Fueron seis los Rectorados de nuestra IBERO Ciudad de México los que vivió la Mtra. Sonia Fernández Orozco, Directora de Internacionalización, durante sus casi 30 años de servicio en la Universidad. Ahora que se jubila, llena de gratitud “por tanto bien recibido”, se toma una pausa para recordar el sello y algunos hitos de cada una de las personas que en su momento encabezaron la institución; te invitamos a este recorrido histórico a través de la mirada de esta profesional. 

Le tocaron los dos últimos años del Rectorado del padre Carlos Vigil Ávalos (Rector de 1992 a 1996). “Tenía un don que nunca supe cómo lo ponía a trabajar tan bien: tenía una memoria prodigiosa. Te encontraba un día y te preguntaba tu nombre y qué hacías; y si te volvía a ver en cuatro meses, se refería a ti por tu nombre, sin duda”, recuerda la Mtra. Fernández Orozco. 

Para efectos del área de Internacionalización, donde ella se desempeñó desde su incorporación a la Iberoamericana, Carlos Vigil tomó una decisión que sigue teniendo vigencia y ha permitido a la Universidad ser una institución responsable de los convenios que firma. Él dijo: “No se firmen convenios generales si al tiempo no se están firmando convenios específicos”. De esta manera, los compromisos adquiridos por la IBERO “tienen sentido y tienen sustancia, hay trabajo desempeñado”, reflexiona la Directora. 

Valora también la propuesta de calidad académica del padre Enrique González Torres (Rector de 1996 a 2004) de empezar a jugar en otras ligas. “Llegó mucha, mucha gente, formada con niveles de doctorado; la calidad de lo académico empezó a crecer, a mejorar notablemente”. Él determinó --y así se hace hasta ahora-- que había que compartir fraternalmente todos nuestros hallazgos, especialmente con obras de la Compañía de Jesús. 

Pero también con otras universidades que tienen afinidad a la Ibero, valoral y de principios de la educación, profundiza la Maestra. Para nosotros, la educación es un bien de servicio público, eso es lo que nos hace distintos de otras universidades de corte particular. “La Ibero es muy querida y es reconocida entre las universidades públicas precisamente porque esta visión hace sentido con la visión de la universidad pública también”. 

Después vino el Rectorado más largo que ha tenido la IBERO, de diez años, con el padre José Morales Orozco (de 2004 a 2014). “Yo recuerdo del padre Morales algo que me ha gustado mucho: creo que fue un rector que hizo gala del cuidado de las personas”, recuerda con cariño Sonia Fernández. Agrega que él sabía perfectamente quién de la comunidad estaba enfermo, quién de la comunidad estaba pasando por situaciones difíciles familiares, laborales, económicas, etcétera, y les apoyaba. “Yo lo viví de manera especial porque tuve dos situaciones familiares en ese largo Rectorado y me sentí siempre acompañada por él, en oración, en cercanía, en afecto”. 

Luego, durante el Rectorado del padre David Fernández Dávalos (de 2014 a 2020), “me parece que la Universidad tuvo una voz pública muy fuerte”, dice la Directora de Internacionalización. Probablemente los años que le tocó liderar la Universidad fueron años en que no hubo otra universidad, ni pública ni privada, recuerda la Maestra, que pudiera tener esa voz tan certera, tan de autoridad universitaria como la del Rector de la Universidad Iberoamericana. 

Y agrega que también bajo la batuta de David Fernández ella encabezó la organización de la Conferencia Global las Universidades Jesuitas hacia la Transformación del Mundo. “Es una actividad de la cual me siento muy satisfecha porque, además de traernos colegas de todas las regiones donde hay presencia jesuítica, Asia-Pacífico, África, la India, Europa, Estados Unidos, Canadá y América Latina, lo que yo escuché ahí, lo que yo viví, lo que yo pude reflexionar de los distintos mensajes de los rectores y de los secretarios de las distintas asociaciones regionales, me permitió vibrar al unísono y sentirme parte de la Creación”. 

El efímero Rectorado del padre Saúl Cuautle Quechol (de 2020 a 2021), que terminó abruptamente debido a su fallecimiento por Covid-19, había empezado con una mezcla de empatía y cuidado de las personas, pero también con una búsqueda de dinamizar la Universidad, de recuperar lo jesuítico, recuerda Sonia Fernández. Durante la pandemia, él mostró cuidado en reunirse en línea con todos los equipos, en inspirarles, en darles entusiasmo para que siguieran adelante en la misión de construcción de la Ibero. 

Con su muerte llegó un interinato de Sylvia Schmelkes, quien siendo Vicerrectora, se encargó en los últimos meses del Despacho de la Oficina de la Rectoría, entre 2021 y 2022. “Ella viene de la academia, emergió de la Universidad Iberoamericana, muy conocedora de la Compañía de Jesús, así que conocía perfectamente por dónde estábamos todas las áreas”. 

Finalmente, llegó en 2022 la designación del actual Rector, Luis Arriaga Valenzuela, el más joven que ha tenido la Ibero, con mucha energía. A su llegada, estableció cinco ejes para su Rectorado y ha emprendido una reestructuración del organigrama para fortalecer a la Universidad. La historia de la IBERO Ciudad de México continúa escribiéndose de la mano de sus líderes, ¡trabajemos por seguir llenándola de humanismo y excelencia académica!

Texto: Yazmín Mendoza