Ante las adversidades que tienen que atravesar las personas en tránsito por nuestro país, han surgido desde la sociedad civil diversas iniciativas para acompañarles en su camino, principalmente a través de albergues. Para fortalecer estas redes de cuidado a través del intercambio de ideas y metodologías de trabajo, el Programa de Asuntos Migratorios (PRAMI) de nuestro IBERO y la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (REDODEM) llevaron a cabo el Encuentro Ellas y Ellos tienen la Palabra; un diálogo entre defensoras y defensores de personas migrantes, el 13 y 14 de septiembre.

Y si bien estas personas acompañantes se caracterizan por su nobleza y fortaleza, aprovecharon también esta oportunidad de encuentro para desahogar sus sentimientos de tristeza, frustración e impotencia ante las realidades tan duras que les toca atestiguar. Algunos y algunas se dijeron francamente cansados y cansadas al llegar al encuentro, pero al final, se fueron con mucho aprendizaje, amistades y energías recargadas para continuar su labor.

Para Karen Pérez, Coordinadora de la oficina de Tapachula del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) México, es claro que todos los estados del sur del país tienen retos muy similares en materia de migración, pues se trata de la puerta de entrada de la gran mayoría de los flujos migrantes: flujos masivos, necesidades de respuesta humanitaria, cambios constantes. Aseguró que las personas en tránsito sufren un enorme desgaste físico y mental, por lo que llegan ya saturadas a las fronteras del sur, y las familias desintegradas.

Samantha Hernández, Responsable de Comunicación de Casa de Acogida y Formación para Mujeres y Familias Migrantes (CAFEMIN), señaló su preocupación por el incremento del fenómeno de externalización de las fronteras de Estados Unidos hacia México. Por ejemplo, señaló la situación de saturación de los cinco albergues de la Ciudad de México, que operan muy por encima de su capacidad, CAFEMIN con 500%, por ejemplo. Muchas veces las personas migrantes deben permanecer más tiempo del que tenían previsto debido a la lentitud de sus trámites, y ello les obliga quedar en situación de calle, donde son víctimas de las extorsiones del crimen organizado.

Ésta es también la principal preocupación de los y las defensoras de la zona centro-norte, como señaló Ignacio Martínez, Director de Casa ABBA. Además, lamentó el gran rechazo de las y los propios vecinos ante los flujos migratorios, como sucede en Querétaro, “sí que pasen por aquí, pero que no se queden”. Agregó que lo que hacen las y los defensores de migrantes para auxiliarles es brindarles acompañamiento e información honesta, además de la documentación que hace la REDODEM.

Y después, lamentó el sacerdote que “cruzar no implica que ya estén en el paraíso, implica que entran a otro infierno”, pues llegan ya sin recursos económicos y los albergues en Estados Unidos también están saturados.

Por su parte, Gerardo Talavera, Director del Programa Casa Refugiados, indicó que el objetivo de encuentros como éste es generar procesos de articulación e incidencia con acciones transformadoras. Señaló el problema de que “entre las autoridades locales y federales se echan la bolita hasta que no pasa algo”. Además, consideró que no debería haber distinción entre los derechos humanos amplios y los de las personas migrantes.

Finalmente, la Mtra. Margarita Núñez Chaim, Coordinadora del PRAMI de la IBERO, reafirmó “que aquí estamos, que no soltamos”. Y, como una catarsis espontánea, estos y estas defensoras dieron muestras de solidaridad en esta red de cuidado con un abrazo grupal, cuyo cariño y solidaridad llegará hasta aquellas personas que transitan por nuestro país.

Texto y Fotos: Yazmín Mendoza

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