Cuando Benedicto XVI renunció y se convirtió en Papa Emérito, lo que no ocurría desde el siglo XV, no imaginó que su sucesor iba a tener una visión tan distinta a la suya. Comenzó por lo tanto a emitir escritos que alimentaban la postura conservadora y se colocó como el contrapeso de Francisco, en un escenario en el que hubo dos Papas, uno en funciones y otro Emérito.

Así lo explicó en entrevista la Mtra. Raquel Saed Grego, académica del Departamento de Estudios Internacionales, quien detalló que, tal como ocurre en la política contemporánea global, la Iglesia católica también se está polarizando, con grupos de poder liberales y conservadores que pugnan por incorporar los temas de sus agendas en las discusiones del Vaticano, y están cada vez menos dispuestos a colaborar y hacer concesiones uno con otro.

Y si aún con la presencia de Benedicto había polarización en la Iglesia católica, es muy posible que ésta aumente ahora que falleció el Papa Emérito. Va a ser interesante observar en los próximos meses o años cómo va a operar Francisco, que se sentía un poco restringido por la presencia de Benedicto, y cómo reaccionará el ala conservadora del Vaticano, pues “la política es de contrapesos”, advierte nuestra académica IBERO.

Y la Iglesia católica tiene millones de fieles, a los cuales gobierna no como una nación, sino en cuanto a sus valores morales. Por ello es tan poderosa que puede llegar a cambiar muchas de las estructuras, explica Raquel Saed, no solamente en cuestión de fe, sino en la forma en que moralmente se ve el mundo y en los movimientos políticos y sociales.

Un ejemplo significativo es que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se enfrenta a la presión de los grupos conservadores católicos lidereados por el cardenal de Nueva York, Timothy Dolan. Y en general, la influencia de estos grupos de poder (también con peso económico) se manifiesta como lobbys, cabilderos o grupos de presión en los espacios políticos.

Si bien en este momento sería muy radical un viraje hacia la izquierda, Francisco puede ser el paso para las siguientes generaciones. Y en este contexto, no hay que perder de vista que el Cónclave que eligió a Joseph Ratzinger no fue el mismo que eligió a Bergoglio, sino una nueva generación, y el que elegiría en el futuro a un sucesor también sería distinto, con cardenales, muchos de ellos confirmados por Francisco, provenientes de muy diversos lugares, tanto de América Latina como de África y regiones de Europa fuera del Vaticano. Sencillamente “no sabemos cómo sería su elección”.

El propio Francisco dijo que no iba a esperar a morir para dejar el papado, que tal vez renunciaría antes si sentía que no estaba en posibilidades de seguir como Papa. Pero esta decisión no tendría que ver con un tema moral o ideológico, sino con una preferencia personal. Habrá que prestar atención a lo que pase ahora, no solo para la Iglesia católica sino en el plano político, concluyó la internacionalista.

Texto: Yazmín Mendoza

Notas relacionadas:

Benedicto XVI: cercano a América Latina y defensor de los DDHH

Joseph Ratzinger, el teólogo que abordó el sentido del cristianismo

Benedicto XVI: el incansable defensor de poblaciones migrantes

Benedicto XVI: ¿para qué educar en humanidades?

Benedicto XVI, el rostro de un teólogo del siglo XX

Benedicto XVI, mejor papa que prefecto