Obesidad impacta al PIB de México en 5.3%; urgen cambios en el sistema alimentario: Académico IBERO

Jue, 17 Oct 2024
Hay 29 países que reconocen el derecho a la alimentación, entre ellos México: Dr. Mauricio Hernández, del EQUIDE-IBERO
Apunta que hay 2.5 millones de trabajadores jornaleros sin seguro social, aguinaldo y vacaciones
Trabajo alimentario, en particular el de las mujeres, refleja desigualdades de género y clase: Dra. Paloma Villagómez
EQUIDE IBERO, SIENA, ODA-ALC, PUDHUNAM hacen panel sobre la ley de alimentación adecuada y sostenible
  • En el marco del Día Mundial de la Alimentación 2024 se llevó a cabo un panel para hablar sobre seguridad alimentaria.
  • El Dr. Juan Manuel Núnez, del Centrus-IBERO CDMX.
  • El Dr. Mauricio Hernández Fernández, del EQUIDE-IBERO CDMX.
  • La Dra. Paloma Villagómez Ornelas, de la Universidad de Guadalajara.

La obesidad tiene un impacto en la economía en el mediano y largo plazo, pues el Banco Mundial (BM) ha estimado que lleva a la reducción del Producto Interno Bruto (PIB) en un 5.3 por ciento, afirmó el Doctor (Dr.) Mauricio Hernández Fernández, del EQUIDE-IBERO CDMX, en el marco del Día Mundial de la Alimentación 2024.

Señaló que es urgente hacer cambios al sistema alimentario porque los factores de riesgo que más contribuyen a la carga de obesidad de México, la gran mayoría están relacionados con la alimentación, donde las familias de menores ingresos son las que resultan más afectadas en el estado nutricional.

El Académico de nuestra casa de estudios aseveró que en la actualidad se requieren 9 billones de raciones de comida al año para alimentar a la población mundial, y para 2050, se necesitará un 30% más, es decir, 2.7 billones de raciones.

Dijo que el pasado 17 de abril se publicó la Ley General de la Alimentación Adecuada y Sostenible que regula el derecho contenido en el artículo IV constitucional, que establece que toda persona tiene derecho a una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, y el encargado de garantizarlo es el Estado.

Explicó que esta labor no es una tarea fácil porque en el sistema alimentario se involucra al cultivo, la cosecha, el embalaje, el procesamiento, la transformación, el transporte, la comercialización, el consumo, la disposición de desechos, además de las consecuencias de estos procesos que traen impactos negativos en el medio ambiente y en la salud de las personas que trabajan en el sector productivo.

"El 26% de la emisión de gases invernadero es por la producción de alimentos, se usa 50% de la tierra disponible en el planeta para la agricultura, se utiliza 70% del agua limpia y dulce del planeta, lo que provoca la contaminación del 78% de este recurso y también tiene un impacto importante en la biodiversidad, pues 94% de la biomasa global tiene que ver con la producción ganadera", apuntó.

Refirió que el mundo está una crisis ambiental y se observa en las sequías, las olas de calor, las inundaciones en países de altos ingresos, los huracanes, la contaminación de cuerpos de agua como los microplásticos en los mares y en aguas subterráneas, la migración forzada en Centroamérica, y en nuestro país la falta de agua en ciudades como Monterrey, lo que pone en riesgo la salud de las personas.

"En México, 46 por ciento vive en pobreza multidimensional (20 puntos por encima en áreas rurales en comparación con áreas urbanas), y 17.7 por ciento de la población no tiene los ingresos suficientes; también, hombres y mujeres jóvenes tienen poco acceso a la propiedad de los terrenos agrícolas, lo que dificulta la producción de alimentos", acotó.

Por otra parte, mencionó, hay 2.5 millones de jornaleros (los trabajadores que hacen que lleguen los alimentos a nuestras mesas) que tienen que viajar con sus parejas, hijas e hijos a otros estados entre 6 y 8 meses cada año, es decir un total de 5.9 millones de personas que no cuentan con seguro social, aguinaldo, vacaciones, y en las y los pequeños se refleja en una alta deserción escolar.

