Arquitectura IBERO presente en Budapest, en campamento dedicado a construcción en madera

Lun, 7 Ago 2023
Lucía Aumann y Pablo Kobayashi, docentes de nuestra universidad, participaron como project leaders en el Festival Hello Wood, que se realiza cada verano en Hungría.
  • Docentes de la IBERO con el equipo internacional que desarrolló su proyecto “Lava Cloud” en el Festival Hello Wood en Hungría.
  • Hello Wood tuvo lugar en Budapest, Hungría, entre el 6 y el 15 de julio de 2023.

Este verano 2023, Lucía Aumann y Pablo Kobayashi, docentes del Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil, participaron como project leaders en el Festival Hello Wood, que desde 2010 se celebra cada año en Budapest, Hungría, donde se reúnen arquitectas y arquitectos de todo el mundo.

“Hello Wood es un festival y campamento dedicado a la construcción en madera, que cada año lanza una convocatoria abierta para participar y el tema va cambiando en cada edición, se seleccionan alrededor de diez proyectos, con sus respectivos líderes, quienes durante siete días se encargan de construir la propuesta”, nos dicen la y el académico.

La profesora Lucía y el profesor Pablo mencionan que “a cada equipo se le asignan alrededor de diez miembros que asisten de todas partes del mundo, con enfoques y disciplinas variados; nuestro proyecto llamado ‘Lava Cloud’ (nube de lava) fue desarrollado por nosotros y por Emilia Przydryga de Polonia, Emmanuel Grahn Nobrig de Suecia, así como por Gergely Nagy, Nikola Mrkobrad y Bátor Kovács de Hungría”.

¿De qué va ‘Lava Cloud’?

Es importante señalar que este año el festival -que tuvo lugar entre el 6 y el 15 de julio- “se dedicó a reflexionar sobre la construcción a partir de la destrucción; además, casi siempre se había celebrado cerca del lago Balaton, al sur-oeste de Budapest y ésta fue la primera vez que se llevó a cabo en una sede distinta, en un cráter volcánico llamado Zalahaláp”, mencionan los docentes de nuestra universidad.

Partiendo de esto, “Lava Cloud surge de relacionar los procesos y transiciones detrás de la formación de la piedra volcánica, su paso de estado líquido a sólido y la morfología resultante como instancia congelada de procesos dinámicos que operan a distintas escalas temporales”.

“Por primera vez fue permitido incorporar otros materiales a la propuesta, condición que aprovechamos para proponer una estructura neumática que se apoya en un cúmulo de trípodes de madera, los cuales proliferan hacia una de las paredes de prismas basálticos que circundan el cráter, reflejando la naturaleza geométrica de dichas formaciones”, explican Lucía Aumann y Pablo Kobayashi.

Dado que “la propuesta tuvo especial atención en el enfoque pedagógico del evento, desarrollamos un sistema compuesto de elementos simples que siguen reglas de interacción y ensamblaje poco sofisticadas, abriéndose a la capacidad de adaptarse al terreno y a las decisiones grupales alrededor de su emplazamiento en el sitio”.

“Esto abrió la discusión alrededor de la importancia o mejor dicho, la futilidad de la planeación y el control; de la misma forma que operamos dentro de nuestro taller de diseño en la universidad, nos enfocamos en transmitir el valor de lo emergente por sobre nociones comúnmente relacionadas a la práctica del diseño como las del control o la planeación”, abundan la profesora Aumann y el profesor Kobayashi.

Sobre el hecho de que su equipo fuera el más pequeño, “estuvimos cómodos porque los miembros superaron la resistencia inicial a la pérdida de control y se entregaron por completo a los principios metodológicos propuestos, participaron activamente en la construcción y el ensamblaje de un conjunto emergente de 61 trípodes, de los cuales, ocho se acomodaron alrededor de una hendidura en el terreno donde se apoyó la nube neumática plateada”.

Para la académica y el académico del Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil, lo más valioso de esta experiencia fue “abrir el diálogo y la reflexión sobre temas que van más allá de la arquitectura y el diseño, que permean las reflexiones filosóficas y existenciales; asimismo, algo que fue evidente y tangible fue la conexión creada entre las y los siete perfectos desconocidos que convivimos durante una semana, dejando que las cosas pasaran abrazando la incertidumbre”. 

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Por: Laura Herrera Camarillo.   Imágenes: Cortesía de Lucía Aumann y Pablo Kobayashi.

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