¿Cuál es la diferencia entre depresión y ansiedad? Académica IBERO nos explica

Vie, 4 Ago 2023
Se encuentran entre las condiciones mentales más prevalentes a nivel mundial y aumentaron un 25% a raíz de la pandemia, pero ¿qué son y cuáles son sus implicaciones?
  • La depresión y la ansiedad aumentaron 25% tras la pandemia, de acuerdo con cifras de la OMS.

Si bien la pandemia por Covid-19 puso sobre la mesa el tema de la salud mental --que históricamente ha tenido una carga estigmatizante--, a partir de 2020, la “popularización” de términos asociados a condiciones mentales han llenado las redes sociales, no siempre explicados con el rigor que un asunto de salud pública requiere.

Es por ello, que en la Universidad Iberoamericana nos hemos acercado a las y los académicos del Departamento de Psicología y el de Educación para abordar temas relacionados con salud mental y condiciones mentales, tales como la depresión y la ansiedad, que según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aumentaron un 25% a nivel mundial a raíz de la pandemia.

¿Qué son depresión, ansiedad y cuáles son sus diferencias? La Dra. Karla Chávez Mendoza, académica del Departamento de Psicología de nuestra IBERO y autora del libro Depresión: Manual de intervención en Habilidades Sociales, nos lo explica. 

Depresión: ¿qué es y cómo saber si la tenemos?

Generalmente, cuando nos sentimos decaídas o decaídos decimos que estamos tristes o deprimidos; sin embargo, estos términos no son sinónimos (en esta nota te explicamos sus diferencias), la Dra. Karla Chávez nos dice que la depresión “es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por muchos síntomas, los principales, que se ha visto en todas las culturas, son indefensión y desesperanza; que se manifiestan en pensamientos como ‘no hay nada que yo pueda hacer’ y ‘la vida no tiene mucho sentido’”.

“Otros síntomas, que pueden variar de persona a persona, son el llanto fácil, fatiga, problemas en el sueño --dormir demasiado o tener insomnio--, cambios de hábitos alimenticios --tanto comer demasiado, tener mucha hambre, o lo contrario, una gran falta de apetito--, algunas y algunos pacientes también manifiestan problemas de motricidad o de concentración”, señala la Dra. Karla

Sobre cómo detectar si la estamos padeciendo, la académica menciona: “Hay una percepción de vacío, de tristeza, de sin sentido, de perder la motivación de cosas que antes nos movían; esas son usualmente las principales características, hay otras que podríamos ver más sutiles como sentirnos menos tolerantes, más irritables o de tener una visión de desconocernos a nosotras y nosotros mismos”.

Ansiedad: ¿qué es y cómo nos afecta? 

Quizá porque culturalmente no se nos enseña a reconocer nuestras emociones, como en el caso de la depresión y la tristeza, la ansiedad muchas veces se confunde con la angustia o la incertidumbre; al respecto, la Dra. Chávez señala que no son equivalentes: 

“La angustia es una emoción y la ansiedad es una respuesta fisiológica de nuestro cuerpo ante una amenaza, sea externa, real, o interna, imaginaria, en la que se activa el sistema nervioso simpático”, esto quiere decir que nuestro cuerpo genera una respuesta para huir, atacar o congelarnos ante una situación de riesgo”.

Aunque la ansiedad es una respuesta normal de nuestro organismo, la Dra. Karla explica que “el problema radica en que esta activación a veces no responde a una realidad y es más imaginario lo que nos hace tenerla; por ejemplo, una realidad que no estamos viviendo en este momento y que no sabemos si pasará en el futuro, pero que nos produce sensaciones físicas como palpitaciones, sudoración, adormecimiento de ciertas partes del cuerpo, sensación de hormigueo o dolor de cabeza”.

¿Se pueden presentar juntas la depresión y la ansiedad?

Ya hemos visto a grandes rasgos sus características y la académica nos explica que: “usualmente vienen de la mano a nivel biológico, pero podríamos decir que, muchas veces, la depresión viene después de la ansiedad porque ésta nos hace huir como forma natural de respuesta y esta huída ante ciertas situaciones -que da nuestro cuerpo como prevención de un riesgo- hace que perdamos muchas de las cosas que nos son disfrutables”.

Esto implica que, por ejemplo, “te gustaba salir y dejaste de hacerlo, ya no estás atenta o atento a las cosas que te perecían lindas o que disfrutabas hacer afuera; eso nos hace perder los reforzadores naturales que nos hacen sentir motivados”.

“Con la pérdida de esos reforzadores naturales, de estas cosas que nos gustan, empezamos a vivir en un sin sentido; por otra parte, cuando la ansiedad es muy abrumadora, nos da esta sensación de indefensión de ‘yo no puedo hacer nada de esto’ y con esto ya no es el afrontamiento solo de algo externo, sino de esta experiencia interna de ‘yo no puedo hacer nada’ y este mismo sentido de indefensión nos genera desesperanza”, dice la Dra. Karla Chávez.

Si sientes que necesitas ayuda, recuerda que la Universidad Iberoamericana cuenta con una Clínica de Bienestar Universitario (CBU), que brinda atención psicológica a nuestra comunidad y ofrece talleres gratuitos para el estudiantado y las y los colaboradores de la universidad.

¿Cuál es la importancia de hablar sobre salud mental? 

De acuerdo con datos del informe World mental health report: transforming mental health for all, publicado por la OMS en junio de 2022, “una de cada ocho personas en el mundo vive con una condición de salud mental, entre las que se incluyen: trastornos mentales, discapacidades psicosociales y otros estados asociados con una gran angustia o un deterioro que no permite a las personas ser funcionales o las pone en riesgo de autolesionarse”.

Dicho reporte de la OMS, señala que a pesar de las implicaciones sociales y económicas que la salud mental tiene en el desarrollo de las naciones, a nivel mundial, del presupuesto destinado a salud, en promedio, sólo el 2% va dirigido a la salud mental. Esto implica que, en la mayoría de los países, la atención psicológica y psiquiátrica dependa del sector privado.

En el caso de México, donde según datos de la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, de los 21.4 millones de mexicanas y mexicanos con un empleo formal, sólo el 20% tiene un sueldo mayor a 20 mil pesos, recurrir a servicios privados de salud mental resulta imposible; por lo cual, es importante visibilizar que la salud mental es importante para el desarrollo del país y debe tomarse en cuenta en las políticas públicas y los presupuestos nacionales.

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Por: Laura Herrera Camarillo. Imágenes: Unsplash y Pixabay.

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