Señaló que el sistema alimentario se ha edificado por décadas y es resistente al cambio, pues los precios de los alimentos que se producen no reflejan los verdaderos costos ambientales y en la salud, además de que la mercadotecnia aprovecha el sesgo cognitivo de las personas.

Dentro del panel "¿Cómo puede contribuir la nueva Ley General de la alimentación adecuada y sostenible al derecho a la alimentación en México?", el Dr. Hernández Fernández subrayó que hay 29 países que reconocen el derecho a la alimentación, entre ellos México, pero en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Australia la alimentación no tiene ningún reconocimiento legal.

El panel se enfocó en las problemáticas y desafíos relacionados con el derecho a la alimentación en México, la reciente legislación en torno a una alimentación adecuada y sostenible, así como las dinámicas sociales y económicas que afectan los sistemas alimentarios.

 

Trabajo alimentario de las mujeres refleja desigualdades de género y clase

A su vez, la Doctora (Dra.) Paloma Villagómez Ornelas, de la Universidad de Guadalajara, presentó la ponencia "El trabajo alimentario familiar como condición al derecho a la alimentación", donde indicó que esto último es un aspecto fundamental que involucra el trabajo sistemático y cotidiano de las familias, especialmente de las mujeres, para asegurar la vida, no solo en términos biológicos, sino también sociales.

Resaltó que este trabajo incluye la planificación, preparación y ajuste de las dietas según los recursos disponibles, lo que implica esfuerzos constantes de las mujeres para cubrir las necesidades alimentarias de todos los miembros del hogar.

Dijo que la escasez de recursos y la necesidad de ajustar presupuestos impacta directamente en la calidad de la alimentación, ya que comer de manera saludable suele ser significativamente más costoso. En este contexto, apuntó, la alimentación se convierte en un espacio de ajuste flexible ante crisis económicas o cambios en la salud, y las mujeres tienden a ser quienes asumen este trabajo.

Mencionó que el trabajo alimentario, en particular el de las mujeres, refleja una serie de desigualdades de género y clase, pues las tareas de cuidado y alimentación son a menudo desestimadas y vistas como subordinadas, lo que responde a un sistema con raíces patriarcales y capitalistas.

Explicó que esto genera una carga adicional para las mujeres, quienes absorben la tensión entre la producción económica y la reproducción de la vida cotidiana, intensificando su trabajo tanto en el hogar como en el mercado. En muchas familias, la solución a la falta de recursos implica tomar decisiones como reducir la calidad de los alimentos o dedicar más tiempo a la preparación casera para ajustar el presupuesto, mientras que los hombres suelen participar de manera más activa en la compra de la despensa.

"La crisis de cuidados, que se ha intensificado en América Latina, pone de manifiesto la necesidad de políticas que reconozcan la carga desigual que enfrentan las mujeres en la alimentación y el cuidado. Aunque existen demandas de servicios de apoyo como guarderías y comedores en el trabajo, la implementación ha sido insuficiente, especialmente para los sectores más vulnerables", aseveró.

Frente a este panorama, sostuvo, es esencial avanzar hacia un sistema de cuidado más justo, donde tanto el Estado como el sector privado asuman la responsabilidad de garantizar una alimentación adecuada y apoyar el trabajo de quienes la gestionan, reconociendo el valor de las mujeres en estos procesos.

El Equide de la IBERO organizó este panel de expertos y expertas, de la mano del Seminario de Investigación de los Entornos Alimentarios (SIENA), el Observatorio del Derecho a la Alimentación de América Latina y el Caribe (ODA-ALC), Observatorio Materno Infantil, la Universidad Autónoma de Coahuila y el Programa Universitario de Derechos Humanos de la UNAM 

Texto y Fotos: Luis Reyes

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