El cambio climático, que temíamos hace 30 años como humanidad, ya es una realidad, “es lo que estamos viviendo ahorita y toca adaptarse”, consideró la Mtra. María Zorrilla Ramos, especialista del Centro Transdisciplinar Universitario para la Sustentabilidad (CENTRUS) de la IBERO, en una entrevista con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente.

“Se pensaba que los impactos en el cambio climático iban a tardar más en llegar, no hicimos lo suficiente como comunidad internacional y ya están aquí”, explicó la experta en biodiversidad, cambio climático y sustentabilidad. Entre ellos mencionó:

• El aumento en la intensidad y frecuencia de eventos extremos, como el caso del huracán Otis, que afectó Guerrero
• El alza en las olas de calor: 2023 fue el año más caliente registrado hasta ahora. Y para la Ciudad de México, mayo pasado reportó las temperaturas más altas
• El cambio de estacionalidad con la que florean diferentes árboles y los ciclos de los animales
• La disminución o aumento de las lluvias

Mucho tiempo los esfuerzos internacionales se enfocaron en mitigar los gases de efecto invernadero; sin embargo, ahora es vital enfocarse también en medidas para adaptarse al cambio climático que ya estamos viviendo, enfatizó la especialista.  

El gran reto es cómo adaptarnos a esos cambios en todos los sistemas, en el productivo, el de la alimentación y distribución de productos, el comercio. “Todos los sectores deberían tener sus medidas para hacerlo”, puntualizó la Mtra. Zorrilla.

En el caso de México, “la tendencia es un aumento en la temperatura y la disminución en la precipitación, además de que estamos situados en una zona donde está la amenaza constante de huracanes”, advirtió la experta.

A nivel nacional, resaltó la importancia de dar presupuesto e institucionalidad a los tres instrumentos de las Naciones Unidas que ha ratificado el país: la Convención Marco sobre el Cambio Climático, el Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Convención de Lucha contra la Desertificación.

En el país ya se tienen metas muy claras de mitigación y adaptación ante el cambio climático, que incluyen: la reducción de gases de efecto invernadero, la mejora en la infraestructura y en la tecnología, la disminución de condiciones de vulnerabilidad de la población, formas para utilizar mejor los recursos hídricos, entre otras. Y “en cuanto vayamos avanzando con esas metas vamos a ir caminando”, afirmó.

Dentro de un panorama desafiante en materia climática, también es real que “hay más gente de la que nos imaginamos haciendo cosas. Hay muchas organizaciones locales, ciudades, estados que están trabajando en ello”, indicó. Lo que falta es fortalecer esas iniciativas, la cooperación, la vinculación y la investigación.

Dentro de nuestra IBERO, el gran reto es la formación del estudiantado, con base en la ética de la universidad, que se basa en la formación de mejores personas para el mundo, según resaltó la experta.

“Lo que tenemos claro es que las personas que están entrando a la Licenciatura en Sustentabilidad Ambiental tienen el perfil de lo que se requiere en estos momentos, ya que cuentan con una versión sistémica”. También resulta importante “impulsar la investigación, que estemos generando información sólida, basada en evidencia que pueda ayudar a mejores tomas de decisiones en el tema ambiental”, remató.   

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Texto: Yazmín Mendoza y Mariana Domínguez Batis

Foto: Alberto Hernández Mendoza

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