La pedagogía ignaciana ha mantenido su esencia humanista en cada época: Dr. Luis Arriaga

Lun, 17 Abr 2023
El Rector de la IBERO Ciudad de México dictó una conferencia como parte del curso virtual ‘Los jesuitas y la educación en el siglo XXI’
El paradigma tecnológico actual he permitido el desarrollo de la Educación 4.0: guiada, colaborativa, autodirigida y expandida, explica el Doctor en Educación
  • El curso en el que participó el Dr. Luis Arriaga Valenzuela fue impartido en modalidad virtual.

Las universidades confiadas a la Compañía de Jesús, entre ellas nuestra Universidad Iberoamericana, “tienen la responsabilidad de reavivar y renovar nuestra tradición humanista”, para lo cual es necesario integrar armónicamente las nuevas tecnologías al trabajo universitario de siembra y cosecha de conocimiento.

Así lo explicó el Dr. Luis Arriaga Valenzuela, S.J., Rector de esta casa de estudios, durante su cátedra Los jesuitas y la educación en el siglo XXI, en la penúltima de las sesiones que componen el curso Historia de los Jesuitas, organizado por la Fundación Slim y la Iberoamerica, en el marco de la celebración por el 80 aniversario de la IBERO y los 450 años de la llegada a México de la Compañía de Jesús.

Si hacemos un repaso de nuestra propia historia, dijo durante la transmisión virtual, descubriremos que la pedagogía ignaciana y la orden jesuita han podido “sortear con éxito los grandes desafíos de cada época sin perder su esencia”, incluidos los concernientes al contexto de la educación superior en el mundo del siglo XXI.

La época actual, señaló, trae consigo la Cuarta revolución industrial, definida por espacios socio-tecnológicos emergentes en los que aplicaciones respaldadas por inteligencia artificial conviven con el uso intensivo de las redes sociales, el procesamiento masivo de datos y nuevos fenómenos en los ámbitos de la robótica y la tecnología. Para contextualizar, agregó que actualmente vemos tantas imágenes en un solo día como las que veía una persona del siglo XIX a lo largo de toda su vida.

El Rector consideró también que el paisaje de la educación superior a escala global está condicionado por tres puntos. El primero tiene que ver con la noción de internacionalización, “una disposición de apertura, fraternidad y respeto por el prójimo”, un tema que en la Universidad Iberoamericana se traduce en la noción de Ciudadanía Global.

El segundo es el autodidactismo, pues, hoy como nunca, quienes sienten curiosidad por aprender disponen de un fácil acceso a gran cantidad de información, recursos gráficos y sonoros. Y el tercero guarda relación con la capacidad integradora o generalista para superar la fragmentación del conocimiento científico especializado.

Y acorde con ello llegó también lo que se ha dado en llamar Educación 4.0, la cual no desplaza a los modelos anteriores, sino que los integra para trascenderlos. “Se trata de una educación guiada, colaborativa, autodirigida y expandida que, al abrirse horizontalmente hacia todos los campos del saber, adopta el enfoque de las inteligencias múltiples y transcurre a lo largo de toda la vida”. Queda atrás el viejo esquema de la Educación 1.0, en el que la enseñanza fluye verticalmente de docentes a estudiantes.

Esta cuarta etapa pedagógica prioriza las competencias que puede desarrollar cada estudiante, tomando en cuenta los diversos estilos de aprendizaje. Y es en ese marco que el también especialista en derechos humanos destacó las tres habilidades que las universidades deben fomentar en su estudiantado: la capacidad de resolución de problemas, colaboración y adaptabilidad.

Sin embargo, cuestionó: ¿De qué nos sirve contar con nuevos recursos tecnológicos si seguimos siendo igual de egoístas, indiferentes, violentos y hostiles con el prójimo? Esta revolución tecnológica y educativa que vivimos hoy, aseguró contundente, “no será una auténtica revolución mientras siga dejando atrás a los pobres y a los más vulnerables”. Por ello, el Dr. Arriaga explicó que desde la espiritualidad ignaciana, las diversas crisis que atravesamos como humanidad son también oportunidades preciosas para hallar sentido, para “amar y servir” y para despertar.

Así, dijo, en el siglo XXI los jesuitas tenemos una tarea y una responsabilidad: por un lado, debemos renovar nuestra misión educativa, ampliar los alcances de la pedagogía ignaciana y, por el otro, estamos obligados a potenciar creativamente el legado que recibimos del pasado.

“Excelente ponencia. No hay mejor historia de los jesuitas, que la que se cuenta a través de sus centros de estudios al día de hoy”, decía uno de los comentarios en el chat de esta sesión virtual. La última está prevista para este martes, con la conferencia Programa artístico jesuita: del camino tierra adentro a la defensa guadalupana, del Mtro. Alfonso Miranda.

Texto: Yazmín Mendoza

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