Presentan en IBERO breve visión de informe sobre IES y la Agenda 2030

Mié, 30 Mar 2022
El documento lleva por nombre ‘Acciones basadas en el conocimiento: Transformando la educación superior para la sustentabilidad global’
Fue elaborado por el Grupo Global de Expertos Independientes sobre las Universidades y la Agenda 2030 (EGU2030)
  • Dr. Francisco Urrutia de la Torre, secretario ejecutivo de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL).
  • Mtra. Sylvia Schmelkes del Valle, integrante del EGU2030 e investigadora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE).
  • Mtra. Dulce María Ramos Mora, coordinadora del Programa Universitario para la Sustentabilidad.

Una breve visión general de Acciones basadas en el conocimiento: Transformando la educación superior para la sustentabilidad global, informe elaborado por el Grupo Global de Expertos Independientes sobre las Universidades y la Agenda 2030 (EGU2030), fue presentada y comentada en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

El Dr. Francisco Urrutia de la Torre, secretario ejecutivo de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL), comentó que el Informe advierte que, sin la colaboración de universidades, institutos de estudios superiores y centros de investigación, será prácticamente imposible lograr los objetivos para el desarrollo sostenible (ODS).

“Este postulado se sostiene en la capacidad de nuestras instituciones para desarrollar conocimiento, educar e incidir públicamente, como pocos agentes sociales pueden hacerlo, y se les invita a hacerlo no de cualquier modo, sino con algunos énfasis plenamente universitarios”.

Además de señalar que “el cambio climático no nos está dando el lujo de hacer transformaciones paulatinas a la manera en que orientamos, priorizamos, comunicamos nuestra investigación e incidimos en políticas públicas”, el doctor mencionó que otro énfasis del documento es la necesidad de que se reafirme la perspectiva de derechos humanos como orientación de la investigación que se realiza en las instituciones de educación superior (IES).

“La perspectiva de derechos humanos pareciera centrarnos más bien en lo social, pero esto no puede referirse sin su vinculación, de nuevo, con lo ambiental. Por esta razón me parece muy adecuado que las universidades jesuitas de América Latina estemos empleando crecientemente el adjetivo socioambiental para referirnos a la orientación que hemos de dar a la investigación, la formación y la incidencia a nuestro cargo”.

El Informe, continuó el Secretario de AUSJAL, también recomienda hacer explícitos los principios y valores de las IES y pensarlos críticamente, es decir, compararlos y contrastarlos con los ODS; convertir a la sustentabilidad en una práctica toral de la vida universitaria, abordada interdisciplinariamente en estructuras, programas y actividades sustantivas; y destaca que comunicar y democratizar el conocimiento es una responsabilidad universitaria, frente a la inequidad y exclusión.

Urrutia de la Torre consideró que el sello de la IBERO, y por ello la educación jesuítica, está también plasmada en el documento y adecuadamente entretejida en él. El texto demanda un sólido fundamento ético, holístico, interdisciplinario y abierto a la diversidad comunitaria experiencial, y se compromete con la sustentabilidad y la inclusión; “esto lo hemos escuchado antes en la IBERO, en AUSJAL y en la propia UNESCO” (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, que en octubre de 2020 lanzó el EGU2030).

Las recomendaciones del Informe

La integrante del EGU2030 e investigadora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la IBERO, Mtra. Sylvia Schmelkes del Valle, dijo que el documento presenta un conjunto amplio de recomendaciones, entre las que destacó: que las universidades expliciten sus principios y valores, y promuevan su discusión y la conciencia sobre los mismos; promuevan el pensamiento crítico, un valor esencial que debe hacerse explícito; y que la sustentabilidad aparezca como un propósito central, reflejado en su estructuras, programas y actividades.

Con el fin de enfrentar problemas complejos: las universidades deben incorporar enfoques inter y transdisciplinarios en sus actividades de formación e investigación; deben transitar hacia la visibilización de otras formas de conocer, aprender y compartir conocimientos, y hacia el diálogo epistemológico con diversas comunidades; es necesario que reconozcan su responsabilidad en compartir y democratizar el conocimiento, en la promoción de la conciencia respecto de las consecuencias de formas no sostenibles de producir y consumir, y de los problemas de exclusión  e inequidad; y se recomienda progresar hacia una más equitativa representación de todos los estratos y grupos sociales en el estudiantado y en el cuerpo académico.

