Relacionan pensamiento de Ellacuría con Ecología Integral del Papa

Mié, 10 Jul 2019
La reflexión se llevó a cabo durante el ‘III Coloquio Internacional Ellacuría’ y a 30 años del martirio del Padre Ellacuría
  • Los doctores: Héctor Samour, Michel Lee, Martin Maier y José Sols.
  • Dr. José Sols, director del Departamento de Ciencias Religiosas de la IBERO.
  • Dr. Martin Maier, S.J., del Centro Social Europeo Jesuita.
  • En la mesa redonda 'Del análisis y transformación de estructuras de Ignacio Ellacuría a la Ecología Integral del Papa Francisco: continuidades y rupturas'.
  • Dr. Michel Lee, de la Universidad de Fordham.
  • Dr. Héctor Samour, de la Universidad Centroamericana (UCA) de El Salvador.

Miembros del ‘Grupo Internacional Ellacuría’ discutieron si existe relación entre el entre pensamiento de Ignacio Ellacuría y la Ecología Integral del Papa Francisco, en una mesa redonda realizada en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, en el marco del ‘III Coloquio Internacional Ellacuría’, organizado por el Departamento de Ciencias Religiosas de la IBERO.

En la mesa, denominada ‘Del análisis y transformación de estructuras de Ignacio Ellacuría a la Ecología Integral del Papa Francisco: continuidades y rupturas (a los 30 años del martirio de Ignacio Ellacuría y compañeros de la UCA, 1989-2019)’, participaron los doctores: Martin Maier, S. J., del Centro Social Europeo Jesuita (JESC, por sus siglas en inglés); Michel Lee, de la Universidad de Fordham (Nueva York), Héctor Samour, de la Universidad Centroamericana (UCA) de El Salvador; y José Sols, de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México (moderador).

Todos los mencionados, quienes hablaron sobre si hay una continuidad o una ruptura entre las ideas de Ellacuría y las de Francisco, tienen en común que han hecho tesis doctorales sobre Ignacio Ellacuría, destacado jesuita de la teología de la liberación, de la Iglesia latinoamericana y quien cuando era Rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas fue asesinado por el ejército de El Salvador, en 1989.

Para dar un contexto a quienes escucharon la ponencia, el Dr. Sols, director del Departamento de Ciencias Religiosas de la Universidad Iberoamericana, dijo que el Padre Ellacuría mencionaba que son las estructuras socioeconómicas, y en América Latina las poscoloniales, las causas de muchos de los problemas que vive el subcontinente, por ejemplo, la pobreza y la violencia. Por eso, el P. Ellacuría apostaba por hacer un análisis de las estructuras, para ver en qué están fallando y en qué son intrínsecamente inhumanas; con el fin de transformarlas.

Por su parte, el Papa Francisco ha visto que el ecológico es un reto importantísimo del siglo XXI y que, al ser integral, afecta a todos los órdenes de lo humano y de lo social, agregó Sols, quien añadió que ese pensamiento ecológico es de respeto a un sistema circular que hay en la naturaleza, que se va a intentar no destruir y conservar, pero que va más allá de la preservación de la circularidad del sistema, porque incluye la bioética, la antropología, la espiritualidad, etcétera.

Ignacio Ellacuría, un profeta

El Padre Martin Maier presentó a Ignacio Ellacuría como un profeta, porque un profeta es alguien llamado por Dios para hablar en su nombre, porque los profetas denuncian estructuras injustas y analizan las injusticias, y también son visionarios porque anuncian un futuro mejor; y Ellacuría tuvo una visión para un mundo mejor, un mundo más justo, un mundo más humano.

También es propio de los profetas intuir antes que otros cambios históricos fundamentales. Ellacuría, asesinado pocos días después de la caída del Muro de Berlín, ya antes había presentido la crisis del modelo de civilización reinante y la necesidad de otro modelo; decía: este mundo está gravemente enfermo, socialmente enfermo por la injusticia; pero también ecológicamente enfermo, porque no es sostenible este estilo de vida que es vivido por la parte rica del mundo. Si eso se universaliza, vamos al colapso. Por eso, dijo que había que revertir la historia y que establecer un nuevo modelo de civilización, al que llamó ‘civilización de la pobreza’.

