Doce criterios a seguir para un desarrollo ético de la Inteligencia Artificial

Vie, 18 Ago 2023
El Dr. José Sols Lucia, académico de Ciencias Religiosas de la IBERO, sostiene que antes de dar un paso en el llamado progreso técnico, “hay que pensar con calma qué consecuencias tendrá o qué aportará a la sociedad y al ser humano”
Cuidar la parte humana es fundamental para el desarrollo de la IA, puntualiza
  • Ameca, humanoide creado por la empresa Engineered Arts. ( www.engineeredarts.co.uk/)

“Vivimos a la sombra de un momento geopolítico desafiante, no solo se trata del retorno de la guerra, o de la magnitud de la emergencia climática, sino del desarrollo de tecnologías emergentes que en campos tan complejos como los de la biotecnología, el procesamiento masivo de datos o la Inteligencia Artificial (IA), plantean preguntas éticas que a todas y a todos nos conciernen”, opinó el Rector Luis Arriaga Valenzuela, S.J., durante su participación en la celebración de los 80 años del Departamento de Filosofía.

Ante el cuestionamiento sobre el futuro de la ética y su aplicación en las nuevas tecnologías, el Dr. José Sols Lucia, académico del Departamento de Ciencias Religiosas en la Universidad Iberoamericana, opinó que la IA debe mantenerse como un instrumento al servicio del ser humano y del bien común.

 

Para el también autor del libro, “Ética de la Inteligencia Artificial: El caso de los soldados robot”, antes de dar un paso en el llamado progreso técnico, “hay que pensar con calma qué consecuencias tendrá o qué aportará a la sociedad y al ser humano”.

De acuerdo con el Dr. Sols Lucia, la técnica sigue una tendencia a la autonomía, lo que significa que la tecnología se desarrolla por su propia cuenta sin que nosotros controlemos su avance. También advirtió lo que los antiguos filósofos decían, “no hagamos todo lo que es técnicamente posible”.

“Hay que pensar primero en clave antropológica y decir: ¿Realmente este paso de la técnica uno (lo que teníamos) a la dos (lo que podemos lograr), conviene hacerlo?, indicó el académico.

Agregó que si bien es imposible pronosticar todas las consecuencias que podrían generar los avances tecnológicos, recalcó que sí es necesario considerar que algunos problemas actuales irán en aumento.

“Una técnica puede generar desempleo y aumentar la desigualdad - porque puede ser que vayan a adquirirla los que ya tienen unas posibilidades técnicas mayores - y por tanto se aumente lo que se llama la brecha digital”, indicó Sols.

Asimismo, José consideró que los avances tecnológicos de los que hemos sido beneficiados están lejos de mostrar toda su capacidad y riesgos. Aseguró que a pesar de que la actual tecnología es sorprendente, todavía se trabaja para mejorarla. “El momento crucial para mí, será cuando todos los programas informáticos y todos los robots se integren en uno solo, y esto acabará llegando”.

Respecto a cuál es la postura de la religión católica sobre estos temas, el académico indicó que todo avance tecnológico debe ser estudiado de manera detallada para así dar un juicio claro sobre su uso.

“La iglesia dice discernimiento, hay que pensar las cosas con calma, con responsabilidad, y hay que asegurarse de que la técnica sea un instrumento que siempre controlamos nosotros. Es decir, que la técnica sea nuestros brazos más largos y más fuertes, pero no nuestro cerebro ni alma”, concluyó el experto.

Para lograr un avance correcto, el académico propone doce criterios:

1.- El tema de la IA no es binario: sí/no. Se puede entrar en este terreno con prudencia, sin por ello aceptar todo lo técnicamente posible. Hace falta para ello discernimiento ciudadano, corporativo, científico y político, tanto nacional como internacional.

2.- La sociedad ha de poder participar en el debate acerca de la IA. No puede ser que ejércitos, gobiernos, empresas y científicos tomen decisiones que afectaran a toda la sociedad sin que esta haya sido consultada.

3.-Hay que pensar bien cómo proceder para que el desarrollo de la IA no incremente la desigualdad social – la famosa “brecha digital”, que sería ahora “brecha tecnológica” – sino, al contrario, que abarque a toda la humanidad – sin imposiciones – y que contribuya a una mayor igualdad social.

4.- Hay que pensar cómo la IA podría desarrollarse sin generar más desempleo.

5.- Deberíamos buscar el modo en que la IA se implementara sin perjuicio del conocimiento humano.

6.- Nunca los robots deberán ser tratados como personas, ni siquiera como “semi-personas”. Son solo máquinas, sistemas informáticos, constructos técnicos, nada más.

7.- Todo robot deberá pertenecer en todo momento de su existencia a una persona, empresa o gobierno que se hará responsable al 100% de sus actos.

8.- Los gobiernos democráticos deberán controlar con transparencia los sistemas informáticos con que se programarán los robots.

9.- Deberá haber una agencia mundial de IA, dependiente de la ONU, que controle lo que se está investigando y produciendo en todo el mundo.

10.- Hay dos líneas rojas que nunca se podrán cruzar:

       a. Sustituir la dignidad humana por la existencia de un robot, o tratar de equiparar a ambas.

       b. Dotar de tal autonomía a los robots que el ser humano pierda el control sobre ellos.

11.-En lo referente a los soldados robot, nunca deberán tener total autonomía. Deberán ser siempre dependientes (teledirigidos) o, como mucho, semi-autonomos. (No obstante, lo mejor es suprimir definitivamente las guerras por absurdas

12.- En el desarrollo de la IA habrá que ir por etapas, y al final de cada etapa habrá que evaluar exhaustivamente los resultados. No se pasará a la siguiente etapa si la valoración lenta y detallada de la anterior ha sido negativa.

Texto:  Alberto Elihú Cortés Hernández

Del 29 al 31 de agosto de 2023 tendrá lugar en la IBERO el foro “Construyendo el futuro de la Inteligencia Artificial”, un espacio en el que, por tres días, representantes de la academia, estudiantes, instituciones e industria, dialogarán en nuestra Universidad sobre el estado actual de esta tecnología en desarrollo.

 

 

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