Bernardo Fernández, mejor conocido como Bef, es uno de los narradores gráficos más versátiles de México. Con más de 20 novelas gráficas publicadas, ha transitado desde fanzines universitarios hasta obras que exploran la paternidad, los dinosaurios y futuros distópicos. Aquí te dejamos la entrevista que le hicimos en Prensa IBERO a este talentoso docente de nuestra casa de estudios.

 

 

 

 

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¿Cuál fue el primer personaje al que le diste vida cuando eras joven?

Yo tenía un personaje justo aquí en la IBERO, que era un payaso que se llamaba Pipo, el payaso feliz. Hacía fanzines, junto con Luis García Roiz, ahora Coordinador de Diseño de Ficciones y Narrativas Transmedia. Por aquellos años, apareció Brozo, el payaso tenebroso. El otro era Krusty de Los Simpson, que era parecido un poco al payaso que yo hacía. Eso acabó con la posibilidad de seguirlo haciendo.

Pipo me permitió explorar. He podido hacer 20 novelas gráficas, cada una ha sido como una película. No tengo que regresar a los mismos personajes, he podido explorar varios caminos como el hablar sobre mi paternidad de una niña con autismo o sobre la vida de un dinosaurio en mi último cómic. Haber dejado al personaje Pipo me dio mucha libertad creativa.

¿Qué creadores del mass media influyeron en tu estilo para dibujar historias?

Abel Quezada, cartonista político que colaboró para diversos periódicos; Germán Butze, que fue el creador de Los Súper Sabios, y el historietista francés Yves Chaland. Mi dibujo viene de la combinación de ellos tres. Hay otros que agregaría: Marc Hempel que me fascina su dibujo; Miguel Covarrubias, el pintor monero de quien actualmente hay una exposición de su obra en el Centro Banamex. Y de Osamu Tezuka, papá de Astroboy.

En el cine, soy fan de Jim Jarmusch, los hermanos Coen, Wes Anderson Jean-Pierre Jeunet, Terry Gilliam. Mi escritora favorita es Mary Shelley de Frankenstein. Me gustan mucho Kurt Vonnegut, Jorge Ibargüengoitia, Ursula K. Le Guin, Philip K. Dick, Julio Cortázar, Edgar Allan Poe. Gustos medio culposos, pero no indignos: Rosa Montero y Amélie Nothomb.

¿Si pudieras ilustrar la obra de un escritora o escritor famoso cuál sería?

Tengo el sueño de hacer una edición ilustrada de Frankenstein. Es mi novela favorita. Leí una versión de Frankenstein en un cómic siendo muy chiquito y luego de adolescente lo volví a leer. Me pareció la gran metáfora de la adolescencia y me gustó un montón. Es lo que se conoce como un gran clásico.

En 2018, tenía la ilusión de hacer una edición de Frankenstein y que el escritor Alberto Chimal tradujera la obra e hiciera una visión crítica. No conseguimos vender el proyecto. Tengo la ilusión de ilustrar una novela que se llama Vapor, de Julieta García, una escritora de mi generación. Me gustaría hacerla novela gráfica.

¿Qué monstruos políticos, robots ciudadanos y futuros distópicos observas en la sociedad mexicana?

El gran problema es que estamos muy polarizados. Creo que el discurso polarizador fue un gran error de la administración anterior —siendo simpatizante de la 4T—,  porque acabó dividiendo y creó mucha tensión en el país. Veo con mucha esperanza la vocación unificadora de nuestra presidenta.

No creo que México sea una distopía. Nuestra derecha parece que se hace la ciega, la sorda y la idiota. Es difícil dialogar con la derecha y la ultraderecha que descalifican a priori. Es momento de mucha esperanza, con todos los grandes retos en salud y seguridad.

¿Cuál de tus novelas gráficas te gustaría llevarle al cine?

Yo creo que El instante amarillo, justo es mi homenaje a Frankenstein. Rex Régum tendría mucha vocación cinematográfica por los dinosaurios y porque son muy atractivos. Son dos novelas gráficas que me gustaría ver en el cine. Con Rex Régum, el reto fue poder sostener el interés del lector porque son casi 300 páginas sin diálogos.

Cuando vi la película de Flow, la que ganó el Oscar, me di cuenta de que es posible hacer narrativas extensas con animales y sin diálogos. Hay algo en el zeitgeist, que permite hacer proyectos de este tipo. Pienso también en la película WALL-E, que ya es bastante vieja. Tiene un reto narrativo interesante.

¿Qué personaje o historias te faltan por crear?

Al final de año, saldrá mi novela El llanto del aire. Regreso a la ciencia ficción, mi gran amor literario de toda la vida. Se me conoce más por las novelas policiacas. El llanto del aire la planteé como una trilogía. Es un gran riesgo porque la ciencia ficción en México tiene una historia muy complicada

Estoy muy emocionado porque la compró Océano. Cuando trabajas con una editorial muy grande, la ventaja es que llega a muchos y a todas las librerías. Estoy trabajando un proyecto de cómics para niños. Hice 3 deseos: Un cuento de hadas punk para mi hija Sofía. A mi sobrino, le debo la aventura de un niño, su abuelo y un robot gigante.

Texto y Foto: Luis Reyes

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