Madre buscadora invita a jóvenes IBERO a que aporten su conocimiento para resolver crisis de desapariciones

Mié, 16 Oct 2024
El Departamento de Ciencias Sociales y Políticas organiza evento con las activistas María Herrera Magdaleno y Tita Radilla, así como con el buscador Juan Carlos Trujillo Herrera
  • María Herrera Magdaleno y la Dra. Yael Siman.
  • María Herrera Magdaleno agradeció la apertura al diálogo de la IBERO.
  • Dra. Yael Siman y Tita Radilla.
  • Tita busca a su padre desde hace 50 años.
  • Juan Carlos, hijo de María Herrera, y compañero de lucha.
  • El evento se realizó en el marco de los 60 años de la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública.
  • La estudiante Lucía Panqueva fue clave en la organización del encuentro.

“Cuando a una madre le arrebatan a un hijo, le arrebatan todo, acaban con todo”. Esas palabras fueron parte del testimonio que María Herrera Magdaleno, madre de ocho hijos, cuatro desaparecidos, compartió en la Universidad Iberoamericana durante un evento con familiares de personas ausentes, como parte de las jornadas académicas del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas, durante el cual la también activista lanzó una invitación a nuestro alumnado: utilizar todo el conocimiento que poseen para apoyar a quienes trabajan día a día para dar con el paradero de un ser querido.

Dirigido por la Dra. Yael Siman y la estudiante Lucía Panqueva, el evento se realizó para conmemorar los 60 años de la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública, y contó también con la participación de Juan Carlos Trujillo Herrera, hijo de María Herrera, y Tita Radilla, hija de Rosendo Radilla, campesino que fue víctima de desaparición forzada en 1974, durante el periodo histórico conocido como Guerra Sucia, que inició en 1964 y concluyó en 1982 y se caracterizó por la aplicación de medidas de represión militar y política en contra de integrantes de movimientos sociales.

María Herrera Magdaleno (sus hijos Raúl y Jesús desaparecieron en 2008, y Gustavo y Luis Armando desaparecieron en 2010), agradeció a la IBERO por su apertura al diálogo y reflexión en torno al fenómeno de la desaparición forzada, y compartió que durante su lucha ha encontrado apoyo en el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, o Centro Prodh, de la Compañía de Jesús, de la cual también forma parte nuestra Universidad.

 

"Familiares de desaparecidos y desaparecidas buscan huesos humanos mientras que quienes ostentan el poder buscan 'huesos políticos'”.

 

 

En opinión de María, en las y los jóvenes universitarios, como los de la IBERO, pueden encontrarse a futuros gobernantes y líderes políticos con sentido de responsabilidad y calidez humana, ya que, con quienes gobiernan actualmente México “no hay manera de entendernos”, dado que familiares de desaparecidos y desaparecidas buscan huesos humanos mientras que quienes ostentan el poder buscan 'huesos políticos'”.

La madre buscadora afirmó que al buscar a sus cuatro hijos, también lucha para apoyar a todas y todos los familiares de las miles de personas ausentes de México, proceso en el que se ha expuesto a todo tipo de riesgos, al igual que quienes la apoyan, como su hijo Miguel, que tras haber sido mordido por garrapatas en medio de las tareas para dar con sus hermanos ahora enfrenta problemas de salud que ponen en riesgo su vida.

María confesó que, desde su perspectiva, es muy probable que sus cuatro hijos desaparecidos hayan muerto ya, por lo que su objetivo actual es dar con el paradero de sus restos para sepultarlos en paz.

La luchadora social lamentó que en la búsqueda de sus hijos hay madres que han muerto sin saber qué hubo detrás de los casos de desaparición que les afectan, y aunque sus batallas han ayudado a dar forma a leyes, éstas no se aplican de manera correcta.

Aunque el caso de María ha llegado a instancias internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la originaria de Michoacán advirtió que “el país se está hundiendo” y que “todo lo que se dejó de hacer” desde hace décadas, cuando la crisis de desaparecidos se agudizaba, "está repercutiendo ahora”, y las omisiones de hoy en día pondrán en riesgo a cada vez más ciudadanos y ciudadanas: “todos estamos en peligro”.

Como ejemplo de su afirmación, aseguró María, está el caso de Tita Radilla, quien lleva 50 años tratando de saber qué sucedió con su padre, y ha enfrentado irregularidades en las investigaciones e incluso la negación del Estado mexicano para cumplir con sentencias de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) para reparar el daño.

“Lo que más deseo de corazón es que nadie de aquí ni nadie más sufra esta tragedia”, dijo María, quien ve el esfuerzo emprendido por ella, y por todo individuo que busca a un desaparecido, como una semilla que “si cae en el lugar correcto, dará frutos que beneficiarán a todas y todos".

Juan Carlos, hijo de María que le acompaña en su búsqueda, lamentó que al terminar el periodo del último presidente de la República haya casi 120 mil personas cuyo paradero se desconoce: “estamos mal y cada día estamos peor”.

El activista confesó que la desesperación por dar con sus hermanos, alimentada por los pocos resultados de las instituciones en las que creyeron, les han obligado, incluso, a buscar puentes con integrantes del crimen organizado.

“En México, para buscar a un desaparecido, no hay condiciones si no las creas”, señaló Juan Carlos, y reconoció el trabajo de quienes, como María, se juegan la vida para dar con la verdad: “por primera vez, las madres salen en medio de un conflicto armado para ponerle el pecho a las balas”.

La familia de María y Juan Carlos realiza una colecta para ayudar a solventar los gastos médicos derivados de las afectaciones a la salud del buscador Miguel; puedes conocer su historia y aportar a la causa dando clic aquí.

Texto y fotos: Jorge Luis Cortés

 

Notas de interés:

 

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