¿La Inteligencia Artificial puede ayudarnos a predecir sismos? Académico IBERO nos explica
Las nuevas tecnologías, entre ellas la Inteligencia Artificial, han impactado en la mayoría de los campos del conocimiento durante los últimos años, ¿qué pasa en el caso de la geofísica, la disciplina a la que pertenece el estudio de los sismos?, ¿estas nuevas herramientas pueden ayudarnos a predecir cuándo se presentará un temblor?
Conversamos con el Mtro. Alan Sánchez Pulido, académico del Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil de la Universidad Iberoamericana, quién nos explicó qué son los sismos y por qué, a pesar de contar con herramientas como la Inteligencia Artificial, aún no es posible anticipar en qué momento se presentará un temblor.
El Mtro. Alan menciona que en términos simples “un sismo es el movimiento del suelo y lo que provoca que dicho movimiento alcance una escala que consideramos un temblor, está relacionado con el desplazamiento de las placas tectónicas”.
“¿Cómo funciona nuestro planeta? Tenemos un núcleo sólido, una parte líquida, otra parte sólida, pero hay una capa, relativamente cerca de la superficie y con relativo, hablamos de unos 300 kilómetros de profundidad, la cual es semilíquida, maleable, sobre esa capita, hay unos volúmenes de roca muy grande que se llaman placas tectónicas, las cuales se están moviendo constantemente”, dice el profesor de la IBERO.
“Estas placas tectónicas se mueven por todo el mundo, interactuando entre ellas, en las fronteras donde se unen, chocan, pueden llegar a hundirse una sobre la otra y cuando se deslizan de manera lateral es donde se generan los sismos… ¿por qué ocurre esto? Imaginen que tienen dos fuerzas que están chocando y de repente una ya no aguanta la presión y se fractura, cuando lo hace se libera mucha energía, la cual hace que se mueva el suelo”, señala el Mtro. Sánchez.
¿Por qué no podemos predecir los sismos?
Te vas a sorprender, pero se calcula que del centro de la Tierra a la corteza hay más de 6,000 kilómetros de distancia; sin embargo, la máxima profundidad a la que hemos podido llegar son 12 kilómetros, ese “agujero artificial” se construyó en Rusia durante la Guerra Fría y se le conoce como “pozo súper profundo de Kola”. Actualmente, China está excavando un pozo que busca superar los 11 kilómetros, que tiene como finalidad mejorar nuestro conocimiento geológico.
Tomando esto en cuenta, el Mtro. Alan nos explica que no existe hasta el momento una tecnología para identificar lo que pasa a las profundidades que se encuentran las placas tectónicas: “Si chocaran dos montañas podríamos verlas y saber qué tan fácil es que se rompa una, el problema es que las placas se encuentran a 200, 300 kilómetros de profundidad donde las temperaturas y las presiones son tan grandes que no hay equipo capaz de soportar esas condiciones, que pueda tomar datos, mandarlos y nos indique qué está pasando ahí”.
“Para ponerlo en contexto, sólo hemos alcanzado 12 kilómetros y se requiere por lo menos de llegar a una distancia de 300 kilómetros de profundidad, que sería como ir de la Ciudad de México a Acapulco, ahora imaginen alcanzar esas profundidades en todo el mundo, actualmente no hay herramientas que nos ayuden a tomar directamente esos datos”, agrega el académico.
¿En qué sí puede ayudarnos la Inteligencia Artificial?
Aunque no podemos predecir cuándo ocurrirá un sismo, sí tenemos herramientas que monitorean permanentemente los movimientos telúricos, el Servicio Sismológico Nacional (SSN) menciona en su sitio web que “para registrar estos movimientos se utilizan equipos denominados sismógrafos o acelerógrafos, cuyo principio de operación, consiste de una masa suspendida por un resorte que le permite permanecer en reposo por algunos instantes con respecto al movimiento del suelo. Si se sujeta a la masa suspendida un lápiz que pueda pintar en un papel pegado sobre un cilindro que gira a velocidad constante, se obtiene así un registro del movimiento del suelo o sismograma”.
“Los sismógrafos modernos utilizan este mismo principio de operación, sólo que para su implementación utilizan componentes mecánicos y electrónicos para obtener una señal eléctrica proporcional al movimiento del suelo, la cual puede almacenarse en forma local o ser transmitida por algún medio de comunicación (teléfono, radio, satélite) hasta un centro de adquisición”, agrega el SSN.
En este sentido, el Mtro. Alan Sánchez dice que si bien la Inteligencia Artificial no puede ayudarnos a predecir los sismos, sí puede agilizar el análisis de los datos en tiempo real que generan los sismógrafos.
Asimismo, el académico explica que en países como Japón y Nueva Zelanda, hay edificios que ya cuentan con tecnología, apoyada en Inteligencia Artificial, que monitorea el estado de las estructuras y en caso de sismo, permite conocer con mayor certeza cuáles son los posibles daños que pudo tener el inmueble, lo cual en primer lugar, salva la vida de muchas personas y también permite reforzar las construcciones en caso de ser necesario.
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Por: Laura Herrera Camarillo.
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