Tras el paso del huracán Otis en Guerrero, el pasado 24 de octubre, la situación en la que la población vive actualmente no ha mejorado; hogares destruidos, personas desaparecidas, familias sin un lugar al que puedan regresar para descansar, viviendo el trauma de haber perdido a un ser querido, son situaciones que no son fáciles de afrontar, por lo que la atención psicológica es requerida de manera urgente, pero no por tiempos cortos, sino hasta que la persona se encuentre en una mejor condición emocional, así lo indicó la Dra. Alejandra Domínguez Espinosa, académica del Departamento de Psicología de la IBERO.

Fue el 9 de noviembre cuando el Gobierno de México, a través del Diario Oficial de la Federación (DOF), dio por terminada la Declaratoria de Emergencia para dar inicio a la Fase de Reconstrucción y Recuperación en Acapulco y Coyuca de Benítez. De acuerdo con la académica, esto no significa que la población afectada ya no requiera apoyo, sino más bien, que ahora se verá si la ayuda que se dio será suficiente para afrontar esta situación desfavorable.

Para la especialista, la atención psicológica debe ser llevada hasta que emocionalmente las personas afectadas se encuentren estables, pues advirtió que un mal tratamiento podría desembocar en trastornos que empeoren la situación de las personas, e incluso podrían caer en el mundo de las drogas.

Explicó que de acuerdo a las Naciones Unidas (ONU), en el Marco Sendai para la reducción del riesgo de desastres, no se contempla la atención psicológica como necesidad urgente ante una catástrofe. Sin embargo, la académica señaló que a pesar de esta declaratoria, sí es importante que las víctimas de algún hecho desafortunado reciban la atención necesaria.

“El marco Sendai abarca muchos tópicos que tienen que ver con la preparación, la mitigación y la recuperación, sin embargo, la atención psicológica no aparece como prioridad, lo cual resulta un poco llamativo y complicado”.

La Dra. Alejandra Domínguez indicó que desde la psicología se espera que la atención mental sea tomada en cuenta, pues dijo que el tratamiento debe darse los días posteriores a la emergencia, tanto a corto como a largo plazo.

Informó que la atención debe ser adecuada para cada individuo, ya que factores como la edad, género, situación económica, religión, etc., deben ser tomados en cuenta a la hora de atender a las y los afectados. Agregó que las reacciones más comunes ante estos hechos se reflejan en angustia y depresión, provocando el sentimiento de sentirse culpable por no poder hacer nada.

La especialista indicó que entre los padecimientos que una persona podría padecer están los sueños recurrentes, los cuestionamientos espirituales, los problemas de memoria, los pensamientos de soledad y devastación, la incertidumbre, la irritabilidad, las pesadillas, los sentimientos de desconfianza, el llanto, etc.

Reiteró que la atención psicológica debe ser adecuada para cada edad, y puso de ejemplo a los menores de edad, los cuales suelen desarrollar ansiedad por separación, es decir, que tienen un miedo extremo a que sus padres les abandonen incluso si es por tiempos cortos. Otro padecimiento frecuente es que se vuelven personas calladas y tímidas.

“Cuando les dicen a los papás no te vayas, por favor, no me dejes solo, realmente eso es a lo que se refiere la ansiedad por separación. Por ejemplo, miedo a la oscuridad, a lo mejor el infante ya había pasado esa etapa y después del desastre lo volvió a generar".

Dijo que todo este conjunto de síntomas requiere un manejo pertinente para poder ser llevado de la mejor manera, ya que las niñas y los niños son muy susceptibles a este tipo de situaciones. Añadió que el proceso de recuperación es diferente para cada persona, por lo que el tiempo de sanación depende de cada una.

Indicó que el enfrentamiento a los problemas tiene una vida a largo plazo, por lo que un problema que podría tener solución en seis meses, quizá lleve más tiempo.

“Cuando pasa un tiempo tras los hechos, realmente empieza un deterioro emocional de la población, ahí encontramos que entre las razones para sentirse así de ansiosos y deprimidos, son consecuencias de ese evento que pasó hace dos, tres, cuatro meses”.

Por último, aseguró que se necesitan especialistas que vean antes, durante, después y a largo plazo esto de las emergencias, pues reiteró que esto va a ser cada vez más frecuente y que vamos a necesitar expertos y expertas que se adecuen a estos hechos.

Texto y foto de la Dra. Alejandra Domínguez:

Alberto Elihú Cortés Hernández

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