Feminización de la migración surge de la ausencia de protección: académica
La feminización de las migraciones surge de la ausencia de una red de protección y de cuidado de la vida, una situación vinculada a la carencia de un sistema sanitario fuerte y uno educativo de calidad, señaló Amaia Pérez Orozco, investigadora y doctora en Economía integrante de Colectiva XXK, feminismos, pensamiento y acción.
La especialista añadió que las mujeres migran para pagar los estudios de las y los hijos o por la ausencia de un sistema de protección social. Por eso, las remesas muchas veces funcionan como sustitutos de pensiones para padres mayores u otros miembros del hogar que no tienen una prestación por desempleo o vejez.
Al participar en Diálogos de saberes sobre cuidados, paz y sostenibilidad de la vida, que organizó el Programa de Género e Incidencia de la IBERO, Pérez Orozco dijo que la migración surge asociada, de manera fundamental, a esa ausencia de responsabilidad colectiva en el sostenimiento de la vida.
También, la migración de las mujeres tiene una dimensión fundamental de autonomía y búsqueda de horizontes vitales, que muchas veces se suman a la desigual responsabilidad en garantizar ese funcionamiento del hogar en la ausencia de un compromiso público y colectivo fuerte.
Respecto a si la migración de las mujeres está generando familias desestructuradas, niños con fracaso escolar, embarazos adolescentes, la especialista comentó que este fenómeno de movilidad vinculada a ellas es una estrategia que tiene ganancias y costos.
Durante su conferencia La economía del cuidado en la sociedad actual. Las cadenas globales de cuidados, añadió que la migración de las mujeres facilita las precondiciones del cuidado, es decir, la realidad material de los hogares: pagar por una vivienda y mejor sistema educativo. Sin embargo, dificulta el cuidado directo porque la persona se va, aunque desde lejos siga teniendo un papel central.
Asimismo, señaló que el tema de la vulnerabilidad o empoderamiento para los hogares dependerá de muchos factores, porque se puede decir que la migración es un factor de riesgo que se suma a otros tanto en origen y estigma social. Es decir, responde a la reconfiguración de los hogares, a la estabilidad laboral de la mujer, la posibilidad de mantener vínculos y volver al país de origen, así como la capacidad de establecer proyectos de reunificación en el mediano plazo.
“La migración en sí misma no es un elemento sustancialmente negativo, dependerá de una variedad de factores y esto abre la pregunta sobre lo que sucede con los hogares que no reciben remesas porque muchas veces el envío de dinero genera un aumento de desigualdades sociales. Esto se ha observado en lugares donde se encarecen las viviendas en donde se reciben remesas. Esto nos habla de desigualdades que estaban antes de la migración y que se reconfiguran con la misma”, señaló la experta en economía y feminismo.
Añadió que con las cadenas globales de cuidados se están observando sistemas de cuidados injustos y modelos de desarrollo que no ponen la vida en el centro. En este escenario, la migración es una válvula de escape que las personas buscan para poder sostenerse en un contexto de ausencia de responsabilidad social que no se arregla con el hecho migratorio.
Explicó que las cadenas globales de cuidados hablan de una reformulación de los sistemas injustos. Éstos cumplen una triple característica:
- No hay una responsabilidad colectiva en proporcionar cuidados, está privatizada, integrada en el ámbito de los hogares y crecientemente mercantilizada.
- La responsabilidad de cuidados es responsabilidad de las mujeres. Se da una reformulación global de la división sexual del trabajo.
- Cuidan más y reciben menos cuidados quienes están en una situación económica más vulnerable. Y viceversa, quienes tienen una mejor situación económica cuidan menos, pero reciben más.
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Valentina González/ICM
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