dieta” se refiere a una restricción alimentaria. Estas restricciones suelen estar acompañadas de culpa, obsesión, ansiedad, depresión, insatisfacción corporal e incluso el riesgo de desarrollar un trastorno alimentario, de acuerdo con el Instituto de Nutrición Kendall Reagan de la Universidad Estatal de Colorado.
2. Honra tu hambre: tu cuerpo trabaja mucho por hacerte saber cuándo necesita comida, escúchalo y no le exijas que trabaje “sin gasolina”.
3. Haz las paces con la comida: nunca te ha lastimado, no le tengas miedo ni rencor. Los carbohidratos y las grasas nunca serán tus enemigos, son nutrientes esenciales para tu buen funcionamiento y desarrollo.
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4. Reta a la policía de alimentos: no dejes que tus pensamientos juzguen lo que comes. Nunca debes castigarte por haberte alimentado; mejor cuestionemos las creencias que nos han llevado a sentir culpa al comer.
La salud no se logra mediante dietas “perfectas”, se logra entendiendo que la salud es única para cada persona. Prioriza escuchar tu cuerpo y fomenta el bienestar físico y emocional. (Ilustración elaborada con Adobe Firefly). |
5. Siente tu nivel de saciedad: la saciedad es una señal con la que raramente estamos conectados conscientemente. ¿Dejo de comer cuando me duele la panza, cuando me acabo el plato o cuando los que están a mi alrededor dejan de comer? Ninguna de estas opciones es correcta. La saciedad debería de estar acompañada de una satisfacción plena, física y mental.
6. Descubre el factor de satisfacción: alimentarnos debería ser un acto lleno de placer y satisfacción, y no solo de los sentidos (sabores, olores, texturas), sino también una satisfacción mental en la que no exista la culpa.
7. Enfrenta tus emociones con amabilidad: permítete sentir sin críticas. El comer emocional es una conducta humana y no tiene por qué ser algo negativo, concientiza lo que sientas en ese momento.
8. Respeta tu cuerpo: reconoce que los ideales de belleza son cambiantes, subjetivos y muchas veces inalcanzables. No tienes por qué seguirlos, aprende a escuchar las necesidades reales de tu cuerpo, no las de la sociedad.
9. Movimiento: encuentra formas de moverte que no se sientan como un castigo. El ejercicio no debería de ser una herramienta para cambiar tu cuerpo, sino una forma de celebrarlo y fortalecerlo.
10. Honra tu salud con nutrición compasiva: la salud no se logra mediante dietas “perfectas”, se logra entendiendo que la salud es única para cada persona. Prioriza escuchar tu cuerpo y practica fomentar el bienestar físico y emocional.
Si la alimentación constara solamente de llegar a requerimientos, podríamos vivir empastillados, consumiendo únicamente multivitamínicos y polvos de proteína. Sin embargo, la alimentación tiene dimensiones culturales, sociales y psicológicas. Respetemos e impulsemos estas dimensiones. No intentemos reducirla a solamente las sustancias que aportan.
No todos los cuerpos se tienen que ver iguales, ni tienen que medir lo mismo, ni tienen que comer lo mismo (en cantidad y variedad) para ser saludables. |
Se ha visto en estudios científicos que la alimentación intuitiva está asociada con una imagen corporal positiva y una mejor gestión emocional. Aunque no sea un enfoque aplicable a toda la población, ya que hay condiciones de salud que pueden interferir con la percepción de las señales de hambre y saciedad y aún es necesaria más evidencia científica que evalúe los beneficios a largo plazo, es un enfoque que tiene un gran potencial en mejorar la salud tanto física como emocional de las personas y modificar la perspectiva que se tiene hoy en día de la alimentación.
Reflexionemos si este modelo representa la verdadera práctica de “aprender a comer”. Pues comer no implica contar calorías y macronutrientes, dividir tu plato en porcentajes, ni enumerar porciones, sino poder conectar con tus señales físicas y emocionales durante el acto de la alimentación sin que se vuelva algo tormentoso.
¿Sabías que, en este marco de cambio de gobierno, la IBERO desarrolló el compendio ‘Construyendo en conjunto: Propuesta de Políticas Públicas desde la Universidad Iberoamericana para México’, con diversas propuestas en materia de salud y nutrición? |
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Por: Ana Gálvez Alemán, de la Licenciatura en Nutrición y Ciencia de los Alimentos
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