Entre las recomendaciones para la función formadora de las universidades están: proporcionar a los estudiantes una sólida formación ética, que derive en el compromiso por una búsqueda de la sustentabilidad y por la lucha por la inclusión en todas sus actividades; desarrollar programas inter y transdisciplinarios relacionados con asuntos de sustentabilidad; incluir cursos obligatorios sobre sustentabilidad en todos los programas de estudio; la educación debe ser inclusiva e intercultural, y promover el respeto a todas las culturas y sistemas de conocimiento; los estudiantes requieren más oportunidades de involucrarse en actividades experienciales y dialógicas con diferentes comunidades presentes en la sociedad; y debe fomentarse la participación de estudiantes y académicos en torno a la sustentabilidad.

Las recomendaciones para la investigación: las universidades nunca deben dejar de proteger y de incrementar su libertad académica, para promover el cambio sistémico; deben transitar hacia dejar atrás la división entre la investigación básica y la aplicada; deben incentivar proyectos y programas de investigación que traten sobre la pérdida de la naturaleza, el cambio climático y las desigualdades; las humanidades y las ciencias sociales deben formar parte de todo proyecto inter y transdisciplinar; deben experimentarse metodologías alternativas de investigación con el fin de progresar hacia la coproducción de conocimientos con diversas comunidades; conviene revisar los sistemas de ranking y criterios de acreditación de programas que disuaden la investigación colaborativa; y las universidades deben avanzar hacia las publicaciones de acceso abierto y hacia las políticas de ciencia abierta.

Y en las recomendaciones para la vinculación: se enfatiza la necesidad de una vinculación proactiva y de involucramiento con comunidades; se observa una necesidad de una mayor participación de las universidades en la formulación de políticas públicas y ambientales, y en la colaboración intersectorial; deben multiplicarse las actividades tendientes a la toma de conciencia a nivel social de los problemas de la sustentabilidad y los objetivos de desarrollo sostenible (ODS); deben fortalecerse las alianzas entre las instituciones de educación superior (IES); y deben perseguirse relaciones horizontales y productivas que enfaticen el desarrollo de capacidades en torno a la sustentabilidad.

Por su parte, la Mtra. Dulce María Ramos Mora, coordinadora del Programa Universitario para la Sustentabilidad de la Iberoamericana, enfatizó que el Informe advierte que faltan sólo ocho años para el 2030, que es el plazo establecido por la Agenda, y reconoce que será difícil alcanzar los ODS planteados por las naciones del mundo en el 2015. Es así que el desafío para las IES es cómo lograr compromisos más contundentes que conduzcan a transformaciones más rápidas y determinadas.

“A pesar de que las universidades han ido incorporando paulatinamente la sustentabilidad a sus agendas, principalmente mediante la creación de programas académicos, la incorporación de asignaturas a los planes y en la gestión de sus campus, la gravedad de la crisis global demanda transformaciones mucho más profundas, de mayor alcance y más urgentes”.

El documento, prosiguió, resalta la necesidad de que la Agenda 2030 y los ODS se coloquen en el corazón de las universidades, y que esto se refleje en las estructuras, programas y actividades de las instituciones. Para ello, señala el Informe, es urgente que las instituciones lleven a cabo un ejercicio de autocrítica, reflexionen sobre sus propias prácticas, currículos y políticas de investigación, e identifiquen y eliminen las barreras que les impiden llevar a cabo las transformaciones necesarias a la velocidad que imponen los desafíos del presente.

El Informe aporta muchos elementos valiosos para reorientar las universidades hacia la sustentabilidad, hace amplias recomendaciones para la educación, la investigación, la divulgación y para la participación de la comunidad, así como otras específicas dirigidas a contar con apoyos externos, y también muestra múltiples casos de interesantes iniciativas emprendidas por instituciones de educación superior del mundo que pueden servir de referencia e inspiración para otras universidades, concluyó Ramos.

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