Cuando Ellacuría hablaba de una civilización de la pobreza se refería a que había que solidarizarse con los pobres y luchar con ellos para transformar su situación, para realizar juntos un nuevo modelo de civilización, más orientado en las mayorías pobres de este mundo, que en las mayorías ricas. Una civilización de la pobreza que debía tener como parámetros: la justicia, la universalidad y la sostenibilidad.

Ellacuría insistió también en el escándalo ético de la riqueza-abundancia frente a la pobreza-miseria. Decía que si hay pobreza-miseria, la riqueza-abundancia es inmoral, es un escándalo ético que atenta no solamente contra la dignidad de los pobres, sino también la de los ricos. Por eso propugnaba asumir un nivel de vida más austero, por una cuestión de supervivencia para la humanidad, y porque el descubrimiento de las limitaciones voluntarias enriquece y puede hacer más felices a las personas.

En cuanto al Papa Francisco, el Dr. Maier dijo que en su Carta Encíclica Laudato si el Pontífice también propone un nuevo modelo de civilización, “muy en la línea de Ignacio Ellacuría”. En ese documento, publicado en junio de 2015, el Papa hace un análisis profundo de la crisis que se vive, especialmente el desafío que representa el cambio climático.

Por eso es necesaria una conversión ecológica que apunte a lo que Francisco llama una ecología integral. “Creo que estamos en un momento decisivo de la historia de la humanidad. Hace 30 años quizá todavía no era tan urgente, pero Ignacio Ellacuría lo presintió, que eso va a ser de gran urgencia; y hoy creo que ya no es una opción, sino es una necesidad este cambio, es un imperativo categórico”.

Desde una visión creyente, que es la perspectiva de Ignacio Ellacuría y del Papa Francisco, hay la confianza en que eso es posible, que la humanidad tiene la capacidad; por eso Laudato si es un documento dramático y a la vez uno que da esperanza. Y también Ignacio Ellacuría, en uno de sus últimos textos, ‘Utopía y profetismo desde América Latina’, al final desarrolla una perspectiva optimista, de que sí es posible ese cambio, que sí es posible construir una nueva civilización.

Pese a la seriedad de esta crisis, Maier cree que también existe la posibilidad de unir esfuerzos, en la política, en la sociedad civil, en la economía, en la tecnología, en las comunidades religiosas. “Si logramos unir los esfuerzos yo creo que tenemos la posibilidad de construir un mundo más justo, un mundo más humano, un mundo sostenible también para las generaciones futuras. Para decirlo de otra manera, la situación es tan seria, que no podemos permitirnos ser pesimistas”.

Teología comprometida con la ecología y la humanidad

El Dr. Michel Lee sugirió que la ecología integral del Papa Francisco y el análisis histórico de Ellacuría pueden servir como guías para una teología comprometida con el florecimiento ecológico y con la liberación humana.

El pensamiento del Papa sobre el ambiente natural comparte mucho con los teólogos de la Encarnación profunda. En Laudato si, Francisco pone el cuidado de la Casa Común (la Tierra) como centro de la vida cristiana de hoy. “Su gran contribución en esta Carta es hacer hincapié en el carácter interconectado de todas las cosas en el mundo entero y presentar una espiritualidad ecológica que responde a la crisis actual del planeta”.

Y cuando Francisco desafía el paradigma democrático dominante que impulsa la crisis ecológica, siempre incluye a los pobres y a los marginados como sus víctimas. De hecho, vincula el destino de la Tierra con el destino de los pobres; porque la crisis que enfrenta el planeta es socioambiental, es decir, es una crisis en la que la destrucción del medio ambiente debe entenderse con la explotación de los pobres. Por eso dice Francisco que, cuando no se reconoce en la realidad misma el valor de un pobre, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza.

El Papa reclama una espiritualidad ecológica, donde “la clave es el reconocimiento de que la espiritualidad no está desconectada del propio cuerpo, ni de la naturaleza o de las realidades de este mundo; sino que se vive con ellas, en ellas, en comunión con todo lo que nos rodea”. Significa una conversión ecológica, “un nuevo estilo de vida que reconoce la ecología de la vida cotidiana. Por su puesto, la acción que el Papa Francisco pide no es sólo personal; es comunal y social. Implica una praxis de cambios estructurales y políticos, así como del comportamiento de los individuos”.

Obviamente la reflexión teológica sobre el medio ambiente se ha desarrollado mucho en las últimas décadas, e Ignacio Ellacuría nunca intentó una teología ecológica completamente elaborada. Sin embargo, las ideas básicas en su filosofía de la realidad histórica proporcionan una manera de pensar acerca del sufrimiento de los pobres y la esperanza de la salvación.

Hace 30 años Ignacio Ellacuría se comprometió a transformar una fe cristiana que a menudo había aceptado la injusticia en el presente, con la esperanza de un futuro mejor. En su lugar, ofreció una visión de un nuevo Cielo y una nueva Tierra.

“Un nuevo Cielo, que es la presencia histórica y cada vez más operante y visible de Dios entre los seres humanos y las estructuras humanas públicas. Una nueva Tierra, que es un nuevo orden económico, social, político y cultural de una civilización de la pobreza. Es un testimonio de profunda Encarnación en la realidad de las mayorías populares, y debido a esa Encarnación, él (Ellacuría) y sus compañeros, compañeras, son testigos de una profunda crucifixión para proseguir la misión de Jesús”.

El ecológico, un problema histórico

Finalmente, el Dr. Héctor Samour comentó que el diagnóstico del problema medio ambiental que expone Laudato si incorpora datos mucho más actualizados de los que podía exponer Ellacuría hace 30 años; pero ambos coinciden en señalar su gravedad. Es tal la destrucción planetaria en el actual curso histórico, que muchos científicos la han denunciado como la inauguración de una nueva era geológica, de ‘antropoceno’, un concepto que tampoco Ellacuría tenía presente en su tiempo.

La Carta Encíclica brinda datos referentes al cambio climático, a la cuestión del agua, a la erosión de la biodiversidad, al deterioro de la calidad de la vida humana, a la degradación de la vida social; vinculado eso a la alta tasa de inequidad planetaria, que afecta a todos los ámbitos de la vida, siendo los pobres las principales víctimas.

“Esto es lo más sobresaliente del análisis de Laudato si, no separar ni confundir ambas realidades. Lo que sucede al planeta, le afecta al ser humano; y lo que sucede a los seres humanos, le afecta al planeta”.

Este planteamiento del Laudato si está en continuidad con el planteamiento de Ellacuría cuando habla de la materialidad de la historia, una idea central que recorre su filosofía de la realidad histórica. “Frente a las visiones idealistas que soslayan la importancia de lo natural para entender la realidad total de la historia, Ellacuría insiste en que no se puede entender la realidad histórica sin que se asuma, con seriedad, la presencia de materia natural en la historia, como una realidad que subtiende dinámicamente el proceso histórico en un sentido estructural”.

El problema ecológico no es un problema meramente natural, sino que es un problema histórico, porque no se respetan, decía Ellacuría, los límites ecológicos del planeta. Por eso el Padre Ignacio mencionaba, si bien el final de la historia humana puede venir del cambio radical de las condiciones cósmicas, hoy en día parece estar en manos de los hombres la posibilidad de destruir la vida humana, y talvez, hasta toda la vida de la Tierra. La historia ha hecho actualmente posible la destrucción de la historia, de la propia historia.

Texto y fotos: PEDRO RENDÓN

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