Retos de la salud mental en México: Desesperanza, pobreza y violencia
En una década, el consumo de sustancias psicoactivas se elevó 26% en México, de acuerdo con el Informe Mundial sobre las Drogas 2022, publicado por la UNODC, que se basa en datos de 2010 a 2020. A esta problemática, se suma un incremento del 25% en la prevalencia de ansiedad y depresión reportada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en junio de 2022. ¿Cuál es el panorama que enfrenta nuestro país ante estos retos de salud mental?
Sobre ello nos habló la Dra. María Elena Medina Mora, egresada de la Universidad Iberoamericana y actual Directora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), durante las “Jornadas sobre prevención de adicciones” celebradas en nuestro campus en el marco del “Día Mundial de la Salud Mental”.
El primer reto que enfrenta México, es que “si juntamos salud mental y drogas, estamos en la media mundial de incidencias entre la población; sin embargo, nos encontramos en el penúltimo lugar en cuanto a acceso a tratamientos y eso nos hace necesitar nuevas políticas para poder realmente proteger a las personas”, explicó la Dra. Medina ante estudiantes que llenaron el Auditorio de la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero de la IBERO.
¿Qué significan esos datos? Indican que las y los mexicanos con problemas de salud mental o abuso de sustancias tienen dificultades para acceder a un tratamiento porque el presupuesto que nuestro país destina a ese rubro es muy bajo: “La inversión a nivel mundial es de 2.8%, nosotros estamos por debajo, incluso, de países de América Latina; además, el dinero se destina sobre todo al tercer nivel de atención, por lo cual, requerimos una reforma para que las personas con estas condiciones y sus familias reciban atención”.
Según un informe publicado en 2020 por el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), entre 2013 y 2021, en promedio, en México se destinó sólo el 2.1% al rubro de salud mental, del total de presupuesto otorgado al sector salud. Esta situación ha dejado fuera a las personas que no tienen los ingresos suficientes para acceder a la atención médica y a un tratamiento y eso “tiene un impacto en la productividad económica del país”.
Otro desafío está en que, oficialmente, “la mortalidad relacionada con la salud mental es pequeña, pero no se está incluyendo la carga atribuible al suicidio, se calcula que las personas con alguna condición mental tienen una esperanza de vida 10 o 15 años menor; por ello, cuando hablamos de prevenir, no se trata solamente de que no aparezca una enfermedad, sino que quienes se encuentren en esa situación accedan a un tratamiento y mejoren su calida de vida”, señaló la Dra. Medina Mora.
La egresada de nuestra IBERO también explicó que la pobreza es un factor de riesgo para padecer complicaciones de salud mental; sin embargo, hay factores genéticos y ambientales que pueden influir, por ejemplo, citó un estudio en el que participó, el cual se aplicó a 72 mil niñas y niños de la calle en diferentes estados del país, muchos estaban en condiciones lamentables, pero otros se mantenían en buenas condiciones de salud y notaron que se debía a que “muchas y muchos vivían con su familia y estaban trabajando en la calle para llevarles dinero, encontramos que a pesar de su situación de pobreza, la escuela y sus familiares, eran un factor muy importante”.
Durante más de una hora, la Dra. María Elena citó varios estudios en los que se demostraba la correlación entre situaciones de pobreza y violencia, con el desarrollo de condiciones mentales y adicciones. Sobre qué se puede hacer para prevenir, señaló que la infancia es un periodo determinante, “la enfermedad mental parental tiene que ver con una probabilidad mayor de depresión, ansiedad y problemas de conducta”.
Respecto de las adicciones, mencionó que “si las mamás y papás abusan del alcohol, hay una mayor probabilidad de consumo entre su hijas e hijos, pero, en una encuesta realizada en México, se mostró que la conducta criminal de los padres aumentó 6.6 veces el riesgo de que las y los chicos usaran drogas”.
Finalmente, la Dra. Medina Mora subrayó la importancia de la prevención, de cuidar la salud mental de las personas desde la infancia, de reforzar los factores de protección y mejorar los ambientes para las y los niños; asimismo, que las personas en situación de pobreza también tengan acceso a tratamientos y atención médica, lo cual los alejará del consumo de sustancias.
¿Sientes que tu salud mental no está en su mejor momento? Te recordamos que la IBERO cuenta con una Clinica de Bienestar Universitario (CBU), que brinda atención psicológica a nuestra comunidad y ofrece talleres gratuitos para el estudiantado y las y los colaboradores de la universidad.
Por: Laura Herrera Camarillo